IV (Joseph's POV)

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El mundo se me cayó completo, Audrey era una mujer fuerte e independiente, muy pocas veces se había desmoronado frente a mí, y en esos momentos, sin necesidad de mucha conversación, se estaba cayendo a pedazos, y todo era mi culpa.

(...)

— Auds... Por favor —pedí en un murmullo ansioso y forzado. Sí, debía admitir que era de esos hombres que no saben qué hacer cuando una mujer llora.

Miré a ambos lados del pasillo, con el miedo de que alguien pudiera vernos, de ninguna manera me avergonzaba ser visto con Audrey, pero no se suponía que ella llorara cuando eso pasaba.

— Entonces dime, ¿qué haces aquí? —preguntó con la voz ahogada en un llanto muy próximo y la mano aún sobre los ojos—. ¿Qué quieres? ¿A qué viniste a Nueva York? —reclamó, yo pestañeé sin saber que responder primero.

Se tocó la frente y después apretó el puente de su nariz con fuerza, como queriendo concentrarse en otra cosa, la había visto hacerlo antas veces; miré sus mejillas sonrosadas, me mataban. Una lágrima silenciosa recorrió su rostro, para perderse en su mentón, tragué saliva. Me estaba angustiando su actuar.

Sorbió por la nariz y alzó la cara, me sentí presionado por una respuesta.

— Yo tengo... —tomé aire—. Tengo unas presentaciones con los chicos... Y un evento al que debo... —seguí con voz apresurada, podía sentir la estrepitosa cagada que significaban mis palabas, Audrey estaba atónita.

— ¡Ah! Para eso vienes —interrumpió, quise gemir ante la desesperación que comenzaba a apoderarse de mi cuerpo.

Mierda...

— Está bien, suerte —sentenció y comenzó a virar el cuerpo, abrí más la puerta por inercia.

— ¡No, espera! No quise decir eso —farfullé, necesitaba dejar de estropear todo, la miré dudar un poco y voltear—. Estoy aquí por ti... Lo sabes —confesé, mis labios parecían fruncirse por voluntad propia.

— ¿Qué estás buscando de mí? ¿Para qué me hiciste venir? —no puse que decir, así de simple, un pitido se había instalado en mis oídos, ya estaba ahí... ¿y ahora? —. Habla rápido, no tengo tu tiempo —presionó, pestañeé

¿Qué iba a hacer? Había jodido tanto con querer regresar a Estados Unidos para verla, había presionado para hacer que fuera a mi encuentro y teniéndola ahí frente a mí me había bloqueado.

— Necesito hablar contigo... —dije simplemente para responder su pregunta— Entra, por favor... —añadí con la mayor delicadeza posible al final.

— No —se negó—. Prefiero que me lo digas aquí —suspiré de manera frustrada.

— ¿Así va a ser? —mascullé con más rudeza de la necesaria—. ¿Me vas a seguir evitando? —apenas me salió la voz.

— No tengo nada que hablar contigo, entendí todo, no tienes que inventar excusas para justificarte —dijo casi sin aire, me dieron ganas de rodar los ojos.

— ¿Lo ves? ¿Por qué siempre intentas zafarte? —pude sentir las palmas de mis manos sudadas, cierta parte de mí necesitaba controlar la situación de alguna forma.

— No estoy intentando nada —murmuró casi segura de sí—. Ya me quedó bastante claro que quieres pasar el resto de tu vida con ella, que por fin encontraste lo que estabas buscando —dijo a la defensiva y una sensación caliente comenzó a brotar en mi estómago para después filtrarse a cada rincón de mi cuerpo.

— ¿Cuándo vas a dejar de esquivarme? —insistí, la miré un segundo.

— No era necesario que me llamaras —quise reír, en su lugar sólo estiré la comisura derecha de mis labios hacia arriba.

The Girl Next Door ➵ Joe Jonas (Short Story)Where stories live. Discover now