Capítulo 25

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Luego de todo el problema que había pasado con Sakura, al ver como las dos mujeres que formaron parte de su vida se habían perdonado, él se sumergió en sus pensamientos, constantemente se preguntaba si él también debía dejar aquél odio que se había formado por la mujer de cabellera rosada por haberle causado dolor a su hija, la respuesta no tardó en llegar cuando la pequeña que tenía en su mente corría hacia Sakura y Hinata envolviendo a ambas con sus delgados brazos.

—¡Mamás!— Gritó la pequeña Uchiha con emoción, por fin, ahora ella podía estar en paz.

—Sarada... Gracias, estoy completamente orgullosa de ti.— Los ojos esmeraldas de su madre biológica se posaron en ella y ahora sí la abrazó con fuerza y cariño.

Hinata había decidido retirarse unos segundos para darles su momento, en cuanto se había ido a la cocina para preparar aunque sea algún té; unos brazos rodearon su cintura desde atrás sintiendo el pecho del formidable pelinegro, la Hyuga sólo se quedó quieta a aquél tacto con una sonrisa tranquila en su rostro, la cabeza de Sasuke se escondió en su cuello y respiró profundamente provocandole un escalofrío a la mujer.

—Eres increíble, Hinata... Te agradezco por haberle dado paz a mi hija... Y a mí.

Aquél susurro fue suficiente para ella, volteó con cuidado de no lastimarlo y deslizó sus brazos con lentitud por el cuello del Uchiha, su corazón latía a mil por hora y no podía evitar sentirse como una adolescente, el azabache se aferró más a la cintura de la mujer de ojos opalinos, la miró unos segundos llenándose de esa calidez que sólo ella podía poseer, unió sus labios con delicadeza, como si fuera una muñeca de porcelana... Delicada, frágil y de gran valor.
Poco a poco la intensidad de aquél beso subió al igual que los sentimientos nuevos que ambos experimentaban, Sasuke mordió con suavidad el labio inferior de la mujer y ésta abrió la boca de manera sutíl dejando escapar un suave jadeo, eso para el Uchiha fue completamente erótico, metió con cautela su lengua dentro de la cavidad bucal contraria disfrutando del sabor de SU mujer e iniciando un excitante juego de lenguas.

La Hyuga sentía sus piernas desfallecer, la verdad es que era su pequeño secreto; cada vez que Sasuke la tocaba y la tomaba de aquélla manera provocaba en su cuerpo una sensación de excitación que lograba desestabilizarla por completo, el calor comenzaba a abrumarla y las manos del poseedor del Sharingan bajaban con lentitud hacia sus glúteos, ésta dió un pequeño salto envolviendo sus piernas en la cintura masculina aferrandose a él para no caerse.

El Uchiha se sorprendió de aquélla iniciativa por parte de la Hyuga, una sonrisa maliciosa se formó en sus labios y caminó hacia la mesada de la cocina apoyandola allí para luego acercarse a su oído.

—Realmente lo deseas ¿cierto?

Aquél susurro fue suficiente para que a la mujer mayor se le tiñiera las mejillas de un color rosado pálido, un jadeo escapó de sus labios al momento en que el Uchiha se adueñó de su oído mordiendolo con delicadeza, pronto besos empezaron a recorrerla por el cuello. Tan sumergidos estaban en su mundo erótico, era perfecto.

—¡YA ES LA MALDITA SEGUNDA VEZ! VAYANSE A UN CUARTO DATTEBASA— El rubio se encontraba en la puerta completamente rojo.

No tardo mucho en cerrarla con fuerza y salió corriendo hacia la sala donde ya se habían ido tanto Sakura como Sarada, joder, ¿es que tanto les costaba? Había ido a buscar la hamburguesa que había dejado de el día anterior para comerla y se encontraba con aquélla escena.

¡¿PORQUÉ SIEMPRE EL?! Kami-sama a veces era tan cruel.

