Rojos racimos.

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Paciencia
es lo que te pido.

Mi corazón es torpe
y primerizo.

Dale unos días para asimilar el sentimiento que cada vez crece más en sus adentros.

Dale un tiempo,
no será mucho

Para que se acople a la sensación desconocida de los pétalos y espinas de la bella rosa roja que ahora has puesto a resguardo en sus pequeñas manos

Mientras tú te encargas cuan jardinero de profesión, de la que él ya te ha entregado.

Habrán unos cuantos tropiezos
y quizá se le caiga un poco de tu tierra cálida y preciosa, pero aprenderá a cuidar de aquella rosa.
Te lo puedo asegurar.

La plantará en algún lugar seguro cercano, y la regará con cada dulce beso de tus labios míos.

No dudará mimarla en cada desvelo para que pueda dormir bien en la cuenca de sus inocentes deseos.

La mantendrá abrigada en invierno
la protegerá del mal tiempo y,
de vez en cuando, acudirá a ti desesperado a pedirte algún consejo.

Acariciará cada espina con ternura jugando a ser valiente,
y se pinchará los deditos unas cuantas veces.

Tal vez las lágrimas broten y con los suaves pétalos las seque
convirtiéndolas en un rosio tenue
de buena suerte.

Admirará con fulgor y cariño cada una de ellas e intentara acurrucarse sobre cada hojita y pétalo.

Se embriagará de su delicada fragancia: flor fresca dulce,
sin ningún tipo de miedo.

Tal vez unas cuantas rosas más nazcan de su tallo torcido.

Quizás algún día se convierta en un jardín de rojos racismos
dónde puedas navegar en ellos como yo lo hago en los tuyos.

Mi corazón es torpe y primerizo
pero te quiere con cada uno de sus latidos.

Sólo se paciente,
es todo lo que te pido.

Te llenará el alma
con rojos y tiernos racimos.
¡Ya verás! Sé lo que te digo.



Leilani.A.



Flor a medio florecer ©Where stories live. Discover now