Capítulo 8

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CAPÍTULO 8

Después de haber hablado con las autoridades, comprobar que todo estuviera en orden y asegurarse de que la testigo estuviera a salvo RK900 se permitió tranquilizarse por un momento aunque estaba deseando leer el informe que le diría los posibles sospechosos. Mañana sería un día muy movido así que en cuanto oscureció y acabó el turno de Gavin decidieron volver pero esta vez el humano decidió llevarlo en coche hasta su casa.

Una vez en frente del apartamento del androide Gavin se le quedó mirando en silencio bastante incómodo por lo que ocurrió

– Gracias por llevarme detective Reed – se desabrochó el cinturón

– Oye... – le llamó sintiéndose ridículo por lo que iba a decir pero dado lo que hizo por él se lo debía. Su compañero se detuvo y le miró con esos ojos azules tan fríos que intimidaban tanto y que en esos momentos le hacía sentir pequeño al humano

– ¿Qué quiere? – preguntó al rato de estar así de callados.

Gavin no se atrevía a decirle nada así que volvió a arrancar el coche sin previo aviso y se lo llevó hasta el bar donde siempre iba

– ¿A qué viene ese cambio de ruta? ¿Qué hacemos aquí?

– Odio deberle nada a nadie así que déjame invitarte a una copa y estaremos en paz – se refirió claramente a cuando le protegió

– No hace falta

– Sí hace falta así que deja de tocarme las pelotas y sal del coche – salió del coche así que RK900 tuvo que hacer lo mismo y seguir al detective que ya estaba en la barra pidiendo – dame lo de siempre y esa cosa azul que beben las máquinas – habló con el camarero que se extrañó un poco hasta que vio al ojiazul de nuevo

– ¿No sabía que fueras de esos Gavin? – sonrió de lado mirando de arriba a abajo al androide

– Como vuelvas a pensar cosas que no son te meto las pelotas en la máquina de hielo seco – advirtió – ¿cuánto te debo?

– Quince dólares

– ¡¿Qué?! ¿Lo suyo cuesta diez dólares?

– Sí, el vino azul es bastante caro y difícil de conseguir

Eso descolocó al castaño puesto que tendría que estar dos días sin tomarse ese pequeño descanso pero su ética y orgullo no le permitía estar en deuda con el divergente

– Ya le dije que no hacía falta

– Toma – le pagó con todo el dolor del mundo, el camarero al momento de coger el dinero les sirvió rápido para seguir atendiendo a otros clientes – ya estamos en paz – le entregó la copa bastante molesto por su gasto pero al menos sentía que ya había saldado una deuda – ¿a qué ha venido esa mierda de cubrirme? Podrías haber muerto. No quiero que lo vuelvas a hacer, es desagradable manchar mi ropa con esa sustancia azul tan asquerosa

– Según el protocolo lo normal es decir gracias pero aceptaré sus palabras y su invitación como muestra de agradecimiento – respondió tan neutral como siempre. Esta vez el humano no dijo nada y lo dejó estar – aunque no hacía falta, ni siquiera necesito thirium ahora

– Tú solo bebe y no seas desagradecido – se quejó. El androide asintió y empezó a beber sin muchas ganas pues, como ya dijo, sus niveles de thirium eran aceptables y no necesitaba más aunque... lo cierto es que le gustaba bastante esa bebida así que no la desperdiciaría

*¿Será esto a lo que llaman gula los humanos?* se preguntó observando al humano que bebía totalmente tranquilo mirando un partido de baloncesto

Maldita máquina (900Gavin)Where stories live. Discover now