Súper Killer Skinner

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Ven nos dirigimos al olvido, donde se hunde la oscuridad, mi futuro es tan solitario como parece, y llego desde ahí, tengo la mente clara y siento que puedo hacerlo todo, sí, me parece que soy famosa, ¿sabes a qué te puedes enfrentar?, ¿me conoces?, dando vueltas y vueltas, yendo de atrás hacia adelante, habrá un ángel que cayó al fondo, mira hay un lado oscuro que me espera, por y para siempre, al borde nunca tengo la necesidad de respirar.

—Una semana después—

El juicio se llevó a cabo al día siguiente, Callahan fue realmente servible, convenciendo al jurado sobre que mis crímenes no son motivo de la pena de muerte, catalogándome como demente, así que ahora me encuentro aquí, en un hospital psiquiátrico, tras las rejas de una deplorable celda. Las familias de las mujeres en mi ático, o al menos sus cabezas, me llamaron monstruo por hacerles eso; lo cual fue complicado ya que Eliza, la alcaldesa fue muy insistente en querer mi muerte, no pude evitar reírme de su llanto, si supiera que la libre de la hipócrita de Imra.

Callahan también me informó sobre la repentina actitud de Kara, sobre querer seguirme, pero fue detenida por los oficiales, eso no se acopla a su personalidad, sin duda alguna mi Kara no sería tan impulsiva, es decir, esperaría hasta que fuese prudente verme, algo no está bien aquí, tengo un extraño presentimiento. Suspiro sobando mis sienes, aquí recostada en esta fría cama, solo puedo ver el techo gris, y si bajo la mirada, veo mi cuerpo envuelto en este uniforme blanco, así como mis pies llevando solo calcetines, siete días he estado aquí y muero de aburrimiento, la comida es una porquería, desearía arrancarle la mano a la enfermera que me mira con repulsión, sería divertido pero supongo que Callahan se enfurecería, después de todo, soy una mujer de palabra.

-Luthor—escucho la voz de la directora del hospital, levanto un poco mi cabeza viéndola en el medio del pasillo, eso es gracioso cada que lo veo—tienes visita-

-¿Visita?—me siento en la orilla de la cama—he de suponer que no es Callahan, su rostro sería de felicidad y no de miedo, como lo tiene ahora, directora-

-Es tu novia—hace una mueca, yéndose.

-¿Kara?-

Oigo la puerta deslizándose de nuevo, y una sombra se hace más grande al transcurrir de los segundos y pasos, hasta que la veo, Kara con una silla de metal bajo el brazo, acomoda ésta cerca mi celda tomando asiento, con las piernas cruzadas una de la otra, llevando una camisa de cuadros rojos/grises, pantalones ajustados negros y botas que jamás le había visto, en cuanto alza la vista, muestra una sonrisa diferente.

-¿Qué clase de broma es esta?—pregunto caminando hasta los barrotes—tú, no eres Kara-

La rubia frente a mí, forma una sonrisa extraña, mirándome a los ojos con una expresión maravillada y divertida, sin duda alguna ella no era mi Kara, pero entonces, ¿quién demonios es?, siento una pesadez peculiar en mi cuerpo, como si sola presencia provocara el cambio de ambiente, tanto, que los demás dementes, se habían arrinconado, yo era la única valiente al parecer.

-No esperaba menos—habla al fin, su acento no era irlandés como el de Kara, sí no más bien británico—en cualquier universo, siempre te darás cuenta del engaño ante tus ojos—suspira—verás, mi querida Kieran, he venido para sacarte de este pútrido lugar-

KieranTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon