Besnik con un disimulo telepático, con sus castaños ojos preguntó a Julian. Recibió una sonrisa.
—<< Data de hace miles de años de la antigua humanidad. Desde que un hombre de ciencia formaba parte de un grupo encargado de un proyecto del contacto con individuos del espacio. Esperaron demasiado. Sin embargo, hubo mas humanos que se fueron adueñando de esta libreta, escribiendo las tristes vidas que llevaban en el pasado. Al pasar el tiempo, se agregó otro diario, uno que guardó para seguir con ese legado, en el cual escribo en el>>—gesticuló emocionado. Quería ver el rostro; una expresión que reflejara el sentir de estos alienígenas.
Talim había leído entre las palabras dichas por el joven.
— ¿Contactar con individuos del espacio?—se extrañó y luego dijo:—. En nuestro caso, recibimos un artefacto el cual nos ayudó a identificar este planeta y el organizar esta mision.
Julian pasmado, y con cierta melancolía impregnada en su mirada, repaso las largas lecciones de joven acerca de los diarios. Recordó escrito sobre la vacia mision sobre la Voyager 1. No creía que después de pesados años hubiera llegado a contactar con alguien más. Apagó su mirada de retrospectiva y volvió en si, en recordar algo:
—<< Asi es, uno de esos aparatos también fue el que propicio una de las mas desgarradoras historias sobre nuestra raza; la invasión de los Ryzul>>—se detuvo en seco; había entrado en confianza, pero no deseaba pronunciar hechos que pudieran manchar la perspectiva actual de los visiatntes.
—Imposible, ¿los que pertenecen al planeta Asyx?— Talim se mostró dubitativo —. En nuestra base de información jamas se aludió a un acto tan significativo.
Estaban concentrados en una charla que podría empezar con una beneficiosa relación. Estaban declarando hechos que actuaban como intermediarios en su vínculo. Pero, siendo incómodo seguir conversando de pie solamente estos dos hombres y donde apenas los miembros de la misión lograban oir gracias a la emisión dentro de su amplio oído del casco.
Julian ofreció avanzar hacia una cálida sala, de tonos pasteles en sus paredes y con pequeñas piedras que iluminaban el estar y una distribución de anchos asientos de un aterciopelado color blanco. Se sentó Julian primero, en un esquinado asiento. Los miembros fueron acomodándose lentamente. Ya que el lugar se mostraba austero, una comunicación mas comfortante podría realizarse; en donde cada elemento de la misión pudiera esccuhar con mayor claridad.
Besnik sacudió sus manos en el aire; experimentaba unos esclaofrios tremendos. Limpió el sudor de sus palmas contra su pantalón. Observó a cada miembro de la gran sala; estaban enmudecidos.
—<< La cuestión radica en un destierro y un borron de nuestra existencia en su planeta. Considerando que los Ryzul; según lo que se conoce acerca de ellos, fueron incapaces de estar líderados por un humano. Indudablemente se desataron conflictos. Fuente de orgullo como base; obligándose a si mismos a fomentar un odio hacia nuestra raza. Y consecuentemente surgió un destierro forzado >>—se acodó sobre el borde del asiento y dejando dos dedos sobre su cabeza prosiguió—<<. El mas viejo, con respecto a uno de esos diarios; aclaró ser descendiente de aquel hombre y por su mera importancia en nuestro nuevo inicio, se continuó un líderazgo sobre su linaje hasta el punto de acontecimientos atroces. Dejando no mas que niños insuficientes para líderar, optándose por decisión de las naciones por crear una elección, dejando atrás aquella forma de liderar >>—echo una fría mirada a Besnik—<<. El joven de los diarios, es el todo que sobrevive hasta estos tiempos, de aquella historia. >>
Talim seguía dándo vueltas en su mente. Pero ¿cómo? Es infima la posibilidad de que los Ryzul realizaran esta desagradable... Extendio sus brazos sobre los extremos del asieno, juntó sus piernas y miró con amargura a Julian.
—Es desastroso el tener que escuchar esto. Es una verdadera pena. Es complicado dar anuencia a lo que ocurrió; siendo que actualmente la raza Ryzul y los Martyrianos permanecen en una cordial y afable relación. Existe una unión demasiado benévola como para creer un turbio pasado...
Kella por su parte, pensativa; se encontraba en un punto reflexivo mientras contemplaba con admiración los objetos detro de aquel grueso vidrio. Ella siempre creía que dentro de inentendibles lenguajes o indescifrables símbolos, se almacenaba una gran cantidad de valiosos sucesos. Siguió mirando mientras mantenía una atención en la conversación de aquellos líderes. Hubo algo que en un cilindro que tenía un acabado en espiral en un boquilla relucía un grabado; uno que asemejaba a una clase de gigantescos monstruos, que se ondulaban de manera pintorezca por algo parecido al cielo terrestre. Había un largisimo pico que llevaba en las manos uno de esos mounstruos, que recorría todo el cilindro hasta ahogarse dentro de él. No podía ver más alla. También había una pequeña esfera dibujada en el cilindro, una pequeñisma que apuntaba con algo luminoso hacia una oscura estructura, del cual salía una curviada forma. Debajo de ese cilindro, había una cajita, de un púrpura opaco; no tenía intención de sobresalir de los demás. Sus blancos y difuminosos trazos sobre los bordes de la cajita parecían contar algo. Naturalmente, es un proceso de culturas no demasiadas antiguas. El movimiento ondulatario y la precisión de lo que ellos trataban de mostrar. Símbolo de progreso. Invisible ante una civilización que muy probablemente buscaban por otros caminos. Es cierto, apenas conozco algo sobre los humanos; y de una versión distinta. ¿Qué tanto se habrá preservado de aquella información dada por el artefacto? Pensó Kella, revuelta en divagaciones y teorías mentales. Sentía que había algo que podría saber sobre los humanos; tenía esa extraña sensación de tener información aún sabiendo que en realidad no. Era molesto.
ESTÁS LEYENDO
ODISEA ÁNIMA
Science FictionEn 1977 las Voyager salieron de nuestro planeta en busca de tener contacto con una civilización extraterrestre. En el 2013 la Voyager 1, partió de nuestro sistema solar, con esperanza de satisfacer nuestra singular y triste soledad en el vasto cosmo...