Florecilla de mi cielo...
Acúname en tus pétalos,
elévame a tus aposentos; hazme sentir viva sin una pizca del insecticida de la melancolía que escama mi alma de margarita marchita.
Sutura con violetas las llagas de los engaños dorados que desvanecen mi tallo leñoso, retorcido e ingenuamente enamorado sin reparo;
Saca la estaca clavada en el nidal de mis entrañas envenenadas por la toxina de sus asesinas mentiras y agridulces iluciones que se tornaron vanas.
¡Oh, flor mía!
Lléname con cerezos de versos que me ayuden a entender el porqué de este desconcierto que me destroza en mil pedazos descalzos de gracia,
secos de esperanza.
Entinta mi madera carcomida por las termitas de sus tiernos roces,
con resina colorida que tape los agujeros profundos de mi ser abatido sin aliento que yace en el frio firmamento.
Quítame la aurora morada-azulada que nubla mi mirada desteñida de alegrías ahora ensalzadas de dicha nostalgia maldita;
Sálvame de los reproches sin salida que me mantienen atada al gusano de seda podrida de sus palabras vacías.
¡Oh, pequeña flor!
Evapora el rocío de este desconsuelo que humedece mis mejillas
sonrojadas de miedo,
y que inundan el temblor de mis labios duraznos, con sus tristes lamentos, silenciosos sollozos.
Esta noche, flor mía...
Tengo la guerra perdida.
Necesito tu endulzado consuelo, ceñirme a tus pétalos envueltos
en fragancias de alivio y olvido... porque ya no puedo.
Leilani A.
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Flor a medio florecer ©
PoetryHeme aquí de nuevo, con un trozo de papel arrugado y un bolígrafo de tinta color fuego que arde entre mis dedos. Dibujo letras. Formo palabras. Derrito al corazón mío en versos que nacen de mi delirio y que quizás sólo cobran un significado aterrado...
