Capitulo 13

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  • Dedicated to Zñrt Rosita Gonzalez
                                    

En el avión de ida a Galápagos, los pasajeros se disponían a apagar sus celulares, mientras tanto Luna trataba de aplacar sus nervios.

― ¿Primera vez?

― ¿Ah?

― ¿Es la primera vez que te subes a un avión, Luna?

― Sí, Miguel. ¿Y tú? Ay no, qué pregunta.

― No es mi primera vez —rió—. ¿Ya apagaste tu celular?

― No lo traje.

― ¿Se te olvidó?

― Lo dejé a propósito, quiero desconectarme de todo.

― ¿Sigues peleada con tu novio?

― No creo que haya vuelta atrás, Miguel.

― ¿Me quieres contar lo que pasó?

― Pues... encontré una mujer desnuda en su casa.

― Oh...

― Él dice que no pasó nada entre ellos, pero no le creo.

― ¿Te vengarás?

― Al principio lo pensé, pero no tengo ánimos para eso.

― ¿Y si te ayudo?

― No, gracias. No haré nada de todas formas, no quiero.

― Si cambias de opinión cuenta conmigo.

― Lo sé, te lo agradezco.

― Pero ya no te pongas triste. Te encantará Galápagos.

― ¿Ya has ido antes?

― Una vez, pero ahora será un poco más divertido por ti. No es lo mismo estar con papá y mamá solamente.

― Me imagino —sonrió.

Al llegar, se acomodaron en el hotel de Puerto Baquerizo y pronto ya se encontraban recorriendo el lugar.

No era como en las fotos, era mejor.

Las iguanas cerca del borde de la isla, piqueros de patas azules, tortugas, un clima cálido, cielo despejado y el hotel decorado con una temática local.

En la noche, mientras regresaban al hotel después de cenar, Francisco invitó a Luna a ir por un helado. Miguel y su madre tranquilamente aceptaron.

A la joven usualmente le incomodaba estar a solas con el señor, sobre todo por tantas atenciones y molestias que él tenía con ella; llegó a pensar que tal vez se sentía atraído.

― Tengo que agradecerle de nuevo, señor Roldán, jamás pensé que tendría la oportunidad de venir a estas islas.

― No, no, tómalo como una retribución por ayudar a Miguel con sus calificaciones.

― ¿Sabe? Él es un gran chico, no lo descuide —y pasó la lengua al helado de chocolate en cono.

― Eso trato —él comía de una copa.

― Bueno, no puedo dejar de preguntarme el porqué de su invitación.

― Sí, es comprensible. No es nada fácil lo que tengo que decirte, pero ya es hora de que te enteres.

― ¿De qué habla?

― Yo conocí a tu mamá, Luna. Tengo que confesar que no me atrevía a preguntártelo directamente y por eso pedí una copia de tu cédula, para saber el nombre de tu madre.

― ¿Y eso qué?

― Hace aproximadamente veinticinco años, Laura y yo nos conocimos en Quito. Salimos por dos años y me fui a Argentina por negocios. Nuestra relación terminó. Regresé hace quince años para establecerme en Guayaquil. Bueno, y pude fijarme que tu lugar de nacimiento es...

Novia a sueldoWhere stories live. Discover now