JEFFREY DAHMER "EL CANIBAL DE MILWAUKEE"

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Nació el 21 de mayo de 1960 en Milwaukee, en el estado de Wisconsin, Estados Unidos.
Fue un asesino en serie que marcó para siempre la historia estadounidense. Fue culpable de la muerte de 17 hombres jóvenes entre 1978 y 1991.
Es conocido no solo por la cantidad de personas que asesinó, sino también por practicar la necrofilia (es una parafilia caracterizada por una atracción sexual hacia los cadáveres tanto en humanos como en animales) y el canibalismo (es el acto o la práctica de alimentarse con miembros de la propia especie).

Cabe destacar que una de las cosas más incomprensibles de este caso, es que Dahmer declaró en muchísimas ocasionas que su infancia fue feliz. Fue un niño amado por su familia y que gozaba de un par de padres responsables, amorosos y atentos. Quienes le proporcionaron todo lo posible para su adecuada educación y buena vida social y económica.
Esto es algo que NO sucede de manera seguida cuando hablamos de asesinos.
Normalmente la mayoría de asesinos seriales tuvieron infancias infelices, estresantes, llenas de soledad y aislamiento. Donde sufrieron algún tipo de maltrato excesivo ya sea psicológico o físico. Este tipo de personas no recibieron ninguna muestra de atención ni cariño por parte de sus semejantes. Es por eso que las secuelas de este tipo de infancias los marca de por vida y en la edad adulta los convierte en personas llenas de ira, rencor y odio.

Por eso el caso de Dahmer es totalmente extraño, ya que este se convirtió en un asesino simplemente "por gusto", hasta bien entrada la adolescencia, nunca tuvo ningún problema familiar.
Que le gustara diseccionar animales muertos "por la curiosidad de cómo eran por dentro" o que sus padres discutieran de vez en cuando como cualquier pareja (y que se divorciaran cuando Dahmer tenía 18 años), no parecen motivos suficientes para justificar su despertar homicida. Tal vez lo único llamativo fuera su interés por la anatomía, los órganos internos y huesos (metía animales muertos en ácido para obtener los esqueletos, que luego guardaba en formol) grandes cirujanos también comenzaron así. Por lo que su padre no se preocupaba.

En la escuela Dahmer era un chico callado y tímido, muy educado e inteligente, hablaba con calma y era propietario de un raro carisma y una cara angelical. Sus amigos lo catalogaban como alguien callado pero muy divertido. Dahmer se hizo bastante famoso en su instituto por sus logradas imitaciones de retrasados mentales y enfermos de parálisis cerebral. Incluso cobró entradas para presenciar su denominada "Actuación Histórica", que consistió en pasar la tarde en un centro comercial haciéndose literalmente el subnormal y escandalizando a la gente. Eran muchos los compañeros de escuela que pagaban para disfrutabar las locuras de Dahmer.
Además de ser divertido e inteligente, tenía un aspecto físico bastante atractivo (alto, delgado, cabello largo y rubio, ojos azules, en buena forma) No es de extrañar que quienes se guían con el dicho "la cara es el espejo del alma" se llevaran un chasco mayúsculo cuando salieron a la luz sus atrocidades. Y es que, seamos sinceros, si llaman al timbre y por la mirilla ven a Charles Manson con su mirada demente y una cruz tatuada en la frente, seguro que no le abrirían la puerta. En el colmo de los colmos, los mismos vecinos que no sospechaban de Jeffrey y pensaban que este estaba cocinando sopa cuando en realidad hervía los restos humanos para separar la carne de los huesos.

Posteriormente a los 17 años un hecho que vivió en la escuela lo marcaría profundamente. Fue en una clase de biología, cuando el profesor los hizo abrir el cuerpo de un cerdo. La excitación que sintió en ese momento le hizo darse cuenta de su fascinación por la muerte.

En Bath (Ohio), el pueblo donde vivió su juventud, la homosexualidad era el máximo tabú. Dahmer se sintió desamparado cuando empezó a despertarse en su interior una inclinación sexual hacia los hombres ya que no conocía a nadie gay, pero también porque, en sus fantasías, sus amantes estaban inmóviles, inconscientes... muertos. Sabía que eso no era normal y le aterrorizaba, por lo que intentaba calmar sus pensamientos con alcohol. Empezó a beber en grandes cantidades en el instituto y sus borracheras fueron el motivo de su expulsión de la universidad y del ejército, donde se alistó por indicación de su padre. Pero sus impulsos eran demasiado fuertes como para adormecerlos con cerveza y ron o para engañarlos con sustitutos de cuerpos humanos inertes como un maniquí, que escondía en el armario durante la temporada que vivió con su abuela.

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