CAPITULO 45 : EL UNIVERSO DE TUS OJOS

171 20 2
                                    


Las personas invitadas bailaban al compás de la música tranquila que llenaba el ambiente. No había dejado a Aome ni un solo momento, discretamente había notado como algunos hombres la miraban más de la cuenta ¿Qué no se daban cuenta que estaba embarazada? Sí, pero eso no le quitaba lo hermosa, al contrario su belleza aumentaba. No entendía por qué extrañamente se sentía un poco posesivo con ella, entendía su preocupación por su bienestar no solo el de ella si no también el de sus bebes pero le incomodaba sentirse así.

-Hermosa dama ¿me permitiría una pieza de baile con este humilde servidor? – Un hombre joven se presentó ante ella, sus cabellos eran un poco largos y tan negros como la noche. Sesshomaru conocía muy bien de quien se trataba.

-Como vera, no puedo bailar mucho – Contesto tímidamente Aome – Además de que me encuentro con el Sr. Sesshomaru

-No creo que Sesshomaru le moleste que baile una pieza con sus asistente – Miro al joven de los cabellos plateados quien no decía nada – además de que será extremadamente cuidadoso con usted, por favor no rechace mi oferta

-Está bien – el hombre había insistido una sutilidad que a Aome no le había quedado de otra más que aceptar. Se dirigieron al centro de la pista donde curiosamente la melodía era tranquila. Aquel hombre extraño para ella, poso su mano sobre su cintura y la acercó hacia el con cuidado.

-Lo siento, soy un descortés – Le sonrió – Mi nombre es Naraku Kitakoru

-Un placer, mi nombre es Elizabeth Milner

- Y bien mi querida Liz, ¿cuánto tiempo lleva trabajando con Sesshomaru?

-Llevo poco tiempo, como 4 meses

-Es una empresa muy importante, me imagino que su esposo ha de estar orgulloso de usted

-Perdón pero mi esposo ha fallecido, hace no menos de un año – Naraku la miro sorprendido y se sintió mal por haberla hecho recordar algo doloroso

-Lo siento, creo que fui un imprudente – Se detuvieron

-No se preocupe, está bien

Lentamente se movían por la pista de baile, hablando amenamente de sus vidas. Sesshomaru los observaba desde su mesa, platicaba con un inversionista sobre los proyectos futuro pero aun así mantenía su vista puesta en ellos. Conocía a la perfección a Naraku y no le agradaba que se acercara a ella de esa forma ¿con que propósito lo hacía? Sabía que él fue todo un don juan en la época de la universidad pero desde que se había casado su vida había cambiado ¿seguiría con lo mismo? No podía permitir que él se acercara a Aome ¿Por qué? Le cuestionaba su mente pero ni el mismo lo sabía

Con paso decidido se acercó hasta ella. Estaba seguro que le molestaba la presencia de Naraku sobre ella, no tenía claro el motivo pero tenía la necesidad de alejarla de él. ¿Por qué? Siempre esa maldita pregunta salía flote cuando más decidido estaba y lo hacía dudar de sus acciones. El gran Sesshomaru Taisho dudando de tales simples cosas ¿Qué es lo que pasaba con él?

-Creo que es tiempo de bailar con mi asistente – Aome se sorprendió de la presencia de Sesshomaru, lo miro a los ojos, los cuales lanzaban una mirada gélida y a quien se atreviera a mirarlo

-Claro que si Sesshomaru – Tomo la mano de Aome y la beso dulcemente – Nos vemos mi querida Liz, fue un placer bailar con usted

-Nos vemos

Sesshomaru miro de reojo cono Naraku se alejaba con una sonrisa triunfal en su rostro. Tomo de la cintura a Aome y la acercó a él, más de lo que lo había hecho Naraku. Se movían con gracilidad entre los bailarines, la música era lenta, lo ideal para comenzar una charla

-Veo que te ha simpatizado Naraku – Aome pudo notar un cierto deje de enfado en la voz de Sesshomaru

-es un hombre agradable – Se limitó a contestar

-Te gusta – Más que una pregunta, fue una sentencia, a pesar de que no lo miraba podía sentir la gélida mirada de el

-Que sea agradable no significa que me gusta – Se separó de él un poco para mirarlo a los ojos. La mirada dorada de Sesshomaru era fría y estoica, notaba que estaba enfadado, pero no con ella aunque no sabía con quién ¿con Naraku tal vez?

-¿Cómo se encuentran? – otra vez cambiaba el tema inesperadamente. Ambos dieron una vuelta delicadamente, sintiéndose libres por alguna extraña explicación

-Bien, un poco inquietos, pero es normal

-Ven sentemos – Sobreprotectoramente la llevo a la mesa donde estuvieron platicando con los inversionistas de la empresa. Realmente era una plática aburrida y ciertamente le aburrían ese tipo de temas ¿pero que podía hacer? Desde pequeño siempre se había encerrado en su propio mundo, dentro de aquellos libros de historia y literatura que tanto le agradaban. Nunca fue de fiestas o reuniones, sus únicos amigos eran Kagura y Bankotsu. Callado y frio, así era, y en ocasiones quería cambiar esa faceta de él nunca pudo, ni si quiera Cristal lo pudo cambiar.

-Sesshomaru debo decirte que has escogido una buena asistente – Dijo un viejo inversionista

-Y muy bella además – atino a decir otro que ya estaba un poco pasado de copas. Durante toda la plática no quitaba la mirada lasciva de Aome. Sesshomaru se molestó que la miraran de esa manera ¿Qué no recordaban que estaban casados? Había notado que siempre que había eventos de este tipo, los sujetos nunca iban con sus esposas, ahora comprendía por qué. Aome se sentía incomoda por el ambiente que había en la mesa ¿Cómo se atrevían esos viejos rabo verde en mirarla de esa manera? Deseaba gritarle un par de impropios a esos hombres pero no podía dejar en mal a Sesshomaru, debía de comportarse como le había dicho su madre ante esa situación: Sonreír con una mirada gélida

-Señores, ni hay que incomodar a la señora – Naraku hablo al fin y realmente agradeció que lo hiciera. ¿Por qué Sesshomaru no lo hizo? Tenía la leve esperanza que el los calmara, se sentía un poco decepcionada por ello. El hombre de la piel pálida se sentó a su lado, le agradaba que de perdido alguien la salvara de aquel bochornoso momento

Sin prestarle atención a los demás, comenzó una amena plática con el hombre que acaba de conocer, realmente le agradaba y nunca estaba cerrada para nuevos amigos. Se reia de las bromas que hacia aquel hombre de los extraños ojos color escarlata, escuchaba asombrada las anécdotas que contaban, por un momento se había olvidado de todo, se sentía libre por alguna extraña razón, sintiéndose irreal en aquel lugar, pero lo que no se percato fue el gruñido casi imperceptible de su compañero de a lado...

Después de la TormentaWhere stories live. Discover now