Soneto de Realidad

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Nota: Esta historia fue creada en el 2016 en otra plataforma

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Nota: Esta historia fue creada en el 2016 en otra plataforma. Como la autora original quise compartirla aquí.


Almas en Mutación
Segunda Parte  



El aire le faltaba. El corazón le palpitaba con fuerza, al mismo ritmo que sus jadeos. No podía contenerse, había cruzado el límite mismo de la cordura. Ni siquiera se creía capaz de parar. Y no quería. Oh, Dios, no quería hacerlo. Pero no importaba, porque sabía que estaba por tocar las puertas de la gloria misma. Lo sabía. Arnold sonrió de costado, sin poder evitarlo, cuando notó la espalda femenina arquearse para él. El rostro de Helga se lanzó hacia atrás en una exclamación sin sonido al llegar a la cúspide del goce, buscándolo. No había nada mejor que eso. La mirada esmeralda parecía volverse de cristales vivos, de fuego azul. Todo por él y se lo hacía saber diciendo su nombre con fuerza en sus temblorosos labios arrebatados por la pasión. Y él se derrumbó sobre ella, estremeciéndose, sintiendo su alma vaciarse en ella mientras besaba el hombro femenino, su cuello, ahogando una risa cuando ella perdió el equilibrio y cayó en la cama.

- Que romántico... -comentó la chica, sarcástica- Me aplastas, cabeza de balón.

- Imposible. Tú eres muy fuerte, te vi levantando pesas el otro día, fácilmente soy más ligero. –sonrió, permitiéndose ese lujo y deslizó sus brazos por la cintura femenina, estrechándola.

Piel contra piel.

Ese era el paraíso.

El cantar de las aves resonó suavemente por las ventanas abiertas. La luz del día iluminaba el cabello despeinado de Helga, que caía sobre las sábanas blancas. Ella también rio, despreocupada y se giró hasta bajarlo de su cuerpo. Ambos se quedaron de costado, mirándose en silencio, disfrutando el calor del día, el sonido de las aves y la calma a su alrededor.

- ¿Lo recuerdas así? –susurró Arnold, deslizando sus dedos por entre los cabellos femeninos.

- No. Todo era más ruidoso en Hillwood. A veces no podías escuchar nada más que los gritos de Big Bob y los autos en la calle. Pero me gusta aquí. –ella se apoyó sobre su codo, mirando alrededor- Cada vez se ve más... real.

- Lo cree para ti. Al ser una idea recurrente y un escenario que ya he imaginado, es más fácil ponerlo en tu sueño. –le sonrió, dejando caer su caricia por el cuello femenino, continuando hasta su hombro. Como el aleteo de mariposas, apenas perceptible.

- Las sensaciones... son muy reales. Todas. –Helga miró sus dedos, sin las marcas intensas de su mutación en ellas- Mucho más fuertes que antes.

En ese momento solo parecían un par de enamorados, tal vez en la habitación de un hotel, en una ciudad cualquiera. En el campo, tal vez.

Cazando Desafíos [Cacería] «Hey Arnold!»Where stories live. Discover now