Capítulo 01

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Mi nombre es Kara Zor-El.

Lo sé, es un tanto extraño mi nombre y es mi identidad verdadera, de un lugar tan lejano como imposible de buscar entre las estrellas, más aún, ya que no existe más.

Soy alienígena.

En algún punto de la galaxia, bastante lejano del sistema solar mi planeta Krypton estuvo en grave peligro.

Hace más o menos 26 años que mi primo, Kal - El siendo apenas un bebé fue enviado a un planeta llamado Tierra por su seguridad y protección.

Todo el mundo conoce la historia de una lluvia de meteoritos que destruyó gran parte de la localidad de Smallville en el estado de Arkansas.

Muy pocos saben la historia de el niño que milagrosamente fue encontrado vivo entre esa catástrofe caída desde las estrellas.

Lo que nadie sabe, es sobre la niña de 13 años que también fue puesta en una nave para escapar de la destrucción de Krypton y que esa niña iba en misión de ser la protectora de mi recién nacido primo en ese nuevo planeta.

Si, esa niña de era yo.

Por razones que hasta hoy en día aún desconozco, jamás he entendido el porqué los padres de Kal - El siendo apenas un bebé indefenso fue colocado en semejante situación.

Pero lo que sí estoy consciente, es que mi madre y padre en medio de la destrucción también fui asignada a una nave para escapar de la catástrofe junto a mi primo.

***

— Las coordenadas están entrelazadas con la nave del pequeño Kal - El.
Tú también lo seguirás.
Tu nuevo destino es un planeta llamado Tierra.
Tu misión ahora será dar protección a tu primo, con la ventaja de que tú también estarás a salvo.

— No tengo miedo padre.

— El viaje será largo pero en el camino dormirás y te acompañaremos en tus sueños.
Viajarás hasta la Tierra, tú y Kal - El estarán protegidos allá.
Debido a la exposición del Sol Amarillo obtendrás grandes. poderes en ese planeta.
Tú estás destinada a hacer cosas grandiosas en ese nuevo mundo.

— No le fallaré a Kal - El ni a ti.

***

Dije mirando por última vez a mis padres.
Antes de abordar la nave, los abracé aun sabiendo de que estarían conmigo en mi corazón pero la destrucción de Krypton se llevó todo lo que conocía, lo que amaba y la vida de mis padres también pagaron para salvarme.

***

— Te amo Kara.

— Los amo. Nunca los olvidaré.

— ¡Tienes que irte ya!

***


Los planes de mi madre y padre no salieron exactamente como ellos esperaban.

La radiación de la explosión de Krypton desvío el rumbo de mi nave y la onda de expansión me llevó hacia Zona Fantasma, una región en el espacio en que el tiempo no existe y estuve atrapada allí, en un largo sueño durante 24 años.

De alguna manera mi nave salió de ese agujero y encontró las coordenadas del recorrido y un día, aterricé en la Tierra.

Cuando llegué, yo aún seguía teniendo la apariencia de una niña de 13 años, pero en ese momento mi primo localizó la zona de la caída de mi nave y para cuando él me encontró, lo vi.
Él ya había crecido, era un hombre adulto.


El impacto fue aún más grande al ver en su pecho el símbolo de la Casa de El que destacaba en su uniforme bicolor.

Fue ahí, en que lo reconocí, me costó asimilarlo pero era Kal - El, y ya no era un bebé, era más que un hombre y con el tiempo me di cuenta lo importante que era para el mundo al ser un súper héroe.

Él ya no era un bebé, era un hombre adulto, y hasta se había revelado en éste nuevo mundo como SUPERMAN, el hombre más poderoso del universo.

Y rápidamente, me di cuenta de que mi misión nunca la pude realizar.

Le había fallado a mi madre, al pequeño Kal - El, a Rao, al Dios de mi planeta.
Mi primo, ya no necesitaría de mi protección.

Al notar mi cara de tristeza, mi primo solo me abrazó y aunque solo tuve unos segundos de observarlo, supe que él me reconocería de alguna manera y que a lo mejor sabría de nuestro parentesco, muy a pesar de la gran diferencia de edades con las que escapamos de Krypton y entramos a la Tierra.

***

Ese símbolo... Ese simbolo en tus ropas, y ese medallón.
Tú eres del Clan de la Casa de El.

— Si, si lo soy.

— Soy Kal - El.
Desde hace tiempo, te he estado esperando.

***

Mi primo quería que yo tuviera la misma crianza segura al estilo humano así como la tuvo él y por eso me llevó con mi nueva familia adoptiva.

Los Danvers.

Eliza y Jeremiah, un matrimonio de científicos que ayudaron a mi primo a comprender sus habilidades extraordinarias, ellos serían ahora mis nuevos padres.

— Se que no soy tu madre mi cielo, pero tu desde ahora tú estás a salvo.

La pareja ya tenía a una hija, Alexandra.

Apenas al verla supe que ella tenía una edad similar a la mía, y a pesar de haber nacido en distintos planetas, ambas sabíamos que nuestras vidas ya no serían las mismas.

Mi primo ya no necesitaba de mi protección.
Yo ya no tenía una misión.
El plan de mis padres en Krypton era cuidar de Kal - El.
El plan de Kal - El en la Tierra es protegerme al dejarme con una buena familia.

Y lo hizo, me dejó con los Danvers.

***

A pesar de tener las mismas habilidades extraordinarias de mi primo y éste se encargara de enfrentar las crisis en el mundo, a mi solo me quedó encajar entre todos los humanos.

Después de todo, yo era una refugiada alienígena y a medida que pasaba mi crecimiento, mis poderes se fueron manifestando con la exposición del Sol Amarillo de la Tierra a diferencia de la debilitada estrella del Dios Rao.

Debía de ocultarlos a toda costa si no quería ser un experimento de laboratorio, gajes del oficio como suelen escuchar Eliza y Jeremiah entre sus colegas.

Los años de crianza con mi nueva familia adoptiva estuvieron rodeados de aprender costumbres humanas, adaptarme a las actividades caseras y las escolares.
Con Alex, compartimos cursos, algunos amigos y otras experiencias que supuse también vivió mi primo cuando llegó a esa edad y aunque al inicio fue difícil, el pretender ser dos hermanas en plena etapa de la adolescencia pero supimos encontrar el modo de continuar juntas aunque a veces Eliza era demasiado exigente con Alex sobre la protección de mi verdadera identidad porque Kal - El, tuvo muchos tropiezos en su momento y nadie de los Danvers quería correr la misma suerte conmigo como sucedió con los Kent en su momento.

Desde aprender a ser sensible con lo que podía tocar, medir mi fuerza en practicar deportes, comprender los sentimientos humanos, ser discreta a la luz del sol, las noches eternas de tareas escolares y hasta me animé a tomar un curso de periodismo básico ya de grande y quizá, algún día ser como mi primo, que mantiene una identidad civil como Clark Kent siendo éste un reconocido periodista profesional, mientras que con el uniforme bicolor, era el héroe que el mundo admiraba.

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