Capítulo 3

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¿Cómo habían terminado así? Ah, sí, ambos se habían dejado atrapar por el nuevo equipo 7 y Himawari más la idea no era que los atrapen de esa manera, Hinata estaba frente a Sasuke; ningún centímetro los separaba de su cuerpo más que su ropa, estaban atados de una manera para que no se puedan soltar ¿en qué maldito momento habían aprendido a hacer esos nudos? Incluso la pequeña dobe, el azabache estaba haciendo una concentración increíble puesto que podía sentir en su pecho la suavidad de los senos de la Uzumaki, Hinata por su parte estaba más roja que un tomate, su mirada estaba puesta en algún lugar de la casa para evitar hacer contacto con el Uchiha, los niños se habían ido hace apenas unos minutos dejándolos solos puesto que le habían robado dinero a Sasuke y se habían ido por un helado para cada uno, ese juego empezó gustandole al mayor pero pronto se arrepintió de no haberles pegado un buen susto con algún chidori, ninguno hablaba por lo que únicamente se escuchaban las respiraciones de ambos, estaban tensos, la peliazul no había hecho el amor con su marido hacía varios meses por lo que su cuerpo estaba más sensible cuando se exponía a ese tipo de cosas; sobretodo cuando la adrenalina la recorría e incluso una parte de su cuerpo iba sintiendo curiosidad de lo "prohibido" y el pelinegro tenía ganas de ver su magnífico cuerpo sin necesidad de todo el ropaje con el que se cubría la mujer de orbes opalinas, mal; estaba completamente mal desear a la mujer de su mejor amigo y sobretodo pensar en engañar a su esposa aunque eso no le importaba mucho ya que jamás la había amado, sólo estuvo con ella una vez por resignación y había tenido la tan maldita suerte de que quedara embarazada más no se arrepentia de Sarada, amaba a esa pequeña más de lo que su orgullo le permitía explicar o demostrar.

—E-Etto... Sasuke-san... ¿Sabe cómo podemos librarnos?— La melodiosa voz de la pequeña mujer que tenía enfrente lo sacó de sus pensamientos, la verdad era que si concentraba una cantidad de chakra justa en su mano podía lograr romperlo aunque no estaba seguro.

—Hmp.— Fue todo lo que dijo en un tono de afirmación, concentró chakra en su única mano intentando ignorar la tentación que tenía enfrente ya que la mujer se removia en su lugar por lo que podía sentir aún mejor su cuerpo, el mismo que lo estaba tentando, aún no se explicaba como no estaba erecto, tenía una gran fuerza de voluntad.

Pronto la cuerda fue rota por la fuerza de Sasuke al ejercer la presión en ella, pudieron librarse por fin pero todo era incómodo; por alguna razón ninguno se separó lo suficiente para tener una distancia prudente del otro, la Uzumaki se atrevió a mirar a los ojos a el masculino detallando su rostro, ahora entendía porqué todas las mujeres de Konoha estaban vueltas locas por el último Uchiha vivo, ella sin embargo moría por su rubio esposo que desde pequeña admiraba pero... Todo estaba tan mal en su matrimonio que ya ni siquiera había la comunicación necesaria entre ellos, ese mismo día se había ido más temprano a la torre Hokage con el pretexto de que tenía mucho trabajo, los ojos de la femenina se aguaron ya que un par de veces cuando lavaba su ropa le había sentido un olor a perfume femenino pero ella se negaba rotundamente a siquiera pensar que tenía una amante aunque claramente eso explicaba muchas cosas como la ausencia más frecuente en su hogar desde hacia más de cinco años.

—¿Hyuga?— Preguntó el azabache al notar como una lágrima estaba a punto de abandonar esas preciosas cuencas a la cual pertenecían, la peliazul se dio vuelta con rapidez secando los restos de lágrimas que querían salir, Sasuke la vio con su misma expresión impasible de siempre.

—L-Lo siento, ¿quieres comer?— Y a pesar de que quiso disimularlo su voz sonó algo quebrada, aún podía sentir el perfume masculino impregnado en ella con el cual intentaba borrar su realidad.

De pronto sintió una fuerte mano en su brazo derecho, la dio vuelta acercandola a él para poder ver mejor su rostro, nuestra protagonista no pudo hacer más que sorprenderse mirándolo como si de un gatito asustado se tratase, un carmín había teñido sus mejillas y a el Uchiha se le hacía cada vez más difícil mantener la cabeza fría, los labios rosados entre abiertos parecían pedirle a gritos que sean besados, los ojos de ella se mantenían fijos en su expresión y por un momento sintió que aquélla mujer podía ver más allá de él, se sintió vulnerable.

—¡Hina...— Una voz masculina entrometida se calló abruptamente al ver la escena que tenía frente a él, su amigo/rival sostenía a su esposa en una pose bastante compremetedora y vio como la peliazul se soltaba avergonzada.

—Naruto-kun... Que sorpresa verte tan temprano.—

—¿Qué hacían con el teme aquí?— Preguntó el séptimo hokage frunciendo su ceño en un claro símbolo de enojo.

—E-E—

—Había venido a traer a Sarada, Hinata me hizo pasar para invitarme algo de comer y ya está.— Interrumpió el azabache, no era mentira pero tampoco toda la verdad, ninguno sabía que hubiera pasado si el hiperactivo rubio no hubiese entrado por esa puerta rompiendo el momento, aunque para él era innecesario tener que explicar sus cosas, a Naruto no le importaba.

—Ya veo...— Respondió Naruto no muy convencido, por alguna razón su lado posesivo se activó.

Caminó hacia su esposa tomandola del brazo y la jaló hacia su lugar estrechandola contra él como si su mejor amigo fuese a quitársela, Hinata se sentío ofendida al notar la actitud de su esposo; lo conocía demasiado bien como para no darse cuenta que estaba celoso ¿estaba desconfiando de ella? Como pudo se alejó de el bruscamente y las orbes safiro del Uzumaki pudieron ver como el poseedor del sharingan esbozaba una sonrisa ladina ante el comportamiento de la ex-Hyuga, en un momento ella lanzó unas palabras con tanta frialdad que dejó sorprendidos a los eternos rivales.

—No estábamos haciendo nada indebido, Naruto, no te preocupes.—

¿Y el "kun"? ¿Y el "Naruto-Kun"? Ese apodo de ella con el que lo pronunciaba con tanto amor que siempre lo hacía sentir querido no lo había mencionado ¿el teme tenía algo que ver con ello? Claro que no, a pesar de su tono; Naruto pudo percibir la sinceridad en ellas, Sasuke pudo notar como de repente el ambiente se puso tenso por lo que con un asentimiento de cabeza en forma de saludo salió de la casa dejando al matrimonio solo.

—¿Qué fue eso, Hinata?—

—Nada de otro mundo, Sasuke jugó conmigo y con los niños para que Himawari esté felíz, no pongas en duda mi honor, Naruto-kun—El mencionado se quedó estático en su lugar, ¿el vengador jugando? ¿Con niños? Era algo completamente nuevo e incluso casi imposible, quiso reírse al imaginarlo jugando con ellos y lo hubiese hecho si no fuera tan seria la situación ¿qué le había pasado esa vez?

—Pero...—

—Los niños necesitan de vez en cuando una figura paterna que juegue con ellos en casa.—

Y con eso, el Uzumaki supo que estaba perdiendo por completo a su família a pesar de que no era lo que quería, todo se le estaba yendo de las manos.

Por otro lado una pelirrosa estaba terminando de firmar unos documentos sumergida en sus pensamientos, Sasuke desde la cena que tuvieron la noche anterior estaba aún más distante que antes, sabía que él jamás la había amado más sin embargo pensó que con el tiempo había ganado su amor ¿si no de que sirvió tener a Sarada? De nada, la pequeña sólo ocupaba espacio en su casa, todo por la aparición de la inútil de Hinata en un vestido, ¿le había gustado a su marido? Imposible; ya le había ganado al rubio... Sería el colmo que el amor de su vida se fijase en esa mujer sin chiste, hasta el séptimo hokage cayó ante ella y es que sí, Sakura Uchiha era la amante de Naruto Uzumaki, de repente su celular vibró llamando su atención, hablando de roma...

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