007 ~ ᴄᴏϙᴜᴇᴛᴇᴏ

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Hace falta mencionar que, en este One Shot, Aris y Temo no se conocen.
Ya, chau. Disfruten 💜

~×~

Aristóteles iba tranquilamente caminando por una calle camino al edificio donde vivía con su familia. El silencio reinaba en aquella calle, las casas coloridas daban un toque de alegría y había muchos árboles.

Todo iba bien hasta que a lo lejos se escucharon pasos rápidos que cada vez se sentían más cerca.

Aristóteles estaba a punto de voltear pero sintió como alguien lo tomó del brazo intentando jalar de él.

—¡Ayúdame! ¡Me vienen siguiendo!

El chico parecía ser unos centímetros más chico que Aristóteles, se veía agitado y una gota de sudor caía por su frente.

—¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? —el rizado empezó a voltear hacia todos lados buscando a alguien con aspecto sospechoso.

—Las ganas de hablarte, guapo. ¿Cómo estás?

La expresión de Aristóteles pasó de una preocupada a una confundida. ¿Acaso ese chico estaba intentando coquetear con él?

—Dime, lindo... ¿Qué hace una estrella volando tan bajo aquí en la Tierra?

Aristóteles río negando, no podía creer que realmente esto acababa de pasar. El chico seguía con su agarre en el brazo del rizado.

—¿En serio estás haciendo esto?

—¿Está funcionando?

—No lo sé, pero ya me agradas —sonrió el rizado.

El chico, que aún no se presentaba a Aristóteles, hizo un ademán con la mano y la colocó sobre sus ojos mientras los entrecerraba, intentando así, cubrir el sol. Aristóteles no entendía el porqué lo hizo ya que el día estaba nublado.

—¿Acaba de salir el sol o me has sonreído? —dijo, por fin, el de menor estatura.

—Deja de decir esas cosas —riendo se le notó un leve sonrojo a Aristóteles y se separó del agarre del contrario.

—Está bien —elevó sus manos, como una señal de rendirse, y rió un poco con él—, sólo una pregunta más. ¿Se puede?

—Va, ¿qué pasa?

—¿Crees en el amor a primera vista o tengo que volver a pasar?

Aristóteles le dió un leve golpe en el hombro y soltó una risa intentando ocultar el hecho de que estaba sonrojado.

—¿Te han dicho lo lindo que te ves cuando estás sonrojado?

Ahora, en vez de disimular, el rizado se quedó viendo a los ojos al otro chico y sonrió ampliamente.

—Soy Cuahutémoc López —estrechó su mano al lindo chico de rizos y éste le correspondió al saludo—, pero tú puedes llamarme amor de mi vida.

—Está bien, amor de mi vida —el rizado comenzó a reír y Cuahutémoc le siguió el acto.

—Puedes llamarme Temo —dijo cuando terminó de reír—. Y tú, bonito, ¿cómo te llamas?

—Soy Aristóteles, Aristóteles Córcega.

—¿Es real o me estás choreando?

—¿Y tú en serio te llamas Cuahutémoc?

Touché.

Ambos rieron.

—Y, bueno... —comenzó a decir Temo— ¿qué tiene que hacer un chico como yo para tener el número de un chico tan atractivo como tú?

—En tu caso sólo debes pedirlo.

Ambos sonrieron y Aristóteles le dió su número a Cuahutémoc.

—¿Harás algo hoy en la noche?

—Sí, ya tengo planes...

Temo hizo una mueca y bajó la mirada, ya que quería invitar a salir a Aristóteles esa misma noche y no podría.

—...contigo.

Cuahutémoc levantó su mirada a la del rizado y le sonrió dando a mostrar su enorme felicidad.

—¿Entonces sí quieres salir conmigo?

—Me encantaría, Temo.

—Bueno, paso por ti a las 8:30. ¿Me mandas tu dirección más tarde?

—¿Y si me acompañas a casa para que sepas llegar?

—Yo te acompaño a donde sea, bonito.

Y así fue como los dos chicos comenzaron su rumbo hacia el edificio del rizado. Y, más tarde, tuvieron una linda primera cita.

Simplemente Aristemo.Where stories live. Discover now