Capitulo 13

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Ana estaba con la boca abierta ante la propuesta que le estaba haciendo Cristian. Saldría de la casa, aunque fuera a otra casa de policía pero saldría del departamento. Eso le alegro mucho pero, tenía dudas.

-¿Es seguro? Me habías dicho que no era bueno que saliera del departamento porque corría mucho riesgo. Además, creo que no estás de humor para una comida. Lo ideal es que pase desapercibida- estaba nerviosa y cuando estaba nerviosa, siempre encontraba la forma de sacar de casillas a su acompañante.

-nada te va a pasar. Es solo una simple comida con mi jefe y su esposa. Lo único que tendrías que hacer, es llevar el postre. Renant me dijo que Rose no es muy buena en la repostería. No sé cómo serás tú en esa área pero creo que podrías ser buena. Has cocinado como los dioses estas semanas que has estado viviendo en el departamento. Thor también esta feliz con tu comida. Ya no se enferma tanto del estómago y es más feliz. Por otro lado, también me tienes feliz con el café que me haces todas las mañanas. No he probado ningún café parecido a ese en ninguna cafetería cerca de la estación o del departamento- esa noche, Cristian había asumido que lo mejor era ser directo y no guardase nada. La conversación que tuvo con Renant, le hizo darse cuenta que las mujeres tenían un poder curioso sobre los hombres y él estaba cayendo en la magia de Ana.

-puedo intentar hacer algo rico y que no sea pesado para la noche. ¿Cuándo es la cena? Tendría que encargarte algunas cosas para el postre, ya que no puedo ir a comprarlas por mi cuenta. Me gusta la idea de salir de aquí por unas horas- eso molesto a Cristian más de lo que esperaba.

-¿Tanto te molesta estar en este lugar?- dijo Cristian un poco herido. Él había abierto las puertas de su casa, su refugio para que ella estuviera a salvo. Le había dado una habitación para ella, para que tuviera su espacio personal y, ¿era así como le pagaba?

-no me molesta estar aquí. Lo que me tiene un poco aburrida es el encierro. Yo no estaba acostumbrada a estar en un lugar así. No estaba acostumbrada a estar rodeada de lujos y mucho menos a estar las 24 horas del día en un mismo lugar. No tengo mis cosas aquí, no tengo mis plantas ni mis manualidades. Mi pieza esta lista y no tengo nada más que hacer u ver la televisión durante todo el día, no es mi panorama favorito- dijo anastasia rápidamente. Había sentido el dolor en la pregunta de Cristian y por eso le había explicado lo que sentía. A

Cristian no le pasó desapercibido lo que un día le dijo su madre: el corazón de una mujer va ligado a lo sencillo de la vida. Es cierto que hay mujeres que prefieren las joyas y el dinero pero hay otras, que le gusta lo sencillo y es de ellas, de las que deben enamorar. Suspiro y miro a Ana que lo miras con pena.

-entiendo lo que quieres decir, pero también deberías entender que estas en este lugar por tu propia seguridad. Pero enriendo perfectamente tu sentir- dijo. Cristian se mordió levemente el labio inferior e hizo que Ana tuviera ganas de morderlo también. Cerró los ojos al darse cuenta de sus pensamientos y quiso morirse. Nunca antes había sentido atracción por un hombre y no podía decir si es lo que estaba sintiendo, era atracción o algo más.

-lo sé. No quiero seguir discutiendo contigo sobre eso. ¿Podrías pasar a la tienda a comprar lo que necesitaría para hacer el postre? Me gustaría llevar algo fresco y refrescante- dijo. Ella no quería seguir peleando por cosas como esas.

-está bien. Pero me tienes que mandar con detalles que es lo que necesitas. Con suerte se la diferencia entre un tomate o un pimentón. Así que te pediría que no me lo hagas tan difícil. Soy un hombre, y a muchos de nosotros no nos gusta la cocina porque no la entendemos. Quizás, la parrilla y un buen asado, sea la nuestro pero las comida con diseño, con demasiado tiempo y complejas, es una guerra constante entre nosotros. Hay que asumir que los hombres con mayor creatividad, quizás son únicos que saben cocinar. O algunos que tuvieron la suerte, yo, no la tuve- dijo. Estaba seguro que Ana pensaría de él cualquier cosa ante tal cantidad de comentarios sin sentidos. Lo que recibió a cambio lo sorprendió. Ana estaba riéndose de sus comentarios y era una risa sincera.

Guardián de mi corazón: Christian y AnastasiaWhere stories live. Discover now