Capítulo 11:

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Alba golpeó con suavidad la puerta de aquella habitación de hotel que tenía frente a ella.

Sabía que no debía estar allí, que les habían dicho que tenían que descansar, pero su propia habitación se le hacía demasiado grande y fría, acostumbrada a la academia y a la comodidad de los brazos de Natalia al dormir.

Se removió inquieta y mordiéndose el labio mientras esperaba una respuesta frente a aquella habitación vestida con su pijama.

Estaba preocupada, no podía mentir sobre ello. Natalia se había ido de las primeras a su habitación, huyendo de las miradas, de las palabras e incluso, quizás, de ella.

No habían tenido tiempo para hablar después de la fiesta, no sabía que pasaba por la cabeza de la otra y eso la estaba matando por dentro.

Cuando la puerta por fin se abrió, después de lo que le pareció una eternidad, a Alba se le rompió el corazón.

Natalia se encontraba frente a ella, con los ojos rojos de haber estado llorando y transmitiendo una profunda tristeza. Intentó sonreír, pero solo consiguió que un leve sollozo se escapase entre sus labios.

- Bebé... -susurró Alba, rota. Hizo el amago de entrar en la habitación a abrazarla, pero las dudas hicieron que se detuviera- ¿Puedo pasar? ¿O quieres estar sola? -indagó.

No quería imponer nada ni hacerla sentir incomoda, pero quería que supiera que estaba ahí para ella.

Natalia asintió levemente mientras intentaba contener las lágrimas, pero fue suficiente para que Alba se estrellase contra ella, abrazándola con fuerza.

La otra se aferró a ella, hundiendo la cara en el cuello de Alba comenzando a llorar ya de manera descontrolada.

Alba cerró la puerta con el pie y con cuidado, sin soltarla un solo instante, la llevó hasta la cama.

Hizo que se sentase en ella, se colocó entre sus piernas y la abrazó con fuerza contra su pecho que es a la altura donde quedaba la cabeza de Natalia.

Natalia la rodeó con sus brazos y se aferró a ella como si al soltarse se fuera a caer a un abismo del que no podría escapar jamás.

- Bebé... -volvió a susurrar Alba intentando consolarla y sin saber muy bien que decir para conseguirlo.

Después de unos minutos en los que dejó que Natalia soltase todo lo que tuviera dentro, cuando empezó a sentir como los sollozos remitían y el agarre sobre ella se hacía más débil, se separó levemente y con suavidad, agarrando su barbilla hizo que la mirase a los ojos.

- ¿Estas mejor? -preguntó con suavidad.

Natalia asintió levemente y comenzó a limpiarse el rostro con la manga del pijama, intentando eliminar cualquier rastro de aquel momento que acababan de vivir.

Se miraron a los ojos de nuevo y Alba solo podía ver la tristeza que inundaba aquellos ojos que adoraba y la presión en su pecho y el miedo en su corazón fue creciendo a cada minuto que pasaba.

- ¿Qué ocurre? -murmuró Alba.

No sabía muy bien si quería saber la respuesta a esa pregunta, no si significaba que todo lo que habían construido durante aquellos tres meses se derrumbase en apenas un momento.

- He hablado con Mikel... -susurró con la voz rota.

El corazón de Alba dio un vuelco y todo su cuerpo se tensó por completo al escuchar aquellas simples palabras.

- Ya... comprendo... -murmuró Alba intentando ocultar el sollozo que subía por su garganta mientras desviaba la mirada y se separaba levemente dispuesta a recibir aquel duro golpe.

Una habitación a oscurasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt