~ Confusión ~

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—No puede ser, no puede ser, no puede ser decía una y otra vez mientras caminaba de un lado a otro por la oficina—, pero ¿qué mierda hice? —su corazón no dejaba de latir.

Estaba más que distraída, con los nervios a flor de piel, aún sentía el cosquilleo en sus labios y las miles de mariposas que hacían protesta en su estómago de sólo recordar ese beso con Korra.

—Mi primer beso con una chica —tocó sus labios mientras revivía el sentimiento— y tenía que ser con una paciente.

Había pasado el resto de la tarde distraída, pero tenía qué hacer a un lado ese sentimiento ya que no tardaría la empresaria en llegar, no quería que sospechara nada ya que eso sin duda alguna le traería muchos problemas.

Tocaron la puerta de la oficina y su corazón se aceleró drásticamente.

—Adelante —gritó.

—Hola cuñada, sólo quería avisarte que ya me voy —entró sonriente.

—Hola Bolín, está bien no hay problema y muchas gracias por venir a ver a Korra —agradeció de todo corazón.

—No tienes que agradecer, ella es como una hermana para mi y quiero darle todo mi apoyo.

—Eres tan lindo, ella es adortunada de tenerte a su lado —le sonrió.

—Ambos lo somos —se sintió orgulloso—, bien entonces que pases linda noche.

Se abrazaron y el joven salió de la oficina, en eso sonó su celular.

—Diga —respondió.

—¿No hay moros en la costa? —cuestionó en un susurro.

—Acaba de irse uno de ojos verdes —respondió—, creo que deberías de darle tiempo a que salga del hospital.

—Muy bien, te veo en un rato —colgó la llamada.

En ese momento pensaba si era lo correcto hablarle a la joven Sato acerca de lo sucedido con Korra, pero realmente llegó a la misma conclusión de siempre.

«Ella y Korra no son nada»

Ordenó unos papeles para ir a entregarlos después de atender a la empresaria, con la cual hablaría acerca de unas cosas que tenía pendientes.

—Hola con permiso —entró y se dirigió a las sillas de visitantes.

—Hola Asami ¿cómo estás? —preguntó con algo de nervios.

—De lo mejor, me levanté tarde hoy ya que adelanté trabajo ayer por la noche y todo lo que hice hoy me salió de lo mejor —sonrió con sinceridad.

—Eso está bien, hay que descansar —le devolvió la sonrisa.

«Sería una lastima si se entera que besé a Korra» —dijo en su mente con cara malisiosa.

—¿Y tú cómo estás? ¿qué tal el trabajo?

—Yo muy bien y como siempre corriendo con varios casos —alzó los hombros.

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