Alone Together.

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Australia. Más soleada no podía ser el día de hoy. Los niños saltaban dentro de las albercas mientras los jovenes se dignaban a dormir un poco bajo el sol para toma un nuevo tono de piel. Excepto una chica. Su piel ligeramente morena no era la mejor bronceada  pero a ella le gustaba. Porque recordaba los comentarios de su padre del gran parecido con su abuela. Aquel par de ojos ámbar le gustaban demasiado, puesto que le recordaba a su abuelo. Pero sobre todo le gustaba su gran cabellera castaña. Aquella que había logrado enamorar a su perfecto novio. Sonrió una vez que recordo a Alex. Y se sonrojo por sentirse tan mal y bien al mismo tiempo. Recordaba el momento en que Alex le había robado su tan anhelado primer beso. Y se sintió mal cuando recordo como salió corriendo de ahí. Pero no era pero menos, Alex se había pasado de la cuenta. Una lágrima rodo por su mejilla. Se sentía tan patetica. 

-Teresa puedes venir por favor- escuchó la voz de su padre. Asintió a regañadientes y limpió cualquier rastro de tristeza. No quería escuchar otro sermón. Amaba a su padre, pero el ser tan sobreprotector le estaba cansando. Camino hacia la gran casa y sonrió al detenerse en la primera foto que colgaba en la gigantesca pared blanca. Ella amaba a su abuela pero sobre todo a su abuelo. Siempre había sido demasiado apegado a él. Y más cuando su abuela había aprendido a usar sus alas. Según el abuelo le contaba cuando ella tenía doce años. 

-Era hermosa ¿verdad?- la voz de su abuelo resono por su oído izquierdo. Asintió con la cabeza. 

-¿La abuela y tu siempre estuvieron enamorados?- preguntó. Escuchó la risa de su abuelo y lo miró mal. Su abuelo camino hasta sentarse en el sofa que quedaba frente al gran jardín que  tenían. 

-El amor siempre es traicionero, pero una vez que lo tienes. Puede ser lo mejor que encuentras, incluso mejor que un tesoro. - miró a su abuelo reflexionando sus palabras. 

-No entiendo- soltó finalmente. -La abuela y tu siempre salen sonriendo en las fotos y papá siempre me cuenta lo felices que fueron. - admitío. Aquel viejo anciano sonrió recordando cada momento que compartio con su adorada morena. Todos los retos que tuvieron que enfrentar, incluso el último. 

-¿Tu padre te contó sobre aquella vez que ella se fue lejos?- preguntó. La castaña negó con la cabeza y se limitó a mirar a su abuelo y esperar su gran historia. - Hubo una vez, en la que pensé que jamás la volvería ver. La última vez que nosotros estuvimos separados. Ella se había ido y había pasado tanto tiempo que pensé que ya no la volvería a ver. Todas las personas que me rodeaban me decían que debía aceptar su decisión. Que para ella lo nuestro había sido una hermosa historia pero que quizas, nuestro final siempre fue estar separados. -Miró a su nieta. Era tan identica a la chica que había conocido hace más de treinta años. Y eso era decir mucho. No había encontrado la belleza en otro rostro. Pero ahora mirar a su nieta. Le decía que su amada Annel podía seguir viva en ella. 

-¿Qué paso después abue?- preguntó con una angustía en su voz. Su abuelo se recordo que debía seguir con su historia y no perderse en el pasado. Aquel pasado con bajas y altas. Aquel pasado que sin embargo, lo habían traido hasta donde estaba. 

-Ella volvió por mi. Volvió por nuestro amor. -admitió. 

-Así que ¿estás planeando olvidarme y avanzar?- la voz de Annel resonaba por sus oídos. Cerró los ojos con fuerza. Ella no estaba ahí. Esto era un juego de su imaginación. Uno muy malo. -¿Ashton?- escuchó su voz nuevamente pero no hizo nada. Abrio los ojos lentamente ante la caricia en su hombro. Levanto la vista lentamente para encontrarse con aquella mirada cafe. -Volví- soltó con una sonrisa. 

-¿Por qué?- pregunto con miedo. 

-Para estar juntos esta vez- 

-¿La extrañas?- la voz de Teresa resonaba por sus oídos. ¿La extrañaba? Por supuesto que lo hacia. No hubo ni un momento en estos últimos cinco años en los que Annel no pasara por su mente. Todos los recuerdos venían a su cabeza. El momento en el que la vio por primera vez, aquella sonrisa que su rostro tenía cuando la vio en la tienda. Cuando se la encontro en la escuela. Cuando estaba por besarla por primera vez y se acobardo. Cuando él comenzó a ignorarla por no hablar. Cuando decidió intentar una última vez y arriesgarse por su amor. Aquella vez que ella le rompió el corazón. La vez que la vio caminar hacia al altar. Cuando bailaron bajo la luna. Cuando fue suya por primera vez. Aquella vez que despertó de aquel profundo sueño y no pudo reconocerla pero que su corazón ya le pertenecía. Cuando le dijeron que la había vencido la muerte. Cuando la vio en aquel parque cuando penso que no lo haría jamás. Cuando se besaron y sintieron lo prohibido. Cuando la vio entregarse a otro hombre. Cuando la dejo ser feliz e irse. Cuando la encontró de nuevo. Cuando ella aceptó ser su amada esposa después de tantos años. Cuando recibieron a su segundo hijo. Cuando compraron aquella casa en la que ahora habitaba su hijo mayor cuidando de él. Cuando se despidió de ella para saber que se encontrarían en el más allá. Entonces recordo la preguntaba. La extrañaba pero sabía que aun no era su momento para estar con su amor verdadero. Porque él aun tenía que cuidar de su hijo Robert y que no se casará con cualquier chica que le jurará amor eterno. Y siguiera siendo tan buen doctor como lo era. Tenía que cuidar de su hijastra Danielle y de aquel pequeño nieto que aun no llegaba al mundo. Tenía que cuidar de Gordon, su hijo que aun no podía superar el no ver a su madre cada mañana pero sin embargo, la encontraba en cada foto que él tomaba. Tenía que proteger a su nieta favorita, aunque fuera de un corazón roto. Él aun tenía mucho que vivir, como su Annel se lo había dicho. Y él cuidaría de su familia hasta que el último aliento de su cuerpo lo abandonara. 

-Demasiado amor- susurró con una lágrima en su ojo. Teresa se arrojo a los brazos de su abuelo. 

-Yo te cuidaré abuelo, mi abuela no te dejo solo. Me tienes a mi- susurró. Ashton apretó más a su nieta. Hasta en eso se parecia a su amada. Siempre viendo por los demás. 

-Teresa te dije que- la voz de Robert resonó por la sala. Su corazón se encogió al ver como su hija cuidaba de su abuelo, tal y como ella lo había hecho con él cuando su madre decidió abandonarlos. -Las visitas llegaron- susurró con una sonrisa mientras dejaba que ellos disfrutaran de aquel hermoso momento juntos. 

++++

Ashton miró como su hijo Robert terminaba por adornar la ensalada mientras que Danielle se limitaba a terminar de adornar el pastel. Viajo su mirada hasta encontrarse con Gordon, quien tomaba fotos de los pequeños niños corriendo de un lado al otro y brincando en el gran brincolin. 

-Hicimos un gran trabajo ¿no lo crees?- escuchó la voz de su mejor amigo. Su mirada se poso sobre el anciano de alado. Su cabello rubio aun se encontraba adornando su cabeza en menor cantidad y aquel par de gemas azules eran rodeados por pequeñas arrugas. Asintió una voz que recordo como Luke siempre había estado para él. 

-Me gustaría que ellos estuvieran aquí- susurró. Y espero respuesta del rubio. Claro que él también quería que Annel pudiera ver que sus familias aun se encontraban en cada evento. Que aun compartian una taza de café o un simple hola. Que el sueño de su mejor amiga se hizo realidad. Estar unidos. Estaba de acuerdo con Ashton cuando él decía que le encantaría que ellos estuviera aquí. Para ser honestos, le gustaría poder recordar la última palabra que le dijo a Michael antes de que él muriera. Recordar como Calum tomo su mano una última vez mientras que la edad hacia lo que tenía que hacer. Conducir hacia la muerte. Le encantaría poder ver a Karla una vez más y decirle que él cumplió su palaba cuando le dijo que no abandonaría a James. Pero sobre todo, le encantaría que Annel estuviera a lado de Ashton y no él. Observó como su amada Beatrice se tomaba una foto con su bisnieto. Amaba a esa mujer y nada cambiaría. Miró a Ashton y asintió.  

Le encantaría que ellos estuvieran aqui para que vieran que cada acción que tomaron en estos años había traido un resultado bueno. Que ellos por fin, podian ser felices sin ningún impedimento más que esperar la muerte y recibirla con una sonrisa sabiendo que no se arrepentian de nada. 





Alone together. [3era. temporada]Where stories live. Discover now