"It Will Rain"- Nathan

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La graduación de Ariel

El cumpleaños de Zoey y Zac

Año nuevo.

Día de Reyes.

El cumpleaños de los gemelos.

Todo eso me había perdido. Y sin contar los días en los que podría haber estado con Ariel. En solo un mes había perdido infinidades de cosas. Había perdido sonrisas, risas, diversión, guerras, había perdido mi vida.

Me sentía vacio, como si parte de mi vida hubiera desaparecido, como si me faltara una parte de mi mismo. Sentía que mi corazón necesitaba otra cosa, otro corazón con el que conectarse.

Desde que Ariel se había ido había intentado llamarla, buscarla, hablarle, enviarle cosas, pero nada había funcionado. Julia estaba muy enfadada y no quiero ni mencionar a Walden. Los niños me habían maldecido, todos me detestaban, y lo entendía.

Había pasado noches enteras hablándole a las estrellas, a la luna, suponiendo que Ariel me escucharía, algo totalmente ilógico. Había pasado días encerrados en la habitación del hotel solo escuchando mi respiración, porque cualquier otro sonido me había recordado a Ariel.

Me sentía la persona más desafortunada del mundo, de los siglos, del universo… De todo. No solo había perdido al amor de mi vida, había perdido MI vida. Había perdido a mi familia, a mis amigos, a todos.

Ni Fred me llamaba, ni Emma me venía a visitar, todos me odiaban… Y tampoco quería que vinieran a visitarme, por eso me había mudado de hotel, por eso también hacía días que mi celular permanecía apagado, porque tampoco quería que ellos se preocuparan por mí, quería que todos me olvidaran.

Quería que me olvidaran por ser tan egoísta, por ser tan idiota, por haber lastimado a quien más amo.

Esta era una de esas noches en la que la luna y las nubes eran mis únicas amigas, mis únicas compañías, porque claro, no podía hacer que tales cosas me odiara.

Recuerdo las palabras crueles y frías de Walden “Has perdido tu vida, y no la volverás a tener”… Claramente, él estaba en lo cierto.

No me sentía yo mismo al verme llorar, pero aun así, había pasado mi tiempo así. Y aunque sea un hombre, lo había hecho, había llorado. Había llorado por el dolor que sentía, por los recuerdos, por lo que había perdido. Había llorado por los besos, por los abrazos, por las risas, por su belleza.  Ni cuando me habían dicho que mi madre estaba en coma había llorado tanto.

Mire la habitación a mí alrededor notando lo destruida que estaba, y por eso me había buscado un hotel de mierda, para romperlo, para hacer lo que quisiera. La primera noche que había llegado había sido la peor, había destruido todo lo que estaba cerca de mí a una distancia de 50 centímetros.

Volví mi vista al cielo notando como se iluminaba a causa de los rayos, así me sentía yo mismo. Me eran mis sentimientos como una tormenta, una mezcla de belleza y horror. Me sentía confundido porque nunca había sentido tantas cosas por alguien, me sentía bien por saber que aunque todo terminara con Ariel aun tendría una parte de ella que todo el tiempo me diría “Papá” y estaba horrorizado porque temía que solo esa parte me quedaría de Ariel, porque sabía que sin ella mi vida estaba perdida.

Un golpeteo en la puerta de mi habitación me saco de mis pensamientos, lentamente me aleje de la ventana y me acerque a la puerta, una vez que estuve frente a ella me agache y deslice dinero debajo de ella. Luego me pare y me voltee para volver a la ventana, pero el golpeteo me interrumpió nuevamente. Al voltearme el dinero estaba de mi lado de la habitación.

-¿Quien? –Pregunte en un leve susurro.

El golpeteo se siguió escuchando por lo que cabreado me acerque a la puerta y la abrí.

Viviendo con los Donson (Editando)Where stories live. Discover now