A ambos adultos se les había bajado la excitación en un segundo; pero esta vez la Hyuga no estaba tan avergonzada como antes, simplemente rió tranquila y se acomodó la ropa, el Uchiha la miro de reojo mientras hacía lo mismo notando que su risa era hermosa, definitivamente esa mujer podía matarlo si quisiera, aunque también era sorprendente que no le haya preocupado.

Himawari comía con tranquilidad su hamburguesa disfrutando de cada bocado, era realmente rica debía admitirlo, con razón a su hermano le encantaban, allí frente a ella estaba el mismísimo Hokage quien se encontraba nervioso por la situación, a su lado estaba su nuevo hijo en conjunto con quien ella consideraba su tía antes de todo; Tenten.
Todos comían con nerviosismo menos la pequeña Himawari, ella estaba tranquila.

—Hima...—Inició Naruto

—¿Qué sucede, séptimo?— Aquél cambio de padre a Séptimo; al rubio le dolió pero la mano de su actual mujer llegó a él como apoyo.

—Quiero que entiendas que yo no te dejé de amar ni a ti ni a tu hermano pero a veces los adultos se separan y cada uno debe seguir sus vidas.— Con cada palabra que decía; el rubio se ponía más y más nervioso.

Los ojos de Himawari se iluminaron cuando vieron quiénes habían acabado de entrar, se paró en su asiento agitando las manos con emoción, no había ignorado a su padre pero es que aquéllo le dolía, necesitaba de él.

—¡Onii-chan, Mitsuki-san! ¡Por aquí!— Los nombrados vieron a su pequeña hermanita (Mitsuki ya la veía como su pequeña hermana) y se acercaron a ellos, la verdad es que no le importó demasiado quiénes estaban enfrente.

—¡Himawari! Y.... Viejo...— Boruto apretó la mano de su novio con fuerza, el albino hizo lo mismo para brindarle apoyo y se sentaron en conjunto con Hima.

Naruto se sorprendió de ver a su hijo con Mitsuki pero tampoco le molestaba, siempre y cuando sea felíz. Los ojos del Uzumaki menor se posaron en el bebé que sostenía Tenten y un gesto de disgusto se formó en su cara.

—Como le estaba explicando a Hima... A veces la gente adulta se separa y buscan su felicidad por separado, nadie va a reemplazarlos— Lo último lo había dicho mirando a su niña.

—Papá... ¿Te has dado cuenta que para que salgas con nosotros de tu oficina y nos veas... Tuve que descubrirte y salir corriendo? Si antes no tenías tiempo para nosotros... ¿Cómo harás con ése bebé? ¿O es que siempre has tenido tiempo para "ésa" mujer?— Okay... Eso definitivamente nadie se lo esperaba, la madurez con la que Himawari había hablado era admirable, Boruto la abrazó por sus hombros cuando notó que su hermanita estaba por romperse.

Eso le había dolido más de lo que hubiera imaginado, tanto a Naruto como a la pequela girasol, ésta se levantó de su asiento y dió una leve reverencia.

—Buena suerte en tu trabajo como Hokage... Pero por favor, no vuelvas a nuestra casa... Mi papá se va a enojar y él con mi mamá son felices ahora.— Boruto se levantó siguiendo a su hermana y Mitsuki dió una reverencia al séptimo antes de irse.

—Séptimo... Con todo respeto... Creo que es un tonto.— Dicho eso, el albino siguió a su novio y a su cuñada.

—Espera, Mitsuki...— Naruto lo miró una vez que éste se detuvo; sin embargo el de ojos ámbar no lo miró. —Cuida bien de ellos.

Una vez que vió como éste asintió y se marchó, miró a Tenaki y a Tenten dandoles un abrazo, sólo tenía que esperar a que todo se calmara.

No tenía pensado dejar a sus hijos, pero admitía que las palabras de su pequeña le habían roto el corazón, un par de lágrimas escaparon de sus cuencas y Tenten se esforzó en consolarlo, ya había pasado lo más duro.

New BeginningWhere stories live. Discover now