| propuesta catorce |

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Jimin abrió sus ojos cuando las una de la tarde con catorce minutos se marcaban en el reloj que estaba sobre el velador junto a la cama. 

Sus ojos se abrieron apenas cuando comenzó a acurrucarse entre las mantas, sintiéndose tan a gusto y cálido entre ellas, pero la urgencia de ir al baño le estaba obligando a sentarse de mala gana, tallando su ojo derecho con una de sus manos mientras un bostezo largo y tendido salía de su boca. Una fuerte punzada en su cabeza le hizo tomar esta entre sus manos, arrugando su entrecejo y susurrar un doloroso "auh" a su vez que cerró sus ojos con fuerza. 

¿Qué había sucedido anoche? Demonios, no recordaba nada y su cuerpo se sentía tan cansado como adolorido.

Quitó las mantas de encima suyo, gateando hasta la orilla de la cama y bajándose de esta, notando que aún llevaba puesto sus zapatos negros. ¿Acaso había dormido con ellos? Se abrazó a sí mismo al comenzar a caminar de a pequeños pasos, el dolor de cabeza se le estaba haciendo insoportable. Su pie chocó con algo, haciéndole tropezar un poco, casi cayéndose de cara al suelo. Masculló por lo bajo al ver como el rubio se encontraba desparramado con todas sus extremidades estiradas a por todos lados, con la boca abierta y babeando a los ronquidos. Jimin arrugó su nariz con desagrado y pasó de él para ir directo al baño. Una vez hizo sus necesidades, decidió darse un baño, tal vez con eso se le pasaría el dolor de cabeza que realmente le estaba haciendo marear -sin contar todo lo que había vomitado- ¿Cómo es posible que aún no recordara?

Envolvió su cintura con una toalla -agradecía por lo menos recordar el tomar una toalla siempre- y con otra comenzó a secar sus cabellos mientras tarareaba una canción random cualquiera. Detuvo su accionar cuando sus ojos divisaron en el espejo como una mancha, pintita, o lo que fuese, color rojo se marcaba en el lugar entre su clavícula y su cuello. Frunció su entrecejo, acercándose más al espejo y tocó aquello, no sintiendo dolor alguno, pero si una pequeña picazón.

 Tal vez me ha picado algo... Murmuró, no muy convencido de su deducción.

Se encogió de hombros finalmente, podría taparlo con un pañuelo, no se veía bonita esa picadura, para nada. Salió del cuarto de baño y sus mejillas se tiñeron de un suave rojo cuando recordó que YoonGi aún estaba allí, dormido, pero allí, y el recuerdo de la otra ocasión en la que ambos chocaron llegó a él.

Que horrible.

Gruñó por lo bajo, caminando de puntitas y con rapidez hasta su bolso con ropa, tomando lo necesario y volviendo al baño cual fugaz luz para cambiarse de una buena vez.

Terminó de acomodarse el suéter color crema, y tomó el pañuelo que había encontrado en el armario de la habitación que había dejado colgado. Al parecer era de la señora NaRa, era de un color hueso muy bonito, con pequeños detalles de bordados que no serían capaces de verse si no se veían de cerca y con suma atención, dejando ver unas hermosas rosas; Definitivamente la madre de YoonGi tenía un increíble gusto si es que era de ella. Su cuello se veía especialmente bien con aquello y no pudo evitar sonreír suavemente mientras se veía en el espejo, también aliviado por tapar esa fea pintita roja. Acomodando su cabello grisáceo que no estaba peinado como acostumbraba, sino que caía semi-recto sobre su frente, con algunas suaves hondas, suspirando finalmente.

Bueno, se sentía algo bonito ese día en especial, y le gustaría, que tal vez, alguien lo notara.

Suspiró una vez más, tomando su móvil que reposaba sobre el velador una vez salió del baño y se giró por unos segundos, para ver... Agh, para ver a YoonGi, qué más. 

Sonrió, un poco y a escondidas. Jimin seguía pensando que su naricita era bonita.

Cerró la puerta finalmente del cuarto y se encontró bajando los escalones con sutileza y pereza, frenando en la entrada del comedor para encontrar a Jungkook con un par de libros y hojas desparramados por la mesa.

LA PROPUESTA © yoonmin.Where stories live. Discover now