Capítulo 12

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La chaqueta de la peliazul estaba abierta de par en par dejando ver la camisa blanca que se amoldaba a su cuerpo, lo que no vió venir el rubio fue el que la misma camisa esté por encima de los pechos de su madre; tenía puesto un bonito sostén color negro con encaje que la hacía ver aún más provocativa, el Uzumaki menor siempre supo que su madre se escondía debajo de todo el ropaje pero se había olvidado que poseía unos pechos tan grandes, el short color marrón crema estaba medianamente bajo hasta el punto de que se veían las bragas de encaje también negras a juego con el brasier, su sensei estaba encima de ella -quien se encontraba acostada en el enorme sofá- con la mano en uno de los pechos femeninos mientras que el mismo Uchiha se estaba sosteniendo con la mano que le faltaba siendo reemplazada por una parte del susanno, Hinata sentía que estaba a punto de desmayarse cosa que hacía muchísimo tiempo no le pasaba, de la impresión juntó chakra en sus manos e impactó sus palmas contra el pecho de Sasuke soltando un un gritito que había estado reteniendo, el nombrado salió volando pero se alcanzó a sostener con sus pies para no golpearse contra nada, la Hyuga lo había tomado desprevenido, rápido Hinata se acomodó su ropa sintiendo como todo su cuerpo temblaba, Boruto no sabía como sentirse; cuando dobló sus pies para irse lejos un llamado lo hizo quedarse en su lugar.

—¡Boruto! N-No es lo que c-crees— Tartamudeó, el de cabelleras doradas se volteo sobre su lugar para poder ver a su madre y caminó hacia ella, Hinata no podía evitar sentirse juzgada.

—¿Estás engañando a papá? ¡O el sensei se aprovechó de ti, mamá!— Se puso delante de la peliazul en posición de pelea dispuesto a atacar al Uchiha, no permitiría que nadie abuse de la bondad de su preciosa madre

La incomodidad mezclada con el enojo que lo recorría eran tan grandes que a pesar de saber que no tenia posibilidad contra su maestro lo enfrentaría, nadie se metía con su madre de esa manera; ella era demasiado pura y bondadosa como para hacer algún acto en contra de Naruto, Sasuke frustrado debido a la gran erección que tenía en sus pantalones y el hecho de que haya sido interrumpido por un mocoso que lo estaba tratando como si fuese un pervertido hacían que su ceño se frunciera con enojo, si era lo que su alumno creía no se lo refutaria, él no hizo nada malo; no tenía porque demostrarselo a nadie.

—Boruto, Sasuke-san no hizo nada en mi contra... Verás... L-Lo que sucede es que...— Hasta ahí había llegado todo, se lo diría... tenía la esperanza de que lo tomaría con la madurez suficiente para no matar a su padre, los nervios la invadieron y en un intento desesperado buscó apoyo en los ojos onix del Uchiha quien que un asentimiento de cabeza y una sonrisa ladina muy leve logró recuperarle la confianza para hablar.

Por otra parte de Konoha, no muy lejos de los campos de entrenamiento estaba la mujer dando un paseo sintiendo como la nostalgia inundaba su ser, cuanto tiempo había pasado desde la última vez que sus pies pisaron su amada aldea... Demasiado, había tenido que abandonarla desde hace 6 años debido a la aventura que estaba llevando con el séptimo Hokage, una culpabilidad inundó su cuerpo ya que un montón de recuerdos vinieron a ella golpeandola con fuerza, había tenido que modificar ciertas costumbres... Su cabello pasó de ser atado a suelto, su vestimenta a ser más elegante y tuvo que mejorar su actitud para poder ser un buen ejemplo de madre, ella sabía que Naruto estaba casado con una familia pero fueron pequeños detalles que lograron atraparlos a ambos, ya tenían varios años desde que estaban juntos pero aún no podía perdonarse por hacerle algo de ese tipo a su amiga... Lo peor de todo era que tenía el descaro de ir a la aldea con el niño entre sus brazos, la pequeña manita de su hijo se posó sobre la mejilla de ésta logrando sacarla de su transe, ella esbozó una sonrisa amable a la vez que besaba la frente de éste, la fémina no se estaba percatando de que una mujer de cabello rosado estaba escondida en los árboles sorprendida de que aquél niño tuviera los bigotes zorrunos de su compañero de equipo, sí que guardaba una gran sorpresa, una sonrisa maliciosa adornó sus facciones, jamás le había prestado mucha atención antes a ella, dio un paso adelante para observar mejor pero de repente la rama hizo un sonido que alertó a la amante del Séptimo, sacó su pergamino dispuesta a atacar a la vez que escondía al pequeño detrás de ella, tenía dos años a penas pero sabía caminar por lo que se sostendria fuerte.

—¡Salga de ahí! ¡Quien quiera que sea!— Gritó algo desesperada a la vez que escondía con una pedazo de tela de su fino kimono a su bebé.

De las sombras de los árboles saltó Sakura quedando de pie frente a ella, el pánico se estaba apoderando de todo su cuerpo, había sido una pésima idea ir a Konoha otra vez, debió quedarse en la comodidad de su casa, todo su cuerpo tembló mas sin embargo un leve tirón de su kimono siendo causado por el pequeño de sonrisa zorruna logró traerla de vuelta, no tenía que temer... No debía verse débil.

—Vaya... Tenten-chan no esperaba que fueras tú la amante del idiota de Naruto— El alma de la castaña casi sale de su cuerpo al ser nombrada, la había reconocido... La Uchiha la había reconocido... Ella era valiente para afrontar todo tipo de situaciones cuando de pelea se trataba pero aún no estaba lista para enfrentar esa realidad, una donde ella no era la mujer de su amado si no que la otra y su precioso hijo no era más que un bastardo.

La habitación estaba en completo silencio después de que ambos adultos le terminaron de explicar el que pronto de divorciarian por la infidelidad de Naruto, la cabeza de Bolt estaba agachada y sus ojos eran tapados por su flequillo, no había emitido una palabra desde que terminaron la conversación, Hinata; tensa por toda la situación, abrazó a su hijo estrechandolo contra sí, Sasuke sólo se limitó a observar como otra vez por las cuencas de esas preciosas orbes opalinas salían lágrimas de dolor, el Uzumaki estaba más afectado de lo que ambos predijeron, no era para menos ya que su padre era su idolo a pesar de ser tan testarudo, Boruto lo admiraba, de golpe vió como levantaba la cabeza mirándolo con los ojos más oscuros que antes y al igual que los de su madre... Sin ningún brillo, totalmente vacíos, no era para menos cuando dentro de éste yacia una tormenta de emociones, confusiones, sentimientos y recuerdos de por medio, tanto así que incluso se había olvidado el como los encontró, la situación embarazosa, todo el rubio no era más que un oasis.

—Sensei... ¿Puedo llamarlo padre?—

Estaba increíblemente mal pero todos estaban de acuerdo en que el dolor a veces te hacía hacer o decir estupideces.

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