Capítulo 3:

8.4K 363 12
                                    


Cayeron las dos en la cama de golpe, con la sonrisa en sus rostro y la adrenalina aun corriendo por sus venas.

Eran ya altas horas de la madrugada y por fin podían tocar la cama después del largo día de gala que habían tenido.

 Estaban agotadas con la emoción, los nervios, la tristeza porque un compañero se fuera y las risas en el chat habían conseguido que todas sus reservas de energía desaparecieran, pero aun así no podían dormir.

 Demasiadas emociones en tan poco tiempo.

 Natalia ni siquiera se había molestado en preguntarle si podía dormir con ella, simplemente habían entrado las dos a la vez en la habitación y habían ido automáticamente a la cama de la otra, sin mencionar o decir nada, como si ya fuera una rutina para ellas.

 Y en realidad ya lo era, porque no era lo mismo dormir sola, que dormir con la persona que hace que estés tranquila, protegida y segura. Y tampoco era lo mismo despertarse sola, que abrazada, escuchando el latido del corazón de la otra, con los cuerpos enredados y sus pieles presionando juntas.

Se miraron con sus rostros totalmente iluminados y con la sonrisa sin poder desaparecer.

-Estoy agotada... -murmuró Natalia acurrucándose en la cama de lado para mirar a la otra.
-Y yo -respondió Alba haciendo lo mismo frente a ella.

Soltaron un suspiro de comodidad y se quedaron en silencio mirándose a los ojos.

-Estoy tan orgullosa de ti... -dijo Natalia de repente haciendo que Alba la mirase sorprendida.
-¿Porque? -preguntó sin entender.
-¿Tú te has visto hoy en el escenario? -dijo Natalia emocionada- Eras tan... increíble, tan potente, tan expresiva... -se mordió el labio levemente- Tan tú...

Alba se sonrojó profundamente ocultando su rostro hasta la nariz con las mantas.

-Tú lo haces mucho mejor que yo siempre -murmuró Alba con timidez.
-¿Que dices? -soltó Natalia divertida - Ya me gustaría a mí transmitir tanto como tú.
-¿Estas de broma no? Haces todas las canciones perfectas, no hay ninguna con la que no puedas -respondió Alba con firmeza.

Natalia sacudió la cabeza y sonrió con timidez.

Se quedaron en silencio y Alba aprovechó para abrazarla, apoyando la cabeza en su hombro y cerrando los ojos escuchando solo los latidos del corazón de la otra.

Natalia la abrazó con fuerza pegándola a su cuerpo mientras que sus dedos comenzaron a moverse por su cabeza, acariciando su pelo.

Alba suspiró de comodidad y con su mano comenzó a acariciar el vientre de la otra por debajo de la camiseta como tantas veces habían hecho antes.

Era como si necesitasen constantemente estar sintiéndose, como si el simple acto de rozar la piel de la otra las llenase de una calma y a la vez de una energía que no eran capaz de conseguir en otro sitio.

Alba ya no sabía muy bien si era el cansancio, el estado de ánimo o qué pero su mente no le dejó tiempo para disfrutar de aquel momento y empezó a atormentarla.

Comenzó a pensar en que pasaría cuando saliesen, que pasaría cuando ya no estuvieran encerradas en aquella academia, que sería de ellas sin esa cercanía que tenían ahora. No quería pensar en ello, no quería pensar en Natalia alejándose de su vida, no tenerla cada noche entre sus brazos, no quería, pero no podía evitarlo.

Se removió algo inquieta y Natalia la observó con detenimiento, le rascó la cabeza con suavidad y esperó a ver si era que le pasaba algo a la otra o no.

Una habitación a oscurasWhere stories live. Discover now