Salvación.

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Y aquí estoy de nuevo, recostada sobre el colchón viendo cómo los días corren lejos de mí, dejando a su paso una sensación terrible de estar quedándome atrás.

Sigo con la misma rutina de hace años, lo único que ha cambiado es el peso sobre mis hombros.
Sigo anhelando hacer cosas que ya debería estar haciendo y que aunque intento no consigo.

Sé que la flor de la juventud a penas es un pequeño capullo en mi vida pero siento que se desvanece delante de mí a tanta velocidad que me da terror el no poder disfrutarla con la plenitud que se merece; quiero salir y divertirme, reír a carcajadas y llorar mares, pues todos a mi alrededor parecen hacerlo.
Todos, excepto yo.

Quiero arrancar de mi alma todos esos miedos estúpidos que la mantienen atada y que la llenan del terrible "hubiera".

Vivo atrapada en un mundo que consiste en las cuatro paredes de mi habitación donde poco a poco me voy ahogando.
No digo que no ame cada segundo que pasó con mi familia, pues ellos son mi motivación del día a día.

Pero...¡maldita sea!, quiero más.

Quiero empezar a vivir. Quiero correr a tu lado, nadar en el famoso océano de miel y saber de cuántas tonalidades es aquel sol llamado amor. Quiero estar contigo, salir de este jardín marchito y dejar que la flor de mi inocencia te abrace y saque de ese laberinto sombrío y frío en el que te has metido.

Tú has hecho que mi zona de confort se torne aburrida ante mis ojos.
Has despertado mis ganas de querer huir en buscas de nuevos mundos, nuevas experiencias, nuevas realidades.

Eres eso que tanto he estado esperando.

Mi salvación.

Leilani A.







Flor a medio florecer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora