irritated

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Irritated

5 de diciembre

Mi sueño tenía como protagonistas, lamentablemente, a la pareja formada entre mi mejor amiga y un rubio egocéntrico que preferiría tener alejado.

Ambos estaban en medio del bosque, y yo me escondía detrás de un árbol como un idiota. No era como si me fueran a ver, o algo. Me acerqué a ellos.

La parejita feliz estaba recostada en el suelo, uno al lado del otro, con las cabezas cerca.

Él estaba vestido como siempre: sumamente mal. Ella, sin embargo, lucía genial.

Traía puesto un sweater con cuello alto de color amarillo mostaza, unos jeans negros y unas botas Converse de color blanco. Dos trenzas cosidas decoraban los lados de su cabeza, y el anillo que conmemoraba nuestra amistad descansaba en su mano derecha mientras jugueteaba con él sobre su estómago.

Ambos miraban el cielo que lentamente se iba apagando.

— ¿Tanto te necesita? —preguntó él, pareciendo divertido.

—Algo así —respondió ella, con un deje de duda en su voz—. Entonces... ¿No te molesta que vaya?

—Claro que no —El chico tuvo el atrevimiento de acercar su mano hasta la suya, y tomarla. Furioso, intenté dar un paso hacia ellos, para luego recordar que esto ya había ocurrido, y que no podía hacer nada para cambiarlo —. No es tu culpa si Di Angelo no sabe cuidarse solo.

Sam mostró una sonrisa apenada.

Yo fruncí el ceño, y me dediqué a mirarlos con mis puños cerrados.

¿Qué rayos le había contado Samantha al chico nuevo?

—No es exactamente eso. Es que extraña a su novio.

El rubio soltó una carcajada.

—No lo puedo creer. Es un llorón, y encima es gay.

Sam pareció no estar de acuerdo con el comentario, pero no dijo nada: se limitó a separar sus manos. Y eso me dolió mucho.

¿Cuándo había sido la última vez que ella no me defendía en situaciones como aquella? Quería creer que nuestra amistad existía aún si no estábamos juntos físicamente.

—Es que no lo entiendo —dijo Jake—. ¿Cómo puede ser que no le gusten las chicas? Con lo lindas que se ven cuando sonríen y entrecierran los ojos. O cuando se ponen ropa que les queda genial, dioses. Con lo deseables que se ven cuando usan vestidos cortos y apretados, y se colocan maquillaje en las mejillas, de ese que las hace brillar más —El chico suspiró. A su lado, Sam, parecía estar cada vez más cerca de darle un puñetazo. Lo miraba de reojo, con el ceño fruncido, y sus puños apretando fuertemente el anillo —. Definitivamente no podría vivir sin chicas.

Sam se levantó de golpe, y se excusó para irse. Yo la seguí, intentando igualar su paso acelerado. Estaba enojado con ella, sí. Pero si esto aparecía en mi cabeza por las noches debía de ser por algo.

De alguna forma encontró el camino para volver al campamento, y se fue acercando a su propia cabaña. Antes de que llegara, el sueño terminó, y me quedé con mi irritación como para que se me pasara sola.

Pero al despertarme me encontré frente a frente con William Solace, quien me abrazaba por un costado. Sus ojos celestes parecían recién haberse abierto.

—Buenas tardes, Neeks —murmuró—. ¿Te diste cuenta de que nuestra siesta duró más de lo esperado? Ya anocheció.

Rodé los ojos y me llevé una mano a mi cabello.

—No estoy de humor, Will.

Me levanté y comencé a vestirme de inmediato. El chico rubio me observaba desde la cama, en silencio. Una vez terminé de vestirme, me dirigí hacia la puerta.

—Nico.

Me volteé a ver a mi novio.

— ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan apurado?

Bufé.

—Te lo explicaré luego.

Giré la manija de la puerta, pero Solace llegó a mi lado antes de poder irme.

—Me lo explicarás ahora.

Se colocó frente a mí con sus brazos cruzados en su pecho desnudo. Me mordí el labio mientras lo miraba.

—Si te haces el chico malo voy a tener que explicarte otras cosas también.

Will me lanzó una sonrisa coqueta, se acercó a mí, y unió nuestros labios mientras sus manos encontraban mi piel debajo de la camiseta recientemente colocada.

No me llevó mucho tiempo decidir dejar el asunto con Sam para después.

how we grew;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora