Capítulo V

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Los recuerdos eran algo que no lo dejaban dormir en las noches, se levantaba de nuevo a la misma hora que siempre, apenas si logro dormir un poco, su insomnio había vuelto esa noche. Lo que recordaba siempre no solo eran los momentos felices de su niñez, sino también los más dolorosos, como de su adolescencia.

Siempre recordaba que tenía que esconderse en ese cuarto donde vivían, un pequeño agujero que normalmente tapaban con un único mueble o ropero, lo suficientemente grande para que el pedirá meterse. Tener que estar a oscuras, escuchando los sonidos que afuera se producían, las voces de los hombres que entraban con un único fin, acostarse con su madre; ella era una prostituta, era su único medio para sobrevivir en ese lugar de mala muerte.

Se tapaba los oídos, pero, al final escuchaba los gemidos de ella, los jadeos de ellos, a veces los gritos de dolor.

El que podía hacer, nada más que esconderse.

Las horas se hacían interminables, no solo era un solo cliente, eran hasta cinco; su madre era muy solicitada, por su gran belleza más las ganancias que dejaba.

Y al acabar, ella esperaba unos momentos para recuperarse, cambiarse de ropa, y mover el ropero pesado, sacándolo y abrazándolo fuertemente; no va a mentir, cada vez que lo hacia el olor que inundaba el cuarto le desagradaba, como cada vez que lo abrazaba y le decía las mismas palabras: "lo siento Levi".

Mismas palabras que siempre le decía, lamentándose por el estilo de vida que le daba, por la manera en que tenían que vivir y sobre todo, condenando lo a ser alguien que podría dar vida, un hombre que podía dar vida dentro de el.

Ayudaba a limpiar de nuevo, otro día más ese cuarto y el esmerándose para que no quedara ni una sola suciedad o evidencia de lo que había pasado. Diremos que desde ese día desarrollo una extraña manía por la limpieza, convirtiéndose en una obsesión compulsiva, misma que se agravo después de la muerta de ella.

Conoció a Kenny Ackerman, un tipo con un gran renombre, un asesino y alguien que a pesar de lucir su fachada aterradora, para el resulto ser lo contrario; fue el hombre que lo encontró a punto de morir, cuando se había rendido a la vida. Fue quien lo alimento, lo cuido y le enseño muchas cosas, solo lo que le permitía darle; aprendió a hablar como se debía, a escribir y a leer, también le enseño a cocinar, y a usar como portar un arma.

Le enseño la limpieza que debían tener, a donde ir y comerciar.

A robar y al final a matar.

Al matar a esa persona sintió una extraña descarga, como si ya supiese lo que tenía que hacer, pero, al hacerlo fue abandonado por quien en esos momentos creyó que era su padre, quedándose solo nuevamente, con la diferencia de que ahora tenía conocimientos y podría sobrevivir por su cuenta.

Se volvió demasiado habilidoso, al principio robaba lo más fácil luego empezó por cosas más grandes.

Empezó a ganarse una reputación también, le empezaron a tener miedo, por eso mismo lo contrataban para realizar simples trabajos. Ya fuese matar a un objetivo en específico o cuidar alguna mercancía, recibiendo su parte, la cual repartía entre los niños o ancianos.

Obteniendo una casa donde vivir y dormir.

Hasta el día que conoció al castaño pálido, desde ese día tuvo a alguien con el que contar; era su amigo y un hermano para él. La única persona que sabía sobre su condición era el castaño pálido, mismo que juro nunca decirle a nadie sobre ello.

Ambos se volvieron parte de un grupo, una banda, eran contratados, lo único que en esos momentos habían logrado hacer fue aprender a utilizar el equipo de maniobras tridimensional. Hasta ahora eran los únicos que lo utilizaban, alguien se los proporcionó y les enseño a utilizarlo, sin necesidad de usar la cuchillas, ya que no eran necesarias.

Ya ni cuando conocieron a la chica de cabello rojizos, su hermanita menor, le pudo contar su condición, hasta donde ellos sabían, ella creía que ellos eran algo más que amigos. Le dejaron en claro que eso no era posible, hasta le tuvieron que decir varias veces como era su relación, pero era terca y necia, aferrada a esa verdad.

La entrenaron, los ayudaba a realizar de vez en cuando los trabajos, lo único que ninguno de ellos les gustaba era la obsesión de la limpieza y les daba mucha pereza llevarla a cabo, lástima que no podían con él.

Gracias a ellos, regreso una pequeña pizca de esperanza a su corazón.

Hablaban mucho de que algún día saldrían de ese agujero para poder ser libres y andar sobre ese cielo azul que siempre se les mostraba.

Lástima que ahora esa esperanza desapareció una vez salieron de esa ciudad, al darse cuenta el mismo que todo era igual o peor.

A pesar de haber sido obligados a unirse a la legión, todo por cumplir su objetivo de matar a alguien que era un estorbo, una sensación en su pecho se había instalado, algo le decía en su interior que nada bueno saldría si iban a esa expedición, la había tenido mucho antes de tomar el trabajo.

Hubiese hecho caso a su instinto en esa ocasión.

Ahora ellos estarían vivos.

Se quedó en la legión apoyando al rubio, aquel que se convirtió en el comandante de la legión, solo para ayudarlo a cumplir su meta.

Sus palabras habían sido claras al volver al cuartel de la legión.

"Necesito tu ayuda Rivaille, quiero descubrir si las palabras de mi padre antes de morir eran ciertas. Me uní a la legión con el único motivo de cumplir mi meta y también descubrir que es lo que ocultan estos muros.

No solo para obtener libertad una vez hayamos acabado con los Titanes, sino saber porque existen. ¿Me ayudarías?."

Había decidió seguir por sus hermanos, a pesar de su dolor, decidió aceptar y quedarse para ayudarlo, si él podía hacerlo y ayudar a tener un mejor rendimiento las bajas serian menos.

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Aquí está el capítulo del día de hoy.

Espero que les guste.

Besitos <3<3<3<3

Lo siento.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang