Sigue siendo Cass.

Más Humana.

Por las que nos sabemos esta canción debido a Ella Está Encantada y no por Queen :v perdónenme pero me gusta demasiado la versión de Anne Hathaway :3

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La preocupación es un sentimiento muy...desesperante, ¿no creen? Cuando una persona que te importa desaparece sin más creas un millón de escenarios distintos sobre lo que le pudo pasar y te mortificas, ¿la robaron? ¿La apuñalaron? ¿Se la llevaron los aliens? ¿La atropellaron? Tantas cosas que pudieron pasarle y tú no sabías dónde podría estar, ¿no te vuelves loco con eso? Y cuando esa persona vuelve sin más, sana y a salva, después de que no sabías donde estaba y pensado que algo le había pasado sólo hay una forma de reaccionar.

Aclarando que la forma de reaccionar de Dean no es la correcta para alguien como Cass.

Para Castiel era impresionante la cantidad de insultos y reproches que un solo humano podía decir en cinco minutos sin respirar, o al menos lo parecía. También era sorprendente la cantidad de fallas que le había encontrado en todo ese tiempo y el volumen que alguien enojado podía alcanzar con sus gritos.

Estaba sentada con las piernas cruzadas sobre la cama de Dean, porque allí fue donde la pusieron, mientras el mayor se paseaba por toda la habitación mascullando contra ella y su estúpida decisión de ir a encontrarse con Crowley a esa hora, Sam intentaba calmarlo para que dejara de gritarle a la pequeña mujer que se encontraba en una cama con las sábanas revueltas y a punto de ¿llorar?

Sam ignoró a Dean y a sus quejas sobre lo estúpida e imprudente que había sido y se apresuró a sentarse a su lado. Tomó su rostro con ambas manos y la hizo mirarlo fijamente, descubriendo lágrimas silenciosas deslizarse sobre sus mejillas mientras su labio inferior temblaba. Eso definitivamente no estaba bien, si algo que todo el mundo sabía de todos los ángeles era que ellos no comían ni lloraban, Cass y Gabe eran diferentes pero Sam sabía que nunca, en el tiempo que tenía conociéndolos, nunca los vio derramar ni una sola lágrima.

—Esto está mal—susurró el pelilargo mientras le limpiaba el rostro—Cass, ¿sientes algo diferente?—Cass lo miró—Dentro de ti, ¿algo raro?

—Tri-tristeza por hacer enojar a Dean—susurró con la boca temblorosa deteniendo los insultos de Dean—Yo sólo...sólo intentaba buscar una solución a esto—se señaló sin darse cuenta de que comenzaba a llorar—A ustedes no les gusta que sea así.

—A mí me gusta, Cass—Sam miró a su hermano, molesto por su comportamiento, mientras abrazaba a la chica y comenzaba a consolarla—Pero no puedes reunirte con Crowley a escondidas, sabes cómo termina con ustedes dos trabajando juntos—Cass asintió—Sé que quieres volver a ser el Castiel de antes pero eres exactamente tú, Cass, sólo con otro...podemos llamarlo recipiente. Todo es igual, de verdad.

Dean respiró profundo cinco veces seguidas y luego se sentó al borde de la cama aún con las manos un poco temblorosas por la preocupación que había sentido.

Vio a la bonita chica intentando calmarse mientras lo miraba con aquellos bonitos ojos azules brillando por las lágrimas. Era un secreto a voces que Dean no tenían buena práctica a la hora de tratar a las mujeres con las que no se quería acostar ni con las que no trabajaba. Esa línea de en medio, entre el trabajo y la diversión, ese pequeño espacio sólo era ocupado por Jody, Claire y su madre. Y estaba bien con eso, no era tan difícil porque ellas eran familia, las cuidaba y se divertía con ellas y no almacenaba sentimientos extraños por ninguna. Eran mujeres que él intentaba cuidar pero que sabía que solas podían.

Pero Castiel era...era diferente ahora. Cass estaba en una parte que se encontraba en cuidar más que a nada, confiar ciegamente, cierto interés especial y me muero si algo te pasa, extraño, ¿no es así? Porque era su mejor amigo, no tenía que ser tan diferente a los demás y, sin embargo, lo era. No era la misma área a la que pertenecía Sam porque no era lo mismo, con Cass era diferente. Siempre había sido diferente y pensar que con esa nueva apariencia alguien podía lastimarla, hacerle un daño que él no iba a poder sanar le causaba pánico. Quería cuidarlo como nunca quiso antes, encerrarlo lejos del mundo y mantenerlo a salvo de las perversiones porque...porque no podía perderlo ni dejar que lo lastimaran.