Capitulo 4

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Anastasia se despertó un poco adolorida. Jamás, desde que había comprado su pequeña casa, había dormido en su sillón. De cierta manera, el sillón era cómodo siempre y cuando, no tuvieras como compañero, un pero que se movía más que ella. Por esta ocasión, ella pudo comprobar que los perros tenían pesadillas.

Se levantó pata poder estirar su columna. Era extraño despertar en una pieza distinta a la suya. En una habitación que demostraba la frialdad de la persona. No podía comprender como un hombre tan guapo como el oficial Grey, podía estar tan solo.

Arrastrando los pies, Anastasia llego hasta la cocina. Le dolía el estómago de hambre pero, no había nada que pudiera comer. Solo alimentos con una gran cantidad de grasas. Ella no comía nada frito durante las mañanas, le hacían mal. Lo mismo que el café. Buscando en las puertas de los muebles se sorprendo al encontrar una caja de té en hoja. Era bastante caro pero, era delicioso. A Ana se le hizo agua la boca, con solo pensar en tomarlo.

Se dio la vuelta para ver que más había y sonrió cuando vio que Thor estaba sentado al lado de un plato vacío de aluminio. Sin querer, había comenzado a querer a ese perro con solo unos minutos de haberlo conocido. Él fue el único que le brindo un poco de estabilidad cuando el piso bajo sus pies, se estaba cayendo a pedazos. Tomando una de las bolsas que tiene una imagen de un perro de la misma raza que Thor, y vertió un poco. Estaba dudosa de la cantidad. Nunca había tenido alguna mascota y no quería que se convirtiera en un perro obeso por su culpa.

En ese momento, se dio cuenta que al final del mesón de la cocina, había unas bolsas. Sabía que estaba mal y que no debía hacerlo pero, estaba muerta de hambre y quería comer. Aunque fuera solo una fruta.

-¿Sabes que hurguetear en las cosas ajenas está mal?- la voz en su espalda la hizo temblar y soltar un chillido por el susto. Sabía quién era. Ya estaba acostumbrándose a los tonos bajos de su voz.

Cristian, llevaba varios minutos observándola. No había podido dormir mucho durante la noche, ya que su cabeza no dejaba de pensar en todas las cosas que estaban ocurriendo en su vida.

Medito una a una las situaciones. La jugada de doble filo de su amigo. La forma en que había defraudado a la institución y el pago por eso era tener a esa mujer en su hogar, en su refugio. Él sabía que tenía que pagar por eso pero, ¿Tanto? Si hubiera sabido que protegiendo al único amigo de toda su vida que tenía cerca, terminaría de esta manera, jamás lo hubiera ayudado. O le hubiera dicho que se entregara, total, la cárcel no era peor que es catingo que estaba pagando ahora.

Se levantó de mala gana y se bañó con agua helada. Necesitaba pensar con la cabeza fría. Dejo la puerta abierta para que Thor se quedara con él pero, el perro simplemente había decidido quedarse con la mujer. Dumio toda la noche sobre ella, con la cabeza descansando en su cadera.

Traidor. El segundo traidor en su vida... quizás el tercero, si contaba bien. La sintió antes que entrara a la cocina. Se terminó de vestirse y salió. Quería comprobar que no estuviera haciendo nada indebido. Aún era su casa. Cuando le vio buscando entre sus cosas, un plan travieso se le paso por la cabeza.

-¡Que susto me diste! Solo estaba buscando algo para comer. Tienes puras grasas en esta casa- dijo Anastasia en su defensa. Ella comía rico y nutritivo. No un montón de snack fritos.

-¿No es mala educación revisar cosas que no te pertenecen?- Cristian quería hacerla sentir mal. Si tenerla cerca seria su castigo, tendría que sacarle algún provecho a la situación.

-sé que está mal pero, no tienes comida en este lugar- Anastasia tenía miedo y parte de su valentía se había esfumado cuando palideció dos tonos. No sabía cómo enfrentar a ese hombre precioso pero frio que está delante ella. Reconocía que no estaba segura en ningún lugar más que este lugar.

Guardián de mi corazón: Christian y AnastasiaWhere stories live. Discover now