IX. Paz.Shawn entra a la recámara luego de haberse pasado casi todo el día metido en su despacho.
Son apenas y las nueve de la noche, pero yo ya me encontraba en pijama, acostada en mi lado de mi cama abrazando una almohada.
Observo cómo comienza a desvestirse hasta quedar únicamente en bóxers y sin más se mete a la cama tomando parte de la sábana para taparse. No dice una sola palabra y se acuesta dándome la espalda, no sabía que le estaba sucediendo ahora.
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Me despierto percatándome de que me encuentro sola. La habitación está en total oscuridad por lo que me estiro para encender la luz, ajustó mi visión centrándome en el reloj y este marcaba las tres con cuarenta minutos de la mañana.
Me pongo de pie, mis pies descalzos hacen contacto con el piso helado y un escalofrío recorre mi cuerpo, pero no me molesto en calzarme y me dirijo al baño, la luz de este se encontraba apagada, por lo que sé que Shawn no se encuentra ahí, pero igual me adentro para poder hacer pipí y enjuagar tanto mi rostro como mi boca, al terminar, me calzo y busco un abrigo largo para ponerme sobre la pijama, finalmente salgo de la habitación y voy directamente al despacho creyendo que Shawn se encontraría ahí, pero no estaba.
Pienso en ir a la biblioteca, pero decido mejor acercarme a uno de los guardias y preguntarle si había visto al rey. El guardia hace una reverencia y después me indica que había marchado al jardín.
Me sorprende un poco su respuesta, ¿qué hacía Shawn de madrugada en el jardín tomando en cuenta también las bajas temperaturas?
Guió mis pasos hasta el lugar indicado, veo la puerta que da al jardín abierta de par en par, y a unos pasos más adelante veo la figura varonil de Shawn con un abrigo negro, estaba nevando, pero a él parecía no importarle.
Me acerco abrazándome a mi misma, el frío aire azotaba mi rostro y no entendía como Shawn podía estar aquí como si nada, apenas y llevaba unos segundos fuera y ya estaba muriéndome de frío.
Shawn voltea, probablemente al escuchar mis pasos, su entrecejo se frunce. —Te vas a enfermar, regresa a la recámara. —No hay calidez en su voz, en si, solo me está dando una orden.
—¿Qué haces aquí? —Le pregunto pasando por alto su mandato.
—Regresa a la recámara, no te lo voy a volver a repetir Thea. —Vuelve a decir, ignorando mi pregunta.
—No me voy a ir hasta me digas qué es lo que te pasa, ¿por qué estás comportándote así conmigo?
—Lo siento, no debí gritarte, ahora, ¿ya puedes irte? —Resoplo.
—No quiero tus disculpas hipócritas, quiero que me digas qué es lo que está sucediendo. —Demando, empleando un tono de voz firme, aunque probablemente no me salió tan bien como hubiese querido debido a que estaba temblando de frío.
Shawn se queda en silencio observándome por unos segundos antes de caminar hasta mi y abrazarme, trato de zafarme, pero Shawn me aprieta con fuerza contra él. —Déjame abrazarte Thea, estas temblando de frío y eres lo suficiente terca como para no regresarte a la recámara.
No le digo nada, dejo que me abrace sintiendo su calidez. —La primera vez que hablé con Anne estaba nevando justo como en este momento, pero ese día era aún más frío, probablemente el día más frío de mi vida.
Dice de la nada, no entiendo la razón por la que me está contando esto, pero no lo interrumpo, dejo que hable.
—Anne es mi mejor amiga, mi hermanita, la primera mujer que me importó cuando creí que nunca podría importarme alguien más que no fuese Nash. Anne siempre me dijo que yo la había enseñado a amar a ella, pero en realidad, ella fue la que me enseñó a amar a mi. Ella fue mi esperanza, ¿sabes? Lo único bueno y puro que pude tener, pero ahora... Thea, mi Anne se está muriendo. —Su voz se quiebra al final, había comenzado a llorar y eso me hizo sentir tan rota por él.
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G O L D |S.M.| #3
FanfictionLa crueldad y la maldad son las columnas que sostienen el castillo, y un Rey desquiciado es quien domina su destino. En un reino donde lo que se creía oro, terminó cayendo al suelo como simples cenizas de lo que alguna vez fue considerado un tesoro...