VI

237 26 2
                                    

Abro mis ojos, pero los cierro para tratar de adaptarme a la luz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abro mis ojos, pero los cierro para tratar de adaptarme a la luz. No reconozco este lugar.

¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?

Miles de recuerdos llegan a mi mente y no puedo evitar temblar.

Intento levantarme, pero no puedo hacerlo debido a que algo sostiene mi pie y mano izquierda a una silla.

—¿Qué mierda? —me interrogo en voz alta.

Veo mi mano vendada, por lo que supongo debí haber escapado.

—Veo que ya despertaste.

—Duermo con los ojos abierto, ¿o es que no es obvio? —ruedo mis ojos mientras intento soltar mi pierna, pero al ver que no funciona solo miro al hombre frente a mi—¿Y usted quién es?

—Una persona, ¿o es que no es obvio?

—Pregunte quién es, mas no que es. No ande con mierdas, ¿Cómo llegué aquí? —trato de parecer calmada, pero en realidad quiero ir a casa para saber dónde está mi mamá.

—No sabes tú. Yo solo me encargué de venir a ver que estuvieras aquí.

—Si ya lo hizo, bien puede irse a ver si la marrana puso, porque de aquí no me voy a mover—respondo señalando las esposas que permanecen atando mi pie y mano a la silla.

El hombre asiente y se gira, pero antes de que se desaparezca, mi cerebro hace click.

—¿Por qué estoy esposada? yo vine solo a buscar ayuda—digo en voz alta para que el hombre pueda escucharme. Se gira hacia mi e intenta hablar, pero yo soy más rápida—Y no me diga que no sabe, porque ya recuerdo que usted fue quién me esposó a esta maldita cosa.

Escucho al hombre reírse y camina de nuevo a donde me encuentro.

—¿Qué quieres saber?

—¿Me ayudaron con lo que pedí?

—Por supuesto, para eso estamos.

—¿Qué hallaron?, ¿por qué no me llevaron con ustedes?, ¿mi mamá se encuentra bien?, ¿atraparon a quien la lastimó? —expulsé lo primero que pasó por mi mente, y casi me quedo sin aire de lo rápido que dije todo.

—Calma, yo no puedo responder todas tus preguntas.

—Agh, usted no sirve para una mierda. Quíteme esto, debo ir a ayudar a mi mamá y si no lo va a hacer, lárguese de mi vista, usted es un maldito policía corrupto que no ayuda en nada, justifique su salario y ayude. Por eso estamos como estamos, por maldita gente como usted, que ve a personas muriendo de angustia y no ayudan en nada—mi voz amenaza con romperse, pero la sonrisa en el rostro del hombre me llena de ira.

—Yo atrapo ladrones, mas no ayudo a muertos, no soy médico.

Sus palabras fueron como dagas a mi pecho.

¿Qué pasó con mi mejor amiga?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora