Viviendo con los Donson (Editando)

"Miedos y sonrisas"-Nathan

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Maneje hasta la clínica tenso, pensando en mi madre y aunque había solucionado el problema con Ariel también estaba preocupado por eso. Mire de reojo a Ariel que estaba usando su teléfono, quise hablarle pero pensé que sería mejor no hacerlo por lo que seguí conduciendo callado.

Llegue a la clínica y estacione el auto. Sentí la mirada de Ariel sobre mí pero no podía hacer otra cosa que observar el hospital desde adentro. Escuche como me llamaba pero no podía responderle, solo podía respirar. Apoyo una mano en mi hombro y me limite a mirarla. Tome una larga respiración y trate de hablarle pero nada salió. Sus labios formaron una delgada línea y apretó mi hombro. Susurro un apenas audible “Tómalo con calma” y asentí levemente.

-Sabes... Quiero hacerlo –Suspire- Pero no puedo.

Ariel asintió –Te entiendo, tienes miedo.

Fruncí el ceño –No, yo no tengo miedo, eso es absurdo.

-Nathan, tú tienes miedo

Tome aire y salí del auto, escuche los pasos de Ariel detrás de mí. Camine hacia el hospital sin voltear ni detenerme. Cuando solo estaba a centímetros de la puerta sentí una mano en mi hombro, me voltee y mire a Ariel.

-Nathan, es normal tener miedo. –Susurro y yo me limite a mirarla. Mire su cabello rubio oscuro despeinado, sus ojos azules y su sonrisa. Su sonrisa… Sé que se dice que los ojos son la entrada al alma pero, ¿Y la sonrisa? Las sonrisas te reconfortan, te apoyan, te lastiman y también te enamoran… Las sonrisas son muy importantes porque hablan en su propio idioma, aunque a veces no quieras escucharlas.

En este momento la sonrisa de Ariel me decía que debía estar tranquilo, me reconfortaba, me apoyaba y me enamoraba… Su sonrisa era múltiple función.

La tome de la cintura y la acerque a mi –Te amo, ¿Lo sabes? –Ella me estudio, sonrió aun con más dulzura y asintió.

-También te amo, pero deja de hacer que tenga que decírtelo, me avergüenzas. –Ella miro a nuestro alrededor.

-¿Te avergüenzas de amarme? –Reclame ofendido y ella rió.

-No, me avergüenza tener que decírtelo demasiadas veces.

-¡Ariel! –Ella rió fuertemente.

-Es broma, es broma –Caminamos hacia la puerta y cuando Ariel paso susurro bajo- Un poco no.

-Te he escuchado. –Ella volvió a reír.

Llegamos a donde nos esperaba una sonriente Lena.

-Hola niños –Saludo Lena que enseguida miro a Ariel asombrada y feliz- ¡Te felicito, por fin están juntos! –Ariel se sonrojo mucho. -¿Vienen a verla? –Ambos asentimos y su sonrisa cambio a una mueca- Ariel, ¿Puedo hablar contigo?

Ariel beso mi mejilla y se alejo con Lena. Estudiaba como hablaban, Lena lento y Ariel solo asentía, todo hasta que Lena dejo de hablar, entonces mire a Ariel que había quedado helada. Dijo algo y Lena asintió, Ariel me miro y me dio LA SONRISA. “La sonrisa” era aquella que de todos los tipos de sonrisas era la que te decía que todo estaba mal. Lena le dijo algo y se alejo, Ariel se acerco a mí.

-Y-yo… -Hablo ella.

-¿Qué sucedió?

Ella me miro mordiéndose el labio.

-T-tu.... Tu mamá… -Su labio tembló.

-¿Qué, Ariel?

-¡No me apures! –Exclamo y yo me temí lo peor- Ella… Se golpeo muy fuerte la cabeza… C-cuando la encontraron tenía mucha agua en su cuerpo… -Me estaba desesperando.