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Tres días pasaron desde que mi madre  estaba internada en la clínica, la mejoría había sido notoria en ella y eso no podía teneme  más feliz.

--Buenos días señora Ikuko, ¿Qué tal se siente esta mañana? Oh Serena no pensé que estabas aquí tan temprano. --el hombre de cabellos blancos y largos me sonrió amablemente.

--buenos días doctor Diamante-- saludó mi madre con el afecto que la caracteriza.

--Buenos días doctor ¿De casualidad no necesita rosas hoy?-- ambos nos reímos.

--Serena,  ¿cuando me vas a perdonar lo de las rosas?-- Diamante se acercó a mí madre.

--Pero si no no estoy resentida, además por esa época su compra masiva de rosas fué muy beneficiosa para mí, no puedo creer que se haya prestado para tales cosas-- llevé mis manos a los bolsillos de mis jeans --Mira que ser el mandadero de Darien-- ambos volvimos a reír.

--Que puedo decirte, te ama y no quería desampararte-- sentí  mi  corazón latir un par de veces con violencia y luego sonreí

--Si, pero sus métodos son algo drásticos.

--¿Me va a atender doctor?-- interrumpió mamá  con una tierna sonrisa, ya no se veía tan pálida aunque el proceso era lento.

--oh si bella dama, su presión arterial está estable esta mañana, le haremos la quimioterapia a las dos p.m. Luego de su tratamiento vitamínico, y por favor no me distraiga a las enfermeras con su bella sonrisa, no quieren salir de la habitación.

--perdón pero me aburro, necesito conversar con alguien y mi hija no puede estar todo el día aquí-- la vi  encogerse de hombros.

--No me haga esa carita bella dama, vamos a buscar entretención para usted ¿De acuerdo?-- ella asintió alegre.

--Ya escuchaste mamá, te voy traer, hilos y telas para que hagas punto de cruz, o lo que quieras, tejer, pintar, leer-- acaricié los cabellos canosos y escasos de mi madre --ahora debo irme, Darien me espera para almorzar y debo vestirme adecuadamente-- Conversamos un par de palabras y salí de la habitación.

--Serena aquí están tus resultados-- me detuvo Diamante --todo está en orden, eres la mujer más sana que he visto en algún tiempo.

--muchas gracias-- tomé el sobre de las manos del doctor, --debo irme, Darien me espera y ya sabemos como es de impaciente.

--No lo hagas esperar, sabes que es un amargado de primera, jamás pensé que podría enamorarse o comprometerse, me alegro por él y por ti-- besó mi mejilla --Nos vemos después-- el amable hombre siguió su camino sin esperar respuesta, yo solo  suspiré enamorada queriendo que todo lo que Diamante dijo fuese verdad.

Salí fuera de la prestigiosa clínica y el auto que ya bien conocía me estaba esperando, tomé aire y me acerqué  con una gran sonrisa mientras Darien abría el puesto de copiloto.

--Buenos días Serena.

--Buenos días Darien-- extendí el sobre --Estoy más fuerte que un roble.

tomó el sobre y lo colocó en la guantera del auto --Te creo y confio en Diamante-- Puso el auto en movimiento perdiéndose en las calles de Londinenses.

--¿Ya viste los periódicos, noticias o redes sociales? Estás por todos lados, te dije que te harías famosa.

--no, la verdad no tengo redes sociales ni tiempo para ver noticias Darien-- miré por la ventanilla del auto, el invierno estaba cerca --Tampoco me gusta ser la comidilla del país.

--Pues debemos crearte una cuenta de Instagram, tomarnos unas fotos, y lo de ser la comidilla venía en el paquete, ah por cierto quiero que te vengas a vivir conmigo, no me gusta que estés viviendo en ese barrio, no me lo tomes a mal, pero es un lugar peligroso y ya tú madre está en la clínica, de todos modos cuando nos casamos igual vivirás ahí, hoy mismo te vienes a mi casa.

--¿Acaso no tengo derecho a opinar sobre mi propia vida?-- Dije algo molesta.

--En este caso no querída mia, es una decisión tomada, ahora vayamos de compras, debes mejorar tu aspecto personal, no lo mal intérpretes eres hermosa pero estás algo descuidada, déjame cuidar de la futura madre de mi hijo y futura legítima esposa.

--¿Acaso tengo otra opción?-- resoplé y él frenó el auto en el parqueadero del centro comercial más lujoso de la ciudad.

--¿Vamos a comprar aquí?.

--Por su puesto-- apagó el auto.

--Esto es muy costoso, hasta respirar aquí dentro cuesta una fortuna Darien.

--¿Y? Yo tengo esa fortuna-- se bajó del auto y abrió la puerta del copiloto para que  saliera, me tomó de la mano y así entramos a múltiples tiendas, donde solo me dejé llevar por el buen gusto de Darien y compramos de todo un poco, yo no lo decía, pero estaba feliz, no de comprar, si no de pasar ese tiempo con el azabache y saber que es ese tiempo toda su atención era mío, patético, pero eso ya lo dije antes.

Después de todo un día de compras  había escogido un celular de última tecnología para mi.

--La ropa y este celular no estaban en el contrato, no puedo aceptarlo.

--Si puedes, y tienes que, ¿Cómo pretendes ser mi esposa entonces? A mi lado estarás rodeada de lujos, es normal que tengas estás cosas, necesito comunicarme contigo, no es porque quiera, me corresponde dártelo y a ti recibirlo-- tomó su café mientras sonreía, aún no entendía la fórmula que tenía este estúpido para partir mi corazón y volverlo a armar en un segundo.

--Está bien, contigo las opciones son nulas.

--Me alegra que lo vayas entendiendo-- tomó mi mano por encima de la mesa y sonrió.

--¿Quién nos está viendo?

--un amigo de la universidad, que fastidio.

--no te preocupes, ya medio mundo sabe que estás con alguien.

--pronto sabrán quien es la chica misteriosa que se ha robado mi corazón-- dijo con sinismo.

--no tienes que ser tan descarado, sabemos que eso no es cierto.

--mmm si, pero ellos no lo saben, ahora vamos amor quiero ir a casa y descansar un rato Zafiro aún no vuelve de nueva Zelanda y es un alivio que no esté por ahí merodeando, ah y alista maletas, mañana haremos un pequeño viaje a Tailandia, vamos a casarnos al fin ...

Hagamos un trato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora