/16/

42.5K 5.8K 1.3K
                                    

Jimin estaba sentado en césped, en un parque bastante lejos de su departamento. Había estado buscando a Jungkook por una hora completa, y no lograba encontrarlo. Se negaba a regresar a casa sin él, pero ya se hacía tarde. Estaba oscuro y podía no saber cómo regresar entre la oscuridad de la noche.
Secó sus lágrimas con los dorsos de sus manos, y sollozó una última vez antes de levantarse del césped, y comenzar a caminar en dirección a su departamento.

No quería llegar y finalmente dar todo como final. No quería llegar a su departamento, y no encontrar a su conejo. Y mucho menos, no quería llegar a su departamento y no encontrar a Jungkook ahí. Todo lo volvería más real.

Jimin ni siquiera se hacía una idea de lo que provocó que Jungkook saliese furioso del lugar. ¿Estaba demasiado incómodo con YoonGi ahí? ¿Estaba él celoso? No sabía. Y quería saberlo. Pero necesitaba encontrarlo.

Y a pesar de que no quería hacerlo, el camino comenzaba a hacerse conocido otra vez. Estaba cerca de llegar a la parada de autobús, donde siempre tomaba un bus para llegar a su casa. Y antes de llegar hasta ahí, escuchó sollozos cerca.

Su corazón se detuvo por un instante. Ese definitivamente, era su Jungkook.

Volteó en busca de una señal, del muchacho particularmente, y retrocedió un par de pasos al escuchar sollozos cercanos a la última parada de autobuses detrás de él.
Corrió hasta esta, y como lo esperaba, ahí, sentado en las bancas, con su rostro entre sus manos, y sus sollozos luciendo libres al gélido aire que había, se encontraba un muchacho de chaqueta larga negra, y cabello castaño. No cualquier muchacho, sino el suyo.

-¿¡Ju-jungkook!?

El muchacho detuvo su llanto un segundo, para observar a ambos de sus lados, antes de colisionar con el correcto, y en él, los lagrimosos ojos de Jimin. Jungkook, casi como automáticamente, se levantó de la banca en la que estaba, y corrió en dirección al rubio. Jimin hizo lo mismo en su dirección, para, segundos pocos tarde, ambos acabaran abrazados en medio de la calle, compartiendo lágrimas.

Jimin estaba casi sobre Jungkook, abrazándolo con todas sus extremidades, algo incómodo. Hasta que Jungkook tomó la iniciativa por alzarlo de los muslos, y que sus piernas rodearan su cintura, efectuando un abrazo todavía más fuerte.

-¿¡Po-por qué- t-tú ¡Ah! ¡E-eres ta-an i-idiota! ¡E-estaba pr-preocu-cupado! ¡¡Conejo t-tonto!! -Jimin dijo tomando los costados de su cuello para verle, con los ojos lagrimosos.

A Jungkook se le encogió el corazón al escuchar a Jimin tan preocupado y triste. No quería causarle ningún daño, pero la situación lo llevó a efectuar acciones tontas.

-Ji-jiminnie, y-yo l-lo s-siento, y-yo s-solo...

-Shh... -Dijo, cerrando sus ojos y posando sus frentes juntas- Eres un idiota y tienes mucho que explicar. -Jimin abrazó su cuello con sus brazos, y dijo en su oído- Pero promete que nunca volverás a desesperarme, preguntándome si me has abandonado...

-Y-yo creí que ibas a dejarme por Y-YoonGi, Ji-Jiminnie... -Sollozó observándole abatido.

Jimin negó con la cabeza, y besó sus labios.

Ese beso, tan sencillo y tan ordinario, fue más especial que cualquiera que hubiese dado. Corto, preciso, y puro. Ese beso, selló una promesa que solo la magia podía romper. No fue literal, pero, habían estrellas y destellos por todos lados. Sus labios juntos causaban algo realmente mágico que se podía denotar a distancia. Tanta honestidad y sinceridad en ese sencillo toque.

Sus labios se separaron, y sus ojos se abrieron con lentitud. Sus lágrimas ya no corrían, sin embargo, la alegría brillaba en cada estrella que el cielo nocturno regalaba a visión.
Sus risas fueron instantáneas, y sus frentes volvieron a estar juntas.

-Yo nunca podría dejarte por nadie más...

Los ojos de Jungkook se iluminaron ante aquella revelación, y solo acudió a bajar a Jimin, para posar sus manos sobre sus mejillas, y elaborar un beso más profundo.

Y ahí, bajo las estrellas, y una luna brillante, donde la soledad reinaba en la esquina de una calle cualquiera, dos almas completamente distintas desnudaban sus más profundos sentimientos, y lo entregaban sin dudas.

Y también, desde un ángulo invisible para esos dos, una figura de cabellos blancos llevaba consigo un reloj de arena, que tenía tan solo pocos granos por completar su otra mitad...

Conejito [KookMin]Where stories live. Discover now