8- Precioso

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No lo pensó mucho, solo agarro la espada, una bolsa de cuero y corrió rumbo a la montaña, más específico; a la cueva donde habita el dragón.

Muchos aventureros habían muerto apenas colocaron pie en la entrada, calcinados por el potente fuego. Aquellos que tenían suerte, solo podían observarlo brevemente antes de morir aplastados por una de sus enormes patas. 

(T/n) necesitaba el oro para pagar los remedios de su hermano enfermo, la plaga iba a matarlo, de eso está segura, pero por lo menos podría aliviar su dolor hasta que el momento llegase. 

 El día de brujas es perfecto para intentar tal hazaña, ya que los pueblerinos están ocupados con sus festivales, calabazas, concursos y demás. Así que subió con valentía, dispuesta aunque sea a robar un puñado de oro, una gema preciosa o lo que fuere que pudiera proporcionarle dinero.

A medida que se acercaba a su destino, podía llegar a oler el aroma a carne podrida, ceniza y humedad, algo como agua estancada. Iba descalza, con la falda sujeta de una forma muy poco elegante para una señorita. Pero, ¿qué más daba? ningún hombre podría verla en este estado estando en un sitio peligroso como ese.

Lo que le causó extrañeza, fueron las antorchas que iluminaban la entrada, como si le dieran la bienvenida, además de las raras decoraciones con hojas secas y una que otra calabaza con rostro cuestionable. 

Paso por la entrada con la espada en alto, al principio, solo logró visualizar oscuridad pura. Pero a medida que daba pasos temblorosos consciente de que la bestia podría salir de cualquier lado, poco a poco, fue viendo destellos de luz. El bailar de una llama que se reflejaba en las paredes de la cueva. 

(T/n) bajo la espada atónita, ante el chico de cabello rojizo que comía un pedazo de jabalí frente a una hoguera ostentosa. 

—¿Mataste al dragón? —Al decir eso, el joven pegó un respingo en su sitio casi atragantándose con la carne. 

Se levantó de su asiento; un pedazo de madera gastada. Acto seguido, la señaló con el dedo.

—¿Cuando llegaste aquí? ¿Que quieres? —El tono asustado la hizo levantar una ceja, y vio cómo sus ojos rubí se dirigen a la espada que sostiene. 

—Tranquilo, no te haré daño —La dejó caer a sus pies—. La traje en caso de que el dragón intentará atacarme. ¿Tu que haces aquí? 

El jovenzuelo se dejó caer con un suspiro, pronto con un pie arrastrando la espada en su dirección. 

—Vivo aquí —Los ojos rojos se posaron sobre ella, causando un escalofrío de pavor en su cuerpo—. Volveré a preguntar, ¿qué es lo que quieres? 

(T/n) gracias a la luz de la fogata, pudo apreciar las escamas rojas que recorren un lado de su rostro, así como los ojos de reptil y las uñas largas. Pero lejos de estar asustada, sintió algo inexplicable. 

—Mi nombre es (T/n), ¿cual es el tuyo? —Dio un breve paso hacia el, esperanzada de poder ver mejor las bellas escamas. 

El dragón del que todo el pueblo habla, que todos temen, le dedicó una sonrisa dientuda. Amistosa, al ver que la chica frente suyo no intentaba matarlo como la mayoría.

—Kirishima Eijiro, soy un dragón de fuego. 

La pueblerina arregló su falda, los ojos pegados al cuerpo del dragón. 

«Es precioso» fue su pensamiento. 

Y minutos después, se encontraba sentada a su lado, charlando como si fueran viejos amigos. 






INKTOBER 2018 [BNHA x Fem!Lector]Där berättelser lever. Upptäck nu