Treinta y cuatro

585 88 51
                                    

Frank:

Al siguiente día habíamos asistido a la convención de la que tanto se había hablado los últimos días, Samantha fue con Mikey a una sección especialmente de Marvel y nosotros nos quedamos cerca de unas playeras que tenían un diseño demasiado perfecto como para ser vendidas a todo público.

Entonces allí estaba el precio, altamente caro a lo que nosotros sólo contestamos un "sólo estamos viendo, gracias" para luego irnos y sufrir por no tener el dinero suficiente para esos gastos banales.

Después de tardar casi cinco horas en un mismo lugar decidimos ir a comer a un restaurante donde literalmente preparaban cualquier aperitivo que pidieras, paseamos por unas calles y como buenos turistas nos metimos a un centro comercial que tenía pinta de ser uno de los más visitados.

Todo estando juntos y pasando tiempo de calidad que no sentía desde hace mucho.

Al atardecer nos regresamos al motel, tanto Mikey como Sam estaban cansados de las buenas actividades que habíamos realizado el día de hoy. Había sido un buen recorrido, no me podía quejar en lo absoluto y quería recostarme en la cama unos minutos para descansar.

Me encontraba feliz.

Los chicos entablaron una buena amistad y por fin veía que Sam sonreía ampliamente, incluso Mikey alzaba mejor las comisuras de sus labios.

—¡No puedo creer lo de Capitana Marvel! —gritó mi prima y soltó una carcajada.

Sonreí mirando a Mikey asentir frenéticamente.

Salí un momento para comprar una botella con agua, Gerard había desaparecido minutos atrás y me lo encontré cerca del estacionamiento con una motocicleta a su lado. Fruncí el ceño confundido acercándome.

—¿Y eso?

El pelinegro recompuso su postura y se levantó de estar recargado en la moto. Nunca había mencionado que sabía conducir una maldita motocicleta.

—Justamente iba a marcarte para que salieras.

—¿Qué planeas hacer? —pregunté levantando una ceja.

Gerard agarró un casco (porque aparentemente tenía dos en el asiento) y me lo tendió.

—Vamos a dar un paseo ¿No?

Negué.

—¿Estás loco? No podemos irnos así como así y menos ahora.

Una risita salió de sus labios. También quería cubrir mis nervios de que nunca había estado cerca de un "vehículo" así.

—No se darán cuenta Frankie, vamos.

Dudé. Lo ví subirse y encender el motor, se colocó el otro casco y con un movimiento de cabeza me invitó a sentarme detrás de él. Mordí mis labios fuertemente y soltando un suspiro accedí a hacer aquello.

Por último me aferré a su espalda.

—Espero no morir en mi primera vez andando en moto.

°∆°∆°∆°∆°∆°

El motor dejó de sonar y me permití quitarme el casco. Había sido un viaje caótico.

—Muy bien Frank, hemos llegado.

La ciudad completa se veía desde aquí, las luces, el cielo despejado, las estrellas, la hermosa luna en cuarto menguante. Todo era maravilloso, una vista perfecta de todo lo que era New York y yo quedé enamorado en completa plenitud.

Era el mirador más bello en el que pude haber estado y abrí la boca sin ocultar mi asombro.

—Es hermoso Gee.

American Boy |Frerard| °Pausada°Where stories live. Discover now