Capítulo 4

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Las pequeñas gotas de cristal se escapaban por sus brillantes orbes perladas, su mano derecha tapaba su boca para no emitir ruido alguno del llanto que en ese momento había dejado liberar, un escalofrío recorrió su espina dorsal debido a la frialdad de la puerta en la que estaba apoyada y la mano izquierda estaba aferrada a sus rodillas, ¿cómo habían acabado así? Lo peor de todo es que su marido siquiera pensó en ir detrás de ella una vez que había subido las escaleras casi corriendo para encerrarse en su habitación, ni siquiera lo había escuchado irse ni mucho menos, decepcionada... Dolida e incluso enfadada se sentía, no quería ser débil puesto que tenía dos hermosos pequeños por los cuales seguir adelante pero sólo en ese momento... Sólo por esos minutos... Se permitiría liberar toda la frustración que venía sintiendo de hace meses, luego de eso volvería a ser la misma de siempre pero como todas las personas; necesitaba desahogarse en algún momento.

-Tonto Naruto...- Murmuró cerrando sus ojos el nombre de quien le causaba tal impotencia.

"-Debo admitir que me has impresionado, Hyuga.- Una sonrisa ladina apareció en el rostro del Uchiha.

-¿E..Eh? ¿A..A qué se refiere?- Preguntó un tanto dudosa, habían platicado tranquilamente en la cena, el rubio y la pelirrosa estaban observando la escena que de pronto pareció que ellos no existían incomodandolos un poco, sintieron que sobraban.


-El vestido te queda bien y no eres ruidosa.- Con eso dicho, la peliazul pudo sentir como sus mejillas se coloreaban un poco, le sorprendía que el orgulloso Uchiha haya dicho algo como eso."

Por alguna razón el recuerdo de la cena llegó a su mente calando un poco en ella, esa noche en la que habían logrado conocerse un poco más fue un momento que en verdad disfrutó; no solía sentirse tan tranquila al lado de alguien ya que su timidez aún seguía algo presente pero no era excisva como antes, no se dió cuenta que el dolor de su corazón se apaciguo, sus lágrimas habían frenado y una sonrisita se formó en sus finos labios a la vez que un adorable rojizo se apoderó de sus mejillas que aún tenían restos de lágrimas.

"-Gracias por... Escuchar, el dobe tiene suerte.- Fue todo lo que dijo para que Hinata se sintiera dichosa."

Un sentimiento reconfortante inundó su pecho, llevó ambas manos a donde se debería encontrar el corazón como si quisiera expandir por todo su cuerpo aquélla emoción tan agradable, en ese momento se sentía agradecida con el azabache de una manera inimaginable, se levantó del lugar ya con un poco más de valor y se propuso cambiar un poco sus atuendos... Quizá eso la haría sentir mejor, un cambio de look algo radical.

Unos gemidos se escuchaban provinientes de la oficina de la directora del hospital de Konoha, el rubio que en ese momento entraba en ella tan bruscamente con sus embestidas la estaban lastimando un poco, Naruto había llegado algo frustrado por lo que supuso que había discutido con Hinata más sin embargo le sorprendió enormemente que la peliazul haya podido enojarlo tanto para llegar al extremo de que el Uzumaki no se preocupe por ella en lo más mínimo, llevaban así alrededor de una media hora y Sakura no lograba controlarlo, su interior dolía por la falta de lubricación, no es como si no disfrutaba ya que tenía que admitir que el de cabellos dorados era bastante bueno en eso pero de igual manera quería quitar ese dolor punzante, se escucharon unos últimos dos gemidos que daban paso a un orgasmo y se quedaron así... Apoyados uno sobre el otro sudorosos, la Uchiha no había siquiera podido saber la razón del enojo más a fondo, sólo había recibido como respuesta un "Hinata".

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