XXXIII

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Después de mi maldito ataque de pánico nadie ha dicho nada

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Después de mi maldito ataque de pánico nadie ha dicho nada.

Nadie quiere decir nada.

A Imran y a Zen les costó calmarme y al final no lo lograron porque yo misma logré calmarme.

El recuerdo que tuve durante mi ataque no para de rondar en mi cabeza; sus palabras, su voz, la lluvia, mi temor desaparecido. Él logró lo que quería y no sé si odiarlo o agradecerle por eso.

La lluvia nuevamente cae sobre la ciudad, siendo arrasadora y hermosa. Calmándome como nada ni nadie puede hacerlo. Su sonido hace que el silencio ensordecedor de mi cabeza se apague, hace que mi mente solo se concentre en esperar el trueno después de cada relámpago o hasta a contar cuanto tiempo hay entre el relámpago y el trueno. En otras palabras, logra distraerme de mi desastre.

Por un momento en el eterno silencio de la sala, mis ojos viajan de la lluvia a Imran, sabiendo que ya tengo su punto débil.

A veces no entiendo porque busco un punto débil en todos, pero luego recuerdo cuanta traición existe en este mundo asqueroso y caigo en cuenta que los puntos débiles sirven para derrumbar a tu enemigo...que tal vez alguna vez fue cercano.

Sin avisos, Zen toma el cuarto papel y comienza a leerlo en voz alta.

A veces me pregunto por qué todo esto me debe pasar a mi... ¿por qué todo en mi es un desastre?

La vida apesta y no se dan cuenta. Al menos yo ya abrí mis ojos y sé que todo vale mierda.

¿Y entonces por qué me vengo a desahogar escribiendo? Sencillo, este papel y las letras no me juzgarán o dudarán de mi palabra, como muchas veces lo hacen.

Si el karma existe, las cosas que me vienen deben ser muy buenas para compensar tanta mierda.

Los tres parecemos confundidos. De hecho, mucho.

Presiento que estas "cartas" me volverán más "loca" de lo que ya estoy.

—¿Qué fue todo eso?

Ni Zen ni yo tenemos respuesta a la pregunta de Imran, por lo que decido tomar otro papel a ver si encuentro una respuesta.

Mi día de hoy no fue tan malo.

Si, no sé cómo puedo decir eso de un primer día de clases.

El punto es que...Hoy conocí a alguien, y no, no es un chico.

Una de las chicas nuevas de mi salón estaba en las partes traseras del colegio...

Pauso la lectura porque ya sé a dónde apunta esto.

Es el día que nos conocimos.

—¿Por qué paraste?

—Aquí no hay nada importante.

—Ya yo lo leí, y creo que si hay algo que debemos tener en cuenta y que ustedes no sabían. Y yo conozco muy poco—la respuesta de Zen me hace fruncir el ceño confundida y logra despertar mi curiosidad, por lo que continúo leyendo.

¿Qué pasó con mi mejor amiga?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora