Capítulo 4: Las mariposas

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La nieve había comenzado a caer suavemente cuando Diana y Anne comenzaron su viaje a casa. A diferencia de la mayoría de los días, Anne estaba tranquila y perdida en sus pensamientos mientras Diana cantaba sin cesar sobre el gran baile.

"—Oh Anne, estoy más que emocionada. Estoy llena de alegría-no. Alegría no. La alegría ni siquiera es suficiente, oh Anne, tú que eres buena con las palabras. Rápido, ¿qué es una mejor palabra para alegría?"

Pero Diana no recibió nada para calmar su curiosidad. Los cansados ojos de Anne se fijaron en la distancia, claramente sumergidos en un tren de pensamientos, lo cual era inusual porque los pensamientos de Anne casi nunca se mantenían en privado.

Ella dice que la imaginación se marchita si solo se mantiene encerrada en tu cabeza.

"—¿Anne?" Diana preguntó, preocupada.

"—¿Hmm?" ella respiró débilmente, sus ojos volando para encontrarse con los de Diana instantáneamente.

"—Pareces terriblemente preocupada, ¿estás bien?" Preguntó Diana, colocando una mano en el hombro de su amiga.

"—Yo-" Anne comenzó, contemplando si debería contarle a Diana sobre el extraño día que ha tenido. "—Había una nota en mi mesa."

Las cejas de Diana se juntaron en confusión. Ella parpadeó pensando."—¿A qué te refieres, Anne?"

Anne suspiró, metió la mano en el bolsillo del abrigo y le entregó la nota a Diana.

Lo leyó y miró a Anne, con los ojos bien abiertos, la boca abierta y las mejillas levantadas, casi preparadas para sonreír. "—¡Oh, Anne! ¡Ésto es tan romántico!"

"—¡No, Diana! ¡No lo es! Me ha dado los nervios todo el día. ¡Hay tantas preguntas! ¿Quién?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Por qué? ¿Por qué yo? ¡Qué cruel es este supuesto admirador secreto! dejándome colgada, ¿por qué debería-"

Y cómo Anne se ventiló, Diana suspiró soñadoramente.

"—Admirador secreto." Diana dijo, mirando hacia el cielo, diciendo las palabras como si las estuviera evaluando. "—Oh, qué dulces palabras son, ¿no estás de acuerdo?"

La cara preocupada de Anne se iluminó un poco. "—Bueno, supongo. Pero aún así." dijo ella, tratando de razonar por qué esta era una situación tan horrible.

"—Es maravilloso, ¿no?" Diana saltó, las capas de nieve crujían con cada paso que daban.

"—¿El qué?"

"—El sentimiento." Diana se rió. "—¡Oh, dime!" Diana dijo repentinamente a toda prisa, deteniéndose para juntar ambas manos cubiertas con el mitón de Anne entre las suyas. Ahora estaban paradas en la blanca escena nevada, una frente a la otra.

"—¿Lo sentiste también?" Preguntó Diana, sonriendo ampliamente, sus ojos brillaban con pura emoción. 

"—¿Sentir qué?" Preguntó Anne, ahora riendo. Nunca había visto a Diana tan fuera de sí. Lejos de su compostura, de buenos modales.

"—Las mariposas." Diana susurró.

"—¿A qué te refieres, Diana?"

Diana se rió y tomó a su mejor amiga del brazo y comenzó a caminar, con la barbilla levantada. "—Bueno, cuando Charlie me invitó al baile ésta mañana, había sentido esa sensación de aleteo dentro de mi estómago. Y parece que solo lo siento cuando Charlie está cerca. Entonces me di cuenta de que era lo que mi prima mayor, Rosa, me estaba diciendo. Sientes las mariposas cuando ves a alguien que te importa mucho o a alguien que te gusta. O cuando alguien te adora con tanta audacia." Diana agitó sus cejas burlonamente a Anne, que puso los ojos en blanco.

un baile de invierno; anne with an eWhere stories live. Discover now