Capítulo 4 - Estrechando lazos

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Peter se reía a carcajadas.

-¿De verdad pidió tantas pizzas por ti?

Estaban en la habitación de Elia, donde habían ido para que ella pudiera enseñarle sus inventos y demostrarle que era igual, o incluso mejor, que él. Peter había alucinado con la alarma-lanzatelarañas y decía que debía venderle el diseño a Spiderman. Estaba convencido de que el superhéroe necesitaría una de esas en algún momento, mientras que Elia no pensaba que fuesen tan buenos. Sin embargo, la discusión duró poco. Pronto empezaron a hablar de Los Vengadores y de ahí, el tema fue cambiando. Finalmente, Peter había comentado la excesiva cantidad de pizza que había habido la noche anterior y Elia le confesó el motivo. Así que ahí le tenía, tumbado en la cama muerto de la risa mientras ella le observaba desde el cómodo sillón. 

-Sí, eso hizo -aseguró por quinta vez.

-Ay, qué bueno -dijo, tratando de dejar de reír-. ¿Sabes? Yo creo que el señor Stark solo busca lo mejor para ti y no sabe cómo hacerlo.

-Supongo -suspiró, rodando los ojos.

-Eh, no -soltó Peter, incorporándose-, no quiero volverte a oír decir esa palabra -parecía enfadado, aunque Elia era consciente de que estaba fingiendo-. Sabes de sobra que es así, pero no quieres verlo. Yo daría lo que fuera porque el señor Stark se fijase tanto en mí.

-Te cambio el puesto -sugirió.

Peter arrugó la nariz y pensó.

-Creo que no.

-¿Por qué?

-No quiero estar todo el día diciendo "supongo" -dijo, cambiando la voz a propósito por una más apagada.

Elia quitó el cojín que había en el sillón y se lo lanzó, pero Peter lo atrapó al vuelo.

-Capullo -masculló.

-Si sigues tirando así, hay algo en lo que siempre seré mejor que tú -se burló.

-¡Pero serás! -exclamó.

Elia se levantó y fue derecha a la cama, donde cogió más cojines y comenzó a atacarle con ellos. Peter bloqueaba todos, pero Elia era muy insistente. Además, estaba muy motivada. Quería borrarle a Peter la sonrisa de la cara con un golpe. 

-¡Chicos! -gritaron tras ellos. Ambos se giraron y vieron a Pepper en la puerta de la habitación, mirándoles muy extrañada-. ¿Qué estaban haciendo? Os he llamado varias veces y no hacíais ni caso.

-Perdón -se disculpó Elia-, pero es su culpa.

-¿Qué? -Peter fingió ofenderse-. ¡Tu has sido la que me has golpeado!

-Bueno, basta -pidió Pepper-. Elia, Tony me ha pedido que te diga que no podrá comer hoy contigo, le ha surgido una cosa y ha tenido que marcharse, pero sobre las 6 estará de vuelta y dice que podéis trabajar juntos en el taller un rato si quieres.

Elia vio como Peter tenía la boca abierta. Sabía que se moría de envidia.

-De acuerdo, allí estaré.

-¡Genial! -exclamó Pepper. Seguramente se pesaría que eso era un gran avance-. Por cierto, hay comida hecha, por si os apetece.

-Gracias, señorita Potts -dijo Peter.

-Eres muy formal con ellos -se burló Elia cuando Pepper desapareció.

-Yo no estoy emparentado con ellos -replicó. Elia cogió un cojín y se lo lanzó de nuevo, aunque Peter también lo paró-. Anda, vamos a comer, que tengo hambre.

-¿Pero si has desayunado hace nada?

-Pero tengo hambre -se defendió.

-Creo que tu siempre tienes hambre.

El Guardián (Iron Love) [Peter Parker]Where stories live. Discover now