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6 de diciembre

Dado que Jake estaba durmiendo en la Casa Grande, y se le complicaría para escaparse, tuve que esperar a que se durmiera Quirón para ir a buscarlo.

Me coloqué un abrigo negro, y salí a la oscura y fría noche. Escabulléndome entre las cabañas, y saltando por su ventana abierta logré alcanzarlo. Me saludó con un abrazo corto, y luego fue a por su chaqueta de jean. Una vez estuvo de vuelta junto a mí, tomé su mano y viajamos hasta el techo de mi cabaña.

La cita iba a consistir en mirar las estrellas, aquella tradición semanal que solía mantener con Nico, y que actualmente se había reducido a un par de veces al mes.

—No puedo creer que tengas esto preparado siempre, Sam. Es genial.

Nico y yo habíamos construido un pequeño rincón lleno de mantas y almohadones. Alrededor, un pequeño armario contenía algunos snacks, y un tocadiscos (que guardábamos para evitar que la lluvia lo arruinara). La no-tan-diversa variedad de vinilos que teníamos (compuesta por cinco discos) se encontraba allí también. Sobre una mesa había unas velas: una con mi aroma favorito, y una con el de Di Angelo. Unas luces de Navidad decoraron todo el lugar una vez las encendí.

Me acerqué al armario y puse el tocadiscos a funcionar con la primera canción de Handwritten, un disco de un cantante canadiense que me gustaba. Cuando me volteé a ver a Jake, me miraba con una sonrisa.

—Creo que encontré mi lugar favorito en el campamento.

Le devolví la sonrisa y lo invité a recostarse a mi lado. El rubio se acercó sin dudarlo.

— ¿Cuánto sabes sobre las constelaciones, Sammy? Pareces bastante interesada en el tema.

—No mucho, en realidad —admití—. El otro día tuve la primera clase con Evan, de todas formas, y mencionó el tema dentro de lo que aprenderemos. Sin embargo, empezamos por cosas un poco más básicas, creo.

—Cool —respondió.

Quizá estábamos demasiado cerca, pero no me sentía incómoda. Jake había demostrado merecer mi confianza hasta el momento.

Charlamos un rato más sobre las estrellas, y decidimos jugar 20 preguntas. Así, turnándonos, nos conocimos un poco más. Las preguntas no pasaron en ningún momento a ser demasiado personales, sino que nos mantuvimos en un parámetro de amigos que por ahora, solo quieren ser amigos.

Jake me parecía un chico interesante. Era muy atractivo, claro, pero no me generaba ni la mitad de los sentimientos que Nico producía.

De todas formas, me gustaba saber que el hijo de Hades sentía celos de mi nuevo amigo. Utilizar al rubio que estaba a mi lado nunca estuvo en mis planes. Es más: él me había dejado bastante claro que sentía algo por alguien del campamento, y que solo me había besado porque estaba un poco necesitado de amor últimamente.

Así, al saber eso había quitado un gran sentimiento de culpa de mi pecho, y había podido hablar con Nico como si nada hubiera pasado. Por un momento, mi mejor amigo y yo volvimos a ser los de antes.

Sin embargo, arruinar mis días era mi propia especialidad y, obviamente, también la de Nico.

Una vez terminadas las 20 preguntas, había decidido cambiar el disco que escuchábamos. Me incorporé lentamente, y giré mi torso hacia el mueble. Debí inclinarme por sobre el cuerpo de Jake, ya que no habría otra forma de alcanzar el armario, y al hacerlo, divisé a Nico.

Él y Will se encontraban en el techo de la cabaña número 1; el plan B de nuestras noches cuando las arpías decidían vigilar mi cabaña minuciosamente. A lo lejos, parecía ser que recién habían llegado, y estaban acomodando el lugar para pasar una noche contemplando las estrellas.

Claro que nos vieron.

Pero Jake fue inteligente, o quizá un poco atrevido, y tiró de mí hacia abajo en el momento en que se dio cuenta de lo que ocurría. Unió nuestros labios en un beso que me pareció bastante seco, principalmente porque me sabía a traición.

Nico nunca había mencionado que tenía esas salidas con Will. Es decir, era bastante obvio, pero nunca había tenido la valentía de decirme frente a frente que no solo me había dejado de lado por las noches despejadas, sino que me había reemplazado.

Decidida a dejar de ser tan estúpida, y a dejar de ilusionarme día tras día con la idea de que Nico me quería, le devolví el beso a Jake con muchísimas ganas.

Me las arreglé para pasar bien esa noche junto a mi nuevo amigo, abrazándonos y contando historias. Pero como siempre, el dolor punzante de mi corazón rompiéndose en partes cada vez más pequeñas evitó que me divirtiera lo suficiente.

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feliz año nuevo

how we grew;; di angelo [ES]Where stories live. Discover now