Nuestra Canción.

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Megan Fox podría escupirme en la cara y yo le diría gracias *-*

Habrá palabras que estén en cursivas y es debido a que son dichas en enoquiano but yo no sé enoquiano y no encontré un traductor del español al idioma de los ángeles :v ya sé, me mamé. Weno, sigan leyendo.

PD: Me la mega mamé con este capítulo JAJAJAJAJA ai Diosito, qué cosas me haces escribir.

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Había una pequeña casita cerca de un lago con un bonito jardín, las montañas se veían imponentes a los lejos y el verde de los árboles parecía absorber todo a su alrededor, como si brillara debido a la energía que adquiría. Los pájaros cantaban mientras se escuchaba el sonido del agua, extraño ¿verdad? Pero sabía que era el agua el que producía ese sonido, como una canción de cuna. El viento le revolvía el cabello conforme iba dando un paso hacia aquella casa, tan pequeña y bonita, como si fuera la vivienda de una familia que apenas comenzaba y, extrañamente, sentía que era ahí a donde tenía que ir.

La risa de un niño comenzó a sonar en el aire como campanas al viento, Castiel miró hacia todos lados, preocupado de que un infante anduviera solo en un lugar así, pero no encontraba nada. Sólo el sonido de una risa alegre que llamaba a su padre, como si esperaba que fuera a atraparlo. Castiel dio pasos apresurados, asustado de que algo pasara a un niño cuyo padre no se encontraba a la vista. Siguió caminando por el jardín de aquella casa escuchando aquel sonido tan infantil llamando a su padre, siguiéndolo como si de una estela de luz se tratara.

El viento comenzó a revolverle el cabello y a querer arrancarle la gabardina beige, sus pasos se sintieron más pesados, era como caminar por arenas movedizas, y era imposible poder llegar a donde se escuchaba aquel niño entonando una canción de cuna, como si supiera que su padre estaba cerca. Cass sentía que iba sumergiéndose en la tierra que pisaba, iba desapareciendo volviéndose cada vez más y más pesado mientras el canto infantil aumentaba y le inundaba los oídos. Pronto todo desapareció y sólo era la oscuridad tan pesada y aquella canción, la oscuridad que iba aplastando a Cass hasta recostarlo en el suelo y hacer que su respiración fuera jadeante, acelerada. Boqueó en búsqueda de aire, desesperado por llenar sus pulmones, pero no hubo nada y sólo estaba esa canción, demasiado familiar como para pasarla por alto.

Entonces él extendió sus alas
y prometió que todo estaría bien.
¡Oh, ángel mío!
Vuelve a casa, al cielo, donde tu corazón pertenece
y deja que lata al mismo ritmo que el mío.

Cass se levantó de golpe haciendo que su cabello cayera como una maraña sobre su rostro. Respiraba aceleradamente mientras estrujaba la sábana que la cubría en sus puños y sentía que sus pulmones se contraían dentro de sus costillas. Se sentía empapada de sudor mientras sus oídos aún escuchaba aquella voz infantil entonar la canción de los ángeles en el idioma de los humanos.

—Cass, ¿pasa algo?—la voz somnolienta de Dean le hizo recordar que en esa ocasión no estaba sola.

Miró sobre el hombro encontrando al humano con los ojos entrecerrados mientras pasaba una mano por la espalda de la chica en su intento de consolarla, pareciera que Dean estaba haciendo un esfuerzo por despertarse y servirle de consuelo a Cass pero la chica no hizo intento de ayudarlo, se quedó mirándolo en la oscuridad de la habitación hasta que pudo distinguir más allá de su silueta en la oscuridad.

—Tuve una pesadilla—susurró la chica haciendo que, con esas simples palabras, Dean se levantara ya más despierto—Era una donde la oscuridad me asfixiaba.

—Está bien—Dean pasó un brazo por sus hombros pegándola a su pecho—Ya fue, sólo fue un sueño, la oscuridad se ha ido—Cass sonrió colocando la mejilla en el pecho desnudo de Dean y suspiró— ¿Había algo más ahí? ¿Quieres hablarlo?

Sigue siendo Cass.Where stories live. Discover now