XI. Camisa

5.6K 365 261
                                    

BUEN CHICO, TOM

XI. CAMISA

Tres semanas después. Un día previo al Fashion Week...

Chris había acorralado a Tom contra la puerta de su oficina en cuanto el último contratista terminó de firmar la solicitud y confirmar asistencia en el evento. La ventaja de poseer oficinas interconectadas era que podía entrar a su gana y besar al inglés sin falta cada veinte minutos durante el horario laboral.

Esas tres semanas habían sido gloriosas, encendidas, placenteras y llenas de sexo. Tom seguía sin acostumbrarse al ritmo de intromisión de Chris, especialmente después de hacerlo encima de la mesa de su casa; o en el sofá; o en la ducha; o el sexo oral debajo de su escritorio mientras Chris hablaba con un director de diseño; o por el encuentro en la sala de juntas de la semana pasada; o por provocar una fisura en la cabecera de la cama en el apartamento del australiano... Vale, Chris era de verdad una bestia.

—Dioses, quiero hacértelo —decía contra su boca, apretando sus nalgas.

—Chris, no podemos. Recuerda que hicimos un pacto —respondió tratando de controlarse con cada beso.

A pesar de llevar una vida sexual sumamente activa, el único lugar donde Chris no lo tocaba más allá de la masturbación o felaciones, era su oficina; la razón especial era porque Tom no podía bajar su voz cuando Chris lo penetraba. Y aunque Chris fuera el dueño de Buchanan's, tenía que preservar la etiqueta laboral con rigurosidad, al menos para seguridad de Tom, porque si traspasa el límite de empezar a tener relaciones en su trabajo, adiós compañía; no por la preocupación de que alguien los oyera, sino por el irrefrenable instinto de Chris de follar cinco horas seguidas.

Así que no. Ambos acordaron no tener relaciones en ese lapso del día. No avanzarían los proyectos si Chris (en específico) sucumbía a sus instintos en la oficina.

—Lo sé, joder, lo sé —dijo, conformándose con poder tocar superficialmente al inglés.

Ehehe, hoy saldremos temprano, no te angusties —literalmente Tom era el ancla perfecta a la realidad. —Me dijiste que el plan era irnos a tu apartamento

—Sí, es cierto —sonrió con lascivia, ahora paseando sus manos en la espalda. —Deberíamos probar algo nuevo esta noche

—Te recuerdo que debemos dormir temprano porque mañana comienza el Fashion Week

—Agh, honestamente no quiero ir

—Chris, somos los host oficiales para las bebidas de todo el evento. Tenemos que estar ahí —respondió sonriendo de lado.

Al menos lograba calmar a la bestia rubia frente a él únicamente con una mirada derrite-corazones. A pesar de que esas tres semanas hubieran pasado volando, él sentía que había sido el tiempo perfecto para conocerlo, adentrándose de a poco en el mundo que significa la verdadera esencia de Chris, facetas que no demostraba ante ninguna persona, manías, modismos, etc. Incluso había convivido con el señor Downey de una manera informal, ya que Chris insistía que solo a los amigos de confianza les hablaría sobre su relación.

Por otro lado, la conversación con Elsa debió esperar un poco en tanto Chris ordenaba sus ideas. Le habló sobre su cita con el psiquiatra Cumberbatch, antes de referirse al mismo doctor como "soberano hijo de puta", darle un beso, voltearlo sobre la cocineta y darle la tercera ronda de sexo de ese jueves de confesiones.

-o-o-o-o-

Flashback.

La reunión del jueves se llevó a cabo como se previa. Chris entró en el despacho de aquel psiquiatra a quien le guardaba rencor infantil, todo por una riña durante una de las exuberantes fiestas que Robert solía organizar. Por aquel tiempo, Chris seguía enganchado al recuerdo de Elsa, y como era de esperarse no tardó en quedar borracho, tomando al primer infortunado como interlocutor para contarle detalle a detalle su historia con la mujer. En esa noche, Benedict fue el elegido. Se había limitado a mirarlo de reojo y seguirle el hilo de la plática con respecto a su ascenso con Buchanan's y su frustración con Elsa. Fuera de sus horarios laborales, Benedict no era fanático de escuchar los problemas ajenos, mucho menos si pedían consejos gratis, así que decidió cortar tajantemente la inspiración del gorila rubio.

Buen chico, Tom [Finalizado: Hiddlesworth AU]Where stories live. Discover now