Situaciones del día a día [Fictober18]

Día 14. Caleidoscopio

El que sigue xd

 Después de ir por sus libretas donde solía hacer anotaciones del espacio en su tiempo libre (el cual era mucho), se sentó en la cabina principal viendo pasar la oscuridad con leves destellos de lejanas estrellas, dejó escapar un sonoro suspiro, añoraba el azul del cielo, las nubes, el viento, las cosas obvias de la vida que ahora no eran más que un recuerdo. Recordó a su madre abrazándolo por última vez. ¿Hace cuando había sido eso? ¿Diez años como mínimo?

Sintió una mano sobre su hombro y cerró los ojos disfrutando el contacto, llevaba cerca de dos meses despierto, cada cierto tiempo tenían que despertarse alternándose para asegurarse que las condiciones de la nave espacial se mantenían en orden. Pero el después de verificar que todo marchaba bien había decidido aplazar volver a la cámara de criogenización, ahí no soñaba nada, no sentía nada, era la nada, sin embargo, estar solo despierto hizo crecer en su pecho la flor de la depresión. ¿Qué sentido tenía todo?

—¿Midoriya?

—Despertaste Todoroki. —Levantó la vista sonriendo apenas un poco. —Toma asiento, me ha informado Uravity que pasaremos por el cinturón de Zales.

Todoroki se sentó— ¿Cuánto tiempo llevas despierto? —Colocó su mano sobre la de su compañero.

—Un poco más de un mes.

—Midoriya —le reprendió mirándolo. —No puedes hacer eso. ¿Por qué no me despertaste también? No lo vuelvas a hacer por favor. Sabes que no es bueno para la salud.

Pero Midoriya miraba hacia enfrente, Uravity comenzó a leer los parámetros, la temperatura subió unos pocos grados, pero la nave se estabilizó, Todoroki sin soltar su mano fijó la vista también hacia el frente. La nave sorteó los primeros asteroides y cuando dieron la vuelta a uno particularmente grande soltaron un gran sonido de sorpresa, luego se voltearon a ver maravillados, era Proton la estrella supergigante azul, incluso a la distancia de donde se encontraban parecía imponente, el caleidoscopio de luces iridiscentes incidió sobre ellos y la nave de siempre un blanco impoluto adquirió tonalidades que tantos años atrás ya no veían. Cerraron los ojos embebiéndose con el leve calor que percibían ligeramente. Guardando en su memoria esos pequeños detalles que aun podían atesorar. La nave siguió su impasible curso dejando atrás la luminosidad para volver a la monótona oscuridad. Izuku dejó escapar unas lágrimas, las cuales fueron limpiadas por Shouto.

—Hoy durmamos juntos, y prométeme que no volverás a despertar solo —dijo acunándolo en su pecho, Midoriya sorbió las lagrimas y asintió. ¿Cuántos años más faltaban para terminar con esa odisea?