Capítulo 26: La Cuna del Rey

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¡Hola! Veo algunas caras nuevas, saludos a todos ya sea que estén con nosotros desde el principio o que recien acaben de zamparse 25 capítulos en un fin de semana. Si es el segundo caso mis condolencias porque no ha de haber sido fácil, al menos podrán presumir que se han leído ~150k palabras.

Bien, tenemos nuevo capítulo y como siempre les agradezco a quienes dejan un mensajito o votan por el capítulo. Adelante. 

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Sinopsis: Hablemos del linaje que nació entre las ruinas. Hablemos del pueblo que se asentó en la zona alta de la tierra enemiga. Hablemos de aquellos que juraron lealtad al esclavo que rompió sus cadenas.

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No podemos esperar ayuda de nadie—dice Katsuki mirando a todos—No hay barco que vaya a recogernos, ni ejercito que venga a salvarnos. Estamos solos. Podemos quedarnos aquí y seguir siendo un blanco fácil. Podemos ir a la costa y esperar que no nos ataquen en el camino. O podemos prepararnos para cuando vengan. Echaremos raíces hasta que no puedan arrancarnos sin destruirse a si mismos.

Cuando Katsuki expone su plan algunos titubean, pero ante la expresión resolutiva en el rostro del rubio las dudas son contenidas y el grupo se alista para emprender su viaje. Lo más difícil es decidir qué hacer con los muertos, no hay tiempo para entierros ni despedidas así que no queda de otra más que abandonarlos en el campo de batalla.

Tamaki es el único que recibe un entierro y es porque Momo lo organiza.

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Momo no puede evitar llorar mientras se arrodilla junto al montículo de tierra; a su lado Kyouka permanece firme con la cara rígida y su lanza enterrada en el suelo en una señal inequívoca de despedida y luto. Frente a ella Inasa la imita, pero él si se atreve a llorar, no solo por Tamaki, también por sus compañeros caídos. Es el único alfa de su grupo y en lugar de llenarlo de orgullo, para él es una afrenta, porque no estuvo cuando el resto se sacrifico.

Los beta de su grupo se despiden con palabras emotivas, ofreciendo cada uno un trocito de su pelo, como acostumbran en las montañas para despedir a un ser querido. Todos ellos lloran sin contenerse, ofreciéndose consuelo unos a los otros.

El único que no está ahí es Mirio que sigue bajo la influencia del incienso y permanece ciego al mundo, pero Momo se asegura de recordar el lugar para volver cuando sea el momento adecuado. Lo cierto es que no desea ser ella quien se lo diga, pero sabe que tendrá que hacerlo.

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Mientras el grupo de barbaros se despiden de los suyos, el resto alista los carromatos, recupera a las bestias de carga y traslada a los heridos para iniciar el viaje. Las lluvias vuelven, no tan intensas ni tan largas como los primeros días, pero sí constantes y frías. Eso no impide que la caravana se mueva aunque en lugar de avanzar retroceden, se alejan del río con dirección hacia la prisión más cercana. El viaje es pesado e incómodo, pero Katsuki fuerza al grupo a moverse tan aprisa como pueden.

Apenas unos días después vislumbran a lo lejos las torrecillas grises elevándose entre los árboles, de inmediato Katsuki organiza un grupo de exploradores que se adelanta para asegurarse que la zona siga despejada. Una vez que reciben la confirmación de que el edificio está libre, el grupo entero se mueve.

No es fácil volver a entrar por los muros de la prisión, aun cuando no sea la misma de donde escaparon la primera vez. Hay algo en ese lugar que inspira repulsión y aborrecimiento, pero ninguno de ellos contradice la orden de su líder.

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El estómago de Ochako se retuerce cuando ve los muros negros crecer conforme se acercan, la bilis amenaza con ascender por su garganta cuando los carromatos cruzan las inmensas puertas de acero; mientras el resto avanza, ella se detiene y alza los ojos hacia las torres altas.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Where stories live. Discover now