Tres

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Sus comentarios son lo único que podría alegrar mi día de mierda :'c

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Samantha estudiaba Leyes y Pey Ingeniería. Ambos me habían llevado a conocer la universidad el sábado por la mañana, exactamente antes del primer día de clases para que no estuviese completamente desorientado, me fue imposible acordarme de todos los lugares porque en sí el instituto es enorme. Todas las facultades estaban en el mismo lugar, algo cercanas unas de otras porque aparentemente eran cinco. Una verdadera ciudad universitaria. 

Sólo me bastó con aprenderme dónde se encontraban los baños, alguna de tantas cafeterías y una jardinera con mesitas donde extrañamente había internet gratis. 

—No todos lo saben, en realidad casi nadie. Lo descubrimos con unos amigos así que no cuentes el secreto —dijo Peython guiñándome un ojo cuando me senté a descansar todo lo que habíamos recorrido.

No bromeaba, cerca del estacionamiento había un camino para ir a uno de los múltiples auditorios y en él muchas personas lo utilizaban para trotar o hacer alguna especie de rutina de ejercicio porque era como una colina que al final se podía salir a un boulevard donde habían locales formando un centro comercial pequeño. Es que acá tenían de todo. 

—Creo que tomarás un taller, la mayoría de las carreras lo piden para ir sumando créditos. 

Samantha sacó de su bolso un barrita de granola y la partió a la mitad para darme una, sin pensarlo me lo metí a la boca y su hermano la miró e hizo un puchero porque no le ofreció, entonces ella le dió un poco del suyo. 

—¿Y esos créditos me servirán para...? —dije terminando de masticar.

—Es un poco tonto cuando te lo explican pero básicamente te sirven al graduarte. Si llevas todas las materias como se es debido culminarás tus estudios en el tiempo correcto, de no ser así puedes hasta perder dos o más años. Son estrictos con las faltas y el desempeño pero sinceramente qué escuela no lo es —acomodó su cabello y Pey asintió. 

—Sí, hay un chico en el salón que estaba a punto de salir pero debía una materia así que lo mandaron hasta mi semestre. Tiene que esperar un año más para acreditar y debe ser horrible —respaldó la información de Sam. 

Asentí entendiendo todo y revisé la hora, ya eran las dos de la tarde. 

—Busquemos algo de comer. 

+|+|+|+|+|+

El domingo por la noche me encontraba hablando por teléfono con mamá. Mentiría si dijera que no estaba nervioso por todo lo que se avecinaba, me había percatado que en situaciones como esas se me olvidaba hablar en inglés y no quería delatarme tan pronto en la escuela. Había estado practicando con Sam pero no podía evitarlo simplemente.

Spero che il tuo primo giorno sia eccellente affetto (Espero que tu primer día sea excelente cariño.)

—Grazie mamma, io anche (Gracias mamá, yo también.)

Dirò a tua zia che ti prenda una foto prima di andarti, voglio vederti (Le diré a tu tía que te tome una foto antes de irte, quiero verte.)

—Sta bene, non posso dirti che no. Devo già dormire (Está bien, no puedo decirte que no. Ya tengo que dormir.)

Nos despedimos y acomodé mi almohada, las horas seguían corriendo y el sueño no estaba para nada presente. No sabía qué hacer, realmente no me importaba si conseguía amigos o no pero no quería dar una mala impresión a los profesores. 

Me levanté y salí de mi habitación con cuidado, todos dormían y mi mayor objetivo era el no molestar a nadie. Bajé con lentitud las escaleras y al llegar a la cocina saqué un poco de leche para calentarla en el microondas. Mamá decía que leche tibia con un poco de miel era un buen remedio para el insomnio. Lo que había olvidado era el sonido que hacía el aparato cuando terminaba su función, traté de taparlo pero me fue imposible hallar el lugar de donde salía la ¿Alarma? Así que volteé para ver si alguien se había despertado, afortunadamente todo seguía igual. Busqué una cuchara y la miel en la alacena, abrí el frasco y sólo agarré un poco para luego revolverlo en la taza. Pero la miel es una sustancia espesa así que tuve que esperar unos minutos hasta que se disolviera. Todo a mi alrededor era oscuridad, debían ser por lo menos las dos de la mañana y debíamos presentarnos a las siete a más tardar. Estaba perdido.

Gracias al cielo los ojos empezaron a pesarme por fin cuando terminé de tomar aquél delicioso remedio. Entonces subí los escalones de dos en dos y me arrojé a la cama.

Al día siguiente (no, en realidad unas horas después) me levanté y me metí al baño seguido de Peython para asearme, saqué mi cepillo dental de los bolsillos de la pijama y procedí a lavarme la boca. Cuando terminé lo dejé junto a los otros y salí disparado porque Samantha gritaba que se nos hacía tarde.

Me puse unos jeans algo ajustados y una playera blanca bastante holgada, amarré las agujetas de mis botines e hice mi cabello hacia atrás porque ya no daba tiempo de peinarlo. De todas formas no lo iba a hacer. Nos subimos al auto y nos despedimos de Rosie por la ventana, ella ya se encontraba enviando la foto a mamá.

—No sé si esto te ayude pero no serás el único extranjero, hay muchas personas que vienen de otros lugares —dijo el pelinegro con la vista en su móvil. Los mayores iban adelante mientras que yo miraba el camino en los asientos traseros. —¡Dice Watson que una chica de Corea se integra a nuestro grupo! Diablos, que genial suena.

Y así siguió el viaje hasta llegar a la universidad.

American Boy |Frerard| °Pausada°Where stories live. Discover now