XV

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XV. "¿Quién La Invitó?"








Giro el picaporte entrando a nuestra alcoba y casi me voy de espaldas ante la divina imagen frente a mi.

—¿Me ayudas? —Thea me pide notando mi presencia.

No respondo, me quedo estático observándola, viéndola fundida en aquel vestido blanco con destellos plateados, ajustado en la parte de arriba y suelto por debajo de su torso, su clavícula se veía expuesta ante el corte del vestido, su cabello estaba recogido y unos rizos caían rebeldes, y como toque final una tiara plateada con zafiros adornaba su cabeza.

Thea era una reina, mi reina.

Salgo de mi trance cerrando la puerta detrás de mi, me acerco a mi castaña frente al tocador quien sostenía un collar en su mano, supongo que eso era con lo que quería que la ayudara.

Antes que cualquier otra cosa, me inclino para besar sus labios los cuales se sienten diferente a causa del brillo labial que está usando. —Decirte que te ves hermosa no haría justicia a lo que mis ojos ven.

Thea se sonroja, ¡Dios santo, como amaba a esta mujer!

—Gracias. —Responde esbozando una sonrisa.

—¿Querías que te ayudara con el collar? —Cuestiono y ella siente.

Tomo la pieza entre mis dedos y ella se gira dándome la espalda, estiro el collar pasándolo alrededor de su cuello y sin mucha dificultad lo abrocho. Al finalizar beso la parte de su piel donde se unen su hombro y cuello, sintiendo así parte del frío material del collar.

—¿Qué traes debajo del vestido? —Pregunto observando a través del espejo como Thea se muerde el labio inferior antes de girarse en mis brazos.

—¿Quieres que te enseñe? —Es su respuesta, asiento sin tener que pensarlo.

Mi castaña jala la silla del tocador y sube su pie sobre esta, con sensualidad alza la tela larga de su vestido revelando las medias, subiendo hasta revelar el liguero blanco y el inicio de sus bragas de encaje. Quiero llevar mi mano y acariciarla, pero Thea es más rápida al bajar su pie y acomodar su vestido.

—Si te portas bien, quizá más tarde te permita tocar. —Dice y casi me atraganto con mi propia saliva.

—No creo poder portarme bien cuando sé lo que traes puesto cor meum, pero lo intentaré. —Contesto y Thea se ríe.

—Cambiando de tema, te tengo una sorpresa. —Dice y la curiosidad crece en mi.

—¿Una sorpresa? —Ella asiente.

—Cierra los ojos un momento. —Pide y yo obediente obedezco sin poder evitar sonreír. —Puedes abrirlos. —Dice luego de unos instantes y lo hago viendo una pequeña caja de terciopelo.

—¿Me vas a pedir matrimonio? Porque si, acepto casarme contigo. —Bromeo y Thea rueda los ojos.

—Toma. —Dice extendiendo la cajita.

La tomo y la abro, dentro de esta hay una delgada cadena de plata, con un pequeño dije circular el cual tiene plasmado una cruz, con cuidado lo saco de la caja y lo extiendo, observando cada detalle en silencio.

—¿Te gusta? —Mi castaña me pregunta, sus bonitos ojos azules iban de la cadena a mi rostro claramente nerviosa.

—Es el mejor obsequio que me han dado. —Digo sin mentir o exagerar, realmente me había gustado la cadena, y lo que aún lo hacía mejor era el hecho de que mi castaña había pensado en mi. —¿Dónde lo compraste? —Pregunto interesado, porque yo no recordaba haberla acompañado a algún lugar de joyería.

G O L D  |S.M.|   #3Where stories live. Discover now