«8 años»

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"Estaré aguardando por ti, llorando y sufriendo solo por ti. Preguntándome si solo te extraño, o es que nunca te conocí. Te veo en todas partes, pero nunca cerca de mí, intento acercarme pero ya no estás"


Lynna tenía 8 años cuando su pequeño hermano nació, su padre le dijo:

-Has de cuidar de él como si fuera tu vida propia, el seguirá tus pasos, tú serás su ejemplo- Lynna sonrió sus ojitos azules se achicaron, acercó su pequeña mano a una mejilla sonrojada de su hermanito, rió su piel era tan suave que le causaba cosquillas.

-¿Le puedo enseñar a maquillarse?- preguntó con ilusión.

Su madre y padre rieron logrando confundirla.

-¡No, no puedes enseñarle eso Lynna!- dijo su madre.

-¿Por qué no?-

-Porque el es un niño, y lo niños no se pintan como las niñas-

Lynna agachó la mirada avergonzada, ella debía saberlo, tenía que aprender demasiado para cuidar de su hermanito.

-¿Cómo se llamará?-

-Louis- susurró su padre acariciado su castaña cabellera.


[...]


Mirar su reflejo era su mayor castigo, ver cómo su cuerpo había cambiado después del embarazo era deprimente; Jay recordaba que su cintura era pequeña sin esos kilos de más, sin las estrías en su vientre, su pecho era más firmé, toda su belleza se había esfumado.

No sé arrepentía de sus hijos sé arrepentía de no haberse cuidado un poco más; suspiró, aquel vestido no se veía bonito en ella como lo hacía en la revista. Ella ya no era bonita.


[...]


Ya era la tercer semana que pasaba llorando,  Troy llegaba pasadas las 3 de la mañana y siempre que su esposa le pedía una explicación las cosas se complicaban.

-Solo dime ¿quién es?- grito Jay con lágrimas en los ojos.

Troy guardo silencio y observó sus zapatos pensando.

-Es algo que no te interesa- murmuró con calma.

-¿No me interesa? Por dios Troy,me interesa, ¡Eres mí esposo!-

-Quizas ya no quiero serlo- se atrevió a decir.

-¿Qué?-

-Ya no quiero ser tu esposo, Johannah, quiero el divorcio-

-No- susurró -No, no, no, no, nunca, jamás te lo daré- Jay avanzó a él golpeando su pecho -¿Por quien me estás dejando?-

-Tienes que calmarte- tomó sus brazos con algo de fuerza.

Jay calló de rodillas al piso sollozando, todo esto era culpa de ella, ella lo descuido tanto que dejó de amarla.

Troy se alejó recogiendo algunos objetos que Jay le había tirado, su corazón se rompía al verla de esa manera, el no quería que Jay se sintiera mal, fue su compañera por mucho tiempo, su mejor amiga, su confidente pero el no podía vivir para hacerla feliz sin ser lo el, quería que Jay entendiera ese detalle pero era lógico que no entendiera.

-¿Papi?- Lynna estaba parada en la puerta con su pijama de ositos -¿Por qué mami está llorando?- ladeó su cabeza como un gatito curioso.

Troy estaba apunto de responder, pero lo siguiente que pasó fue demasiado rápido, Jay con su hija en brazos llenándole la cabeza de musarañas.

𝑭𝑬𝑻𝑰𝑺𝑯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora