Capítulo Nº 10

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Luego de mi noche con Emily, pasaron unos días antes de que ella volviera a comunicarse conmigo. Supuse que tenía mi número por el instituto, de la misma forma que yo tenía el suyo sin saberlo o incluso sin recordarlo, pero por respeto decidí cambiar su nombre en mi agenda y que pasara de ser «la perra gótica» a «Emily».

Al parecer, a pesar de haberme puntuado con un maldito «7», debió haberle gustado porque me envió un mensaje días después para que nos viéramos. Ella no era una persona de muchas palabras, era muy franca y directa, y ni siquiera un hola me envió. Su mensaje textualmente había sido: «¿Quieres repetir lo de la otra noche?». Y como no podía decirle que no a una noche de sexo, y por sobre todas las cosas quería demostrarle que yo no era un estúpido «7», acepté ir. Esa misma noche estuve en su casa, aproveché para estrenar mi motocicleta y pasé toda la noche con ella, y para mí placer, pasé de ser un «7» a un «8». Sin embargo no me satisfacía ese puntaje, quería más, quería ser considerado bueno en la cama, pero sabía que sin práctica nunca lo lograría.

Hablé mucho con Christine luego de eso, especialmente ante el nuevo puntaje. Confiaba plenamente en ella, pero nunca pude oír de sus labios la respuesta que necesitaba, una que desconocía pero que ansiaba poder escuchar. Cuando le pregunté si sería buena idea que fuera a ver a Emily, su respuesta fue un fuerte «¡por supuesto!», y cuando semanas después le pregunté si quedaría mal que la invitara a salir, me dijo: «¡hazlo!».

No eran las palabras que yo necesitaba oír...

Fueron dos semanas así, donde fui y me encontré con Emily, a veces iba a su casa, a veces fuimos a un hotel porque no queríamos cruzarnos a su padrastro. Era extraño todo eso, no diré que no me era placentero porque, vamos, ¿a quién no le gusta el sexo? Pero era incómodo ir y hacer solo eso, como robots, casi sin hablar, casi sin conocernos. Quizá si hubiese sido otro hombre eso habría sido lo ideal, pero mi mamá me crio de otra forma.

Mi mamá crio un hombre y no un patán, y yo quería conocer a la persona con la que me estaba acostando, al menos por una cuestión de respeto.

Fue por eso que, bebiendo té con mamá, me animé a hacerle unas preguntas, ya que Christine no me daba una respuesta que me dejara satisfecho, y Alex últimamente estaba muy ocupado cuidando de Bobby como para que fuera yo a molestarlo con mis estupideces.

Observé a mamá ahí frente a mí, bebía su té con tranquilidad mientras rellenaba un sudoku en el periódico. En solo unas horas ella debía salir a trabajar, así que ya estaba vestida para poder ir al hospital pero, aun cuando debía ir a trabajar, estaba contenta por el inicio de la primavera, porque nuestros rosales comenzaron a florecer y el paisaje en el fondo de casa se veía mucho más bonito.

—Má —comencé a decir para llamar su atención—. ¿Puedo preguntarte algo?

—Dime, bebé —dijo sin mirarme, pero curvó sus labios en una sonrisa. Parecía concentrada en su juego.

Pequeños sorbos de téTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon