CAPITULO 38: EMPEZANDO A CONVIVIR

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-¿Por qué no me dijiste que tenías novia? – pregunto Bankotsu con evidente felicidad

-No es mi novia – contesto fríamente

-¿no me digas que es un vientre de alquiler? – Su amigo le había recomendado ese 'método' para tener un heredero pronto si no conseguía pareja

-No digas tonterías – Se levantó de su asiento y empezó a caminar por la oficina – Es una chica que conocí cuando era pequeño y hace poco nos volvimos a ver, ella estaba muy mal y yo la ayude porque está embarazada y sola

-¿El gran Sesshomaru siendo un samaritano? Eso es nuevo – dijo con diversión Bankotsu

-Es una conocida nada más, como tiene problemas está viviendo en mi casa – El chico lo miro con picardía – es solo una amiga

-¿y cómo es? – pregunto con curiosidad. Sesshomaru se dirigió al escritorio y le mostro una fotografía, era de la verdadera Elizabeth pero ella y Aome parecían gemelas así que no importaba – Es hermosa ¿ella será la próxima Señora Taisho? – Sesshomaru lo miro con cólera – Vamos, hombre la chica es hermosa y además esta soltera

-Y embarazada

-¿Y eso qué? Los podrías adoptar – el joven de los ojos ámbar lo seguía mirando con enfado – ¿o los meterías en un internado para estar a solas con ella?

-No digas estupideces, te repito que es solo una amiga...

Aome llego en la noche a la casa de Sesshomaru justo para la cena. Kaede la recibió y ella se desplomo sobre la silla que estaba en la cocina. El día había sido muy estresante y se sentía cansada

-Mis pies me están matando – Se quitó los zapatos y los vio hinchados, eso la alarmo

-Tranquila, es normal, a veces durante el embarazo empiezas a retener líquidos – la mirada de Kaede la tranquilizo – La cena ya está servida, ven a comer.

Ceno tranquilamente en compañía de los empleados quienes le contaban anécdotas muy divertidas de sus vidas y por un instante Aome se sintió como en casa, pero no era así, no estaba en su casa, estaba sola y eso le dolía. Termino de cenar y subió rápido a su habitación. Tomo un baño y al salir se dirigió al balcón donde admiro la refrescante noche. Unas lágrimas empezaban a escaparse de sus ojos, no podía evitar sentir nostalgia al recordar a sus padres y a sus amigos y todos los que dejo atrás y que seguramente ya estarían superando su supuesta muerte.

A pesar de llevar unos meses en aquella ciudad se sentía extraña y perdida, como si no encajara en ningún lugar, deseaba tanto que alguien la abrazara y le dijera que todo saldría bien pero no tenía a nadie, se tenía que consolar sola y esperar su mayor motivación...

Sesshomaru caminaba solo por el jardín, tenía muchas cosas que pensar. Bankotsu había estado insistiendo en entablar una relación más cercana con Aome, pero no podía hacerlo, no estaba listo ¿Cómo se puede reparar el corazón de un hombre? Su frialdad había sido su método de escape, la indiferencia su máscara pero a pesar de todo ello era humano, tenía sentimientos al igual que los demás pero el fuego que había en su corazón poco a poco se había ido extinguiendo.

Escucho los sollozos de Aome, se dio cuenta que estaba en el balcón ¿realmente estaba sufriendo mucho? ¿Por qué lo detestaba? Es cierto que habían sido amigos de pequeños pero eso quedo atrás cuando él se marchó, nunca se imaginó que la volvería a ver o tal vez pero casada. Subió a su habitación, tenía que descansar pero tenía que pasar por la habitación de ella la cual tenía la puerta abierta. No pudo evitar detenerse a verla, se encontraba triste y se abrazaba a sí misma, recordó lo que había leído en el libro, las mujeres en ese estado necesitan la protección y el cariño de su pareja ¿Qué es lo que había pasado con la pareja de ella? Sin dudarlo entro a la habitación para tratar animarla, si iban a vivir juntos tenía que llevarse bien por lo menos. Pero verla en ese estado lo conmovió, nunca le había gustado ver a una mujer llorar y la abrazo sin pensar en las consecuencias.

Después de la TormentaWhere stories live. Discover now