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--toma-- Seiya dejó caer sobre su mesita de centro una bolsa que hizo a Beryl despertar de la pequeña siesta improvisada que había tomado sobre el sofá de cuero azul eléctrico del apartamento de Kou, Ni ella sabía como había terminado allí, pero tampoco quería estar sola en su apartamento en un momento como este; su familia estaba lejos, además eran algo convencionales y no estarían felices con ello, a pesar de ser una adulta hecha y derecha.

--traje diez cajas-- volvió a hablar el pelinegro.

--creo que es algo exagerado-- contesto la pelirroja mientras tomaba de la botella de agua que estaba sobre la mesita al lado de las cajas. --no tengo una vejiga tan grande como para hacerme diez pruebas de embarazo.

--anda que si podrás, hay que estar seguros por lo menos hoy, después podrás confirmarlo con tu ginecólogo.

--bien-- tomó la bolsa y la botella de agua mientras se perdía por el pasillo. Seiya solo pudo mirarla y caer en el sofá, preguntándose como se metió en ese lío que ni si quiera era de su incumbencia. Esa pelirroja nunca le había caído bien; había algo sobre ella que no dejaba tolerarla del todo, quizá era esa aura de superioridad que quería demostrar, el prefería a las mujeres sumisas, no se que dejaran humillar o golpear, nada de eso; solo prefería a una chica que necesitara protección, de carácter dulce y amable, esta mujer era todo lo contrario, arrolladora, rebelde e independiente.

Soltó un bufido cuando salió de sus pensamientos, gracias a los pasos de su enemiga jurada. Ahora venía con su larga cabellera mal recogida, la cara lavada y una de las camisetas favoritas del azabache cubriendo su cuerpo. Esto sin duda no se lo esperaba.

--estoy casi seguro que no te di permiso de tomar mis cosas-- habló el dueño de la casa con el ceño fruncido.

--¿qué?; si vas a hacer algo hazlo bien, además-- se echó en el sofá al lado de Seiya y tiró las pruebas en la mesa ya usadas --el brassier me estaba torturando y el vestido me apretaba un poco. Él solo resopló por el atrevimiento de su molesta visita.

--se nota que no te enseñaron educación-- resopló con fastidio.

--de hecho si, fui hasta una escuela religiosa, solo que no quiero serlo-- contestó ella sin más.

--¿acaso ellos te vieron vocación de monja?--  soltó una carcajada que se escuchó en todo el apartamento.

--¿estás insinuando que soy una indecente?-- boqueó en busca de aire.

--pueeees ¿qué te digo?.

--Escuchame bien, cuando acepté estar con Darien ambos éramos libres, está bien que era algo liberal, pero soy adulta e independiente y puedo hacer lo que se me antoje, no necesito nada de nadie.

--mmm ok, por eso estas instalada tan cómodamente en mi apartamento, con mi playera favorita y tus cosas llenas de orina sobre mi mesita de tomar café, entiendo.

--¡tú me invitaste!-- se levantó indignada --¡Y si tanto te ofende tu mugrosa playera barata pues toma!-- la pasó por encima de su cabeza y se la tiró a la cara a su contrincante, cubriendo sus pechos con sus manos.

--¡ESTÁS LOCA, CUBRETE!.

--¿acaso nunca has visto a una mujer desnuda?--  levantó su poblada ceja victoriosa.

--eres una demente-- le pasó la camiseta por la cabeza de nuevo dejando los brazos atrapado sin poder sacarlos por los agujeros correspondientes.

--y tú un infeliz-- con lucha volvió a sacar los brazos como pudo, quedando frente a frente, levantando la mirada para verlo mejor, ya que este le llevaba una cabeza por lo menos de altura, pero eso no la intimidó ni un poco.

--¡libertina!.

--¡infantil!.

--¡desquisiada!.

--¡inmaduro!.

--¡engreída!.

--¡mal nacido!--

--¡bruja!.

--¡marica!.

Ambos se miraron desafiantes, sin saber en qué momento sus cuerpos se impulsaron lanzándose sobre el contrario y fundiéndose en un beso hambriento y desesperado. Y tampoco se pudieron detener cuando estaban sentados en el sofá, ella sobre él mientras este la acariciaba entera, y ahora si quitando la camiseta de la discordia que ahora los tenía ahí, a ambos sumidos en un sexo desesperado que empezó en la sala y terminó en la habitación de Seiya.

Y como si no fuera suficiente tuvieron una segunda ronda, eso sin decirse más que palabras sucias que solo avivaban el fuego que se estaba generando en sus cuerpos. Él jamás pensó que la rebeldía de aquella la hiciera tan violenta en la cama y tampoco pensó que ser montado de esa forma desenfrenada y un par de cachetadas lo encendieran tanto, había sido el mejor sexo de su vida.

Ella nunca pensó que ese hombre tan odioso la hiciera alcanzar el orgasmo tantas veces como lo hizo hoy, sus piernas quedaron temblorosas y a penas podía respirar.

--No digas nada al respecto, aquí no pasó nada-- habló por fin Beryl encontrando el aire al fin.

--no, no diré que gritaste mi nombre hasta el cansancio.

--maldito, pero yo tampoco diré que nadie había hecho tu cama chirriar de esa forma, creo que tu vecino pudo sentir el golpeteo.

--loca

--demente

--arpia

--desgraciado

--¡basta!. Mejor vamos a ver que pintaron las pruebas-- al fin Seiya dijo algo prudente. Se levantó de la cama y se puso solo un pantalón de chándal y le pasó una camiseta a su amante dándole justo en la cara.

--eres un desconsiderado-- escupió pero optó por vestirse ya que sus ropas habían quedado a medio camino. Ambos salieron rumbo a la sala. Ella recogió su ropa interior en el camino y se la puso.

Llegaron a la mesita al fin y ella quedó de pie mirando todas las pruebas de embarazo; ellas arrojaban una sola respuesta.

--¿y bien? Cual es el resultado-- Seiya llegó detrás tomando agua de una botella.

--positivo--. Beryl sintió su mundo venirse abajo, y con ello perdió la fuerza en sus piernas, gracias al pelinegro no quedó del todo en el suelo. El solo optó por abrazarla mientras ella estaba en silencio.

--todo estará bien--. La consoló--. encontramenos una solución-- y no supo nuevamente cómo era que se estaba metiendo en este asunto.


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