Cap.1. ¿juegas conmigo?

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  -Eso son los pendiente que tendrás dentro de una hora- dijo el joven moreno mientras caminaba por la gran sala, un chico de unos doce lo miraba aburrido sentado detrás de un escritorio, suspirando, reclino su cabeza en el respaldó de la imponente silla amueblada, frotando su cabeza- ¿le sucede algo su alteza?

- No, esta bien -lo mira irritado mientras se masajea el puente de la nariz- ¿hermano? -el joven mayor lo miro sobre su hombro con cierta confucion en su rostro- ya te he hecho saber lo que me disgusta el que me llames de esa forma. 

- Mis mas sinceras disculpas-lo miro con burla, haciendo una elegante reverencia tratando de ocultar su sonrisa arrogante-no era mi intención irritarlo, su alteza-enfatizó mas la última palabra en busca de iritar aun mas al menor.

- jael eso es molesto, pero que te burles de mi lo es aun mas -el retiro la silla que hiso un leve chillido cuando el se levanto, rodeando la mesa y parándose justo frente de su hermano que era considerablemente mas alto que el lo miro disgustado.

- Jajaja disculpa bruce, no pude resistirme al ver la cara de hastió que tenias- canturrio en tono meloso, mostrando una sonrisa brillante en donde unos leves colmillos sobre salian.

- Hmp... -bufo molesto el menor apartandose unos pasos de su hermano.

-Oh vamos, no estés molesto hermanito mi corazón dejara de latir si lo haces-llevo las manos a su pecho, justo donde esta el corazón de una forma dramática. 

- Ya déjate de tonterías hermano -bruce rodo los ojos con disgusto ante la niñeria de su hermano mayor- tampoco es que haya latido antes -lo miro sobre su hombro con una ceja levantada y una mirada ironica-volvamos al trabajo. 

- Si... -el estaba por volver a su silla cuando la puerta de la gran sala se abrió repentinamente.

Llamando la atención de los dos jóvenes que se encontraban en la habitacion, sus miradas se dirigieron a la niña que entraba en el lugar despreocupada y alegre hasta que sus ojos de color esmeralda se encontraron con lo que estaba buscando, una sonrisa se formo en su lindo rostro cuando comenzo una carrera a los dos chicos, el menor de los hermanos bajo hasta el nivel de la niña recibiéndola entre sus brazos, se levanto con ella brillando de felicidad al estar en sus brazos.

- ¿Que haces aquí princesa? -le preguntó el mayor sabedor de los problemas que se formarian con la llegada de la niña, los otros dos mas jóvenes no le prestaron atención por estar en su propio mundo uno donde solo habia cabida para ellos.

- Por favor-pidió la niña juntando sus manitas en un ruego junto a un puchero adorable.

- lo siento pero tengo muchos deberes ahora -bruce la miro con algo de arrepentimiento, su mente le recordaba que tenia mucho por hacer aunque su corazon le decia que la pequeña era mucho mas importante.

- Nop - a el le pareció encantador su rostro sonrojado mientras hacia un puchero, en cambio ella de manera rápida cambio su expresión a una mas tierna con los ojos brillantes- por favor -rogo una ves mas- juegue conmigo su alteza. 

 Los dos chicos entraron en un pequeño shock de ternura la pequeña era una cosa muy adorable, pero el mayor supo que tenía que intervenir en ese momento por la simple razon de que su hermano era débil frente a la niña y sus peticiones, pero era aun peor cada que se hacia mencion del tituló real, el podre chico no podía negarse a nada sobre todo si era ella la persona que se lo pedia.

- Cof cof - traton el mayor de llamar su atencion-  no quiero interrumpir pero no deberíamos volver a...- intento, buscando ganar esas pequeña discusión que ya daba por perdida.

- ¿que te gustaría jugar? -lo interrumpió ignorando su comentario, mirando embelesado la sonrisa triunfadora y adorable de la niña.

- A las princesas -dijo animada ella, sacudiéndose feliz entre los brazos del chico a lo que el rio tambien.

 -Pero ya eres una, no hace falta jugar a eso- la calmo antes de que se mobiera de mas y se le cayera de los brazos.

- Pero tu seras mi rey - <<astuta>> penso perplejo al mayor de los hermano, con tan corta edad era la mejor para manipular al heredero al trono vampirico. 

- Disculpen -un intento mas antes de darce por vencido, jael volvio a interrumpir a los dos jovenes-  princesa dalia, su alteza bruce aun tendemos mucho por...- logrando la atencion de los otros dos, pero no termino de hablar cuando su hermano levantó una de sus manos pudiendo silencio. 

- bruce -este no le miro- ¿que? -aun con la niña en sus brazo le dio la espalda, caminando dirigiendose a la salida de la sala se detuvo sosteniendo la puerta abierta.

 -Lo siento jael, pero iré a jugar con dalia -se disculpo sin la mas minima gota de arrepentimiento- tómalo como un descanso -dijo dándole una mirada divertida sobre su hombro.

- Hm pero - señalo la mesa donde estaban el monton de papeles, tratando en vano de convencerlo, ya nada podia hacer.

 - Pídele a milo que te ayude -se alzo de hombros- terminen las tareas mas fáciles, yo me ocuparé de lo demás luego -fue lo último que dijo antes de dejar la habitación cerrando la puerta.

 Suspiro quedándose solo, jael pensó en lo feliz que era su hermano al cumplir los caprichos de las pequeña niña, estaba seguro de que su madre estaría feliz de eso porque ella lo habia criado asi, rió ante eso, ¿su padre?, el solo hubiera negado con la cabeza pero también estaría de acuerdo con que esos dos pasaran tiempo juntos, por algo estaba unidos por un lazo de sangre.

- Madre, padre -elevo su mirada al techo del lugar- es muy complicado tener que cuidar de estos niño -juro suspirando en derota, se dirigió a la mesa donde estaban el resto de los papeles y otros trabajos mas- espero vuelvan pronto de escocia. 

Aunque aun podía escuchar a su padre defender a bruce, refutando que la unión de una pareja es lo mas importante en el mundo, su mundo, y que para el bienestar de este era mejor que los futuros reyes tuvieran una buena relación.

"-déjales disfrutar su amor, cuando esta comenzando suele ser muy frágil- le dijo un día su padre, justo un dia que estaban en uno de sus acostubrados paseos por los jardines- no porqué estén destinados a estar juntos, no pueden vivir la etapa de enamorarse- sonrió, al ver a los dos jóvenes herederos pasear por el patio jugando entre ellos sin importarles los demas a su arededor- pronto te tocara, todo a su tiempo."

sonrió por el recuerdo, su padre era un gruñón muy estricto pero no podía evitar estar feliz por la felicidad de sus hijos, mas aun si eso complacía a su esposa que era su mas grande devoción. termino de acomodar los papeles mas importantes y salio del lugar en busca de milo, que seguro estaría en algún lugar del los amplios jardines.

Raitami la confianza y bendicion de nuestra sangreWhere stories live. Discover